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Theatrum: VIRGEN ORANTE, la persuasión barroca a través de la imagen

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VIRGEN ORANTE
Giovanni Battista Salvi, il Sassoferrato (Sassoferrato, Ancona, 1609-Roma, 1665)
Hacia 1660
Óleo sobre lienzo
Convento de la Concepción del Carmen-Santa Teresa, Valladolid
Pintura barroca italiana













El acervo artístico que guarda el convento de la Concepción del Carmen de Valladolid, también conocido como convento de Santa Teresa por ser la cuarta fundación de la santa abulense, es deslumbrante. Obras de todo tipo y diferentes épocas se reparten por sus dependencias, algunas verdaderamente delicadas y atractivas recibidas como donaciones, como es el caso de esta pintura al óleo de cuelga de los muros del coro bajo, asombrosa por su realismo y virtuosa ejecución de acuerdo a los postulados barrocos contrarreformistas respecto a la representación de las imágenes sagradas. Esta exquisita pintura devocional es obra del pintor italiano Giovanni Battista Salvi, más conocido como "Il Sassoferrato", e ingresó en el convento a principios del siglo XVIII como donación del V Marqués de los Cobos, benefactor de la fundación teresiana en Valladolid.

La pintura, de pequeño formato, presenta a la Virgen bella y joven en actitud orante, con las manos cruzadas a la altura del pecho y la mirada clavada en el espectador, al que parece transmitir un mensaje incitando a la meditación y reflexión a partir de su mirada "parlante". La modalidad de busto y su caracterización permite considerarla como la representación de una dolorosa, produciendo su veracidad expresiva en quien la contempla la misma fascinación que lo hacen en tres dimensiones las dolorosas de Pedro de Mena, igualmente concebidas para su contemplación cercana en ambientes íntimos.

La Virgen aparece recortada ante un fondo neutro, recurso que obliga a concentrar la mirada en su rostro. Su figura está resuelta mediante una pincelada precisa y modeladora, con una composición de gran refinamiento y una coloración rica y vibrante acorde con el mundo pictórico ideado por Il Sassoferrato, que lleva al extremo el clasicismo practicado por el pintor Andrea Sacchi y sus seguidores mediante la reinterpretación de modelos de Rafael desprovistos de todo artificio decorativo y profano que afecten a una visión directa —casi mística—, que recuerda la tradición bizantina del icono.

La cabeza de la Virgen está cubierta por una toca blanca, minuciosamente descrita, que deja entrever un trozo de camisa del mismo color. Sobre ella se coloca un fino manto azulado que sobresale de la frente formando un pliegue central y cae por los lados cubriendo los hombros, deleitándose el pintor con los plegados de la tela y dejando visible parte de una túnica roja a la altura de los puños. Un resplandor en torno a la cabeza sugiere un nimbo que proclama la santidad de María. 
Especialmente atractivo es el modelado del rostro y los juegos de luz que le bañan, una fórmula del pintor para dotar a la figura de profundidad y sentido escenográfico que se completa con la disposición cruzada de las manos en primer término, una gestualidad que sugiere resignación, sumisión y oración.

Il Sassoferrato realizó una amplia serie de este arquetipo por él ideado, actualmente repartida por colecciones particulares, templos y distintos museos del mundo, que ponen de manifiesto la gran aceptación del modelo a partir de los años centrales del siglo XVII. En efecto, el pintor llegó a especializarse en la realización de cuadros exclusivamente devocionales con el tema de la Madonna basados en formulaciones renacentistas de pintores como Perugino, Rafael o Durero, obras cuyo éxito perduró tras la muerte del pintor, siendo reclamadas por una clientela restringida a distintos personajes de la curia.

NOTICIAS SOBRE GIOVAN BATTISTA SALVI, IL SASSOFERRATO   

Giovanni Battista Salvi nació en 1609 en la pequeña población de Sassoferrato, perteneciente a Las Marcas. Allí inició su formación artística junto a su padre Tarquinio Salvi, un discreto pintor tardomanierista del que se conserva un mediocre ciclo dedicado a San Francisco en la iglesia de Santa Maria della Pace de Sassoferrato. En 1629, cuando contaba 20 años, ya se encontraba en Roma completando su aprendizaje como discípulo de Domenico Zampieri, "Il Domenichino" (1581-1641), gran maestro del clasicismo barroco. Junto a él se familiarizó con el lenguaje clasicista, elegante y sereno heredado de la segunda generación de pintores boloñeses, especialmente de Il Guercino y Guido Reni, un estilo completamente opuesto a la pintura triunfal impuesta por el aretino Pietro da Cortona.

En 1630 se tiene noticia de que fue requerido por los monjes benedictinos del monasterio de San Pietro de Perugia para realizar una copia de La Madonna del Giglio, venerada obra de Giovanni di Pietro, "Lo Spagna" (1450-1528), que estaba destinada a la celda del abad Leone Pavoni. A continuación, el mismo monasterio le encargaba diez lienzos de gran tamaño con santos benedictinos en los que se inspiró en modelos de Perugino y Rafael. 
Ferviente admirador de este último, llegaría a realizar copias de sus cuadros, entre ellos la Sagrada Familia Canigiani, la Madonna Connestabile y la Madonna de los claveles.

Tras satisfacer distintos encargos que le hicieron desplazarse por Florencia y Bolonia, en 1641 se establecía definitivamente en Roma. Allí comenzó a compaginar su actividad de retratista de altos dignatarios eclesiásticos con pinturas religiosas de tipo devocional. 
De aquella dualidad temática son testimonios el Retrato del Cardenal Rapaccioli (Ringling Museum, Sarasota), el Retrato de Monseñor Ottaviano Prati (Galleria Nazionale d’Arte Antica, Roma) y el Retrato del Cardenal Pietro Ottoboni (Museo Civico, Padua), así como la monumental pala de altar de La Madonna del Rosario (Iglesia de Santa Sabina all’Aventino, Roma), obra encargada por la princesa Pamphili di Rossano que le facilitaría nuevos encargos.

Il Sassoferrato: Virgen orante o Dolorosa. Izda: Palacio Buonacorsi, Macerata (Italia)
Centro: Convento de Santa Teresa, Valladolid / Dcha: Pinacoteca Civica Francesco Podesti, Ancona (Italia)

















Alrededor de 1648 contraía matrimonio con la boloñesa Angela Miccini, estableciéndose en el barrio de San Salvatore ai Monte cuando nació su hijo Francesco. Hacia 1657, debido a la necesidad de acomodarse con su numerosa descendencia, se mudó a una casa espaciosa de la via Baccina, donde establecería un prestigioso y activo obrador que llegó a acoger a un buen número de aprendices. Es entonces cuando establece su "receta" para la elaboración repetitiva de modelos de Madonnasque le proporcionaron grandes beneficios económicos, consolidando un proceso —un tanto artesanal— que algunos han denominado el "Sassoferrato methodus", perfectamente integrado en las disposiciones trentinas y caracterizado por el idealismo o amabilidad de los modelos.

Il Sassoferrato. Detalle de Dolorosa
Pinacoteca Civica Francesco Podesti, Ancona (Italia)
En 1685 realizaba el único Autorretrato conocido por petición del cardenal Flavio Chigi, que lo entregó como regalo a Cosme III de Medici, duque de Toscana, para ser colocado en la galería de autorretratos de pintores del Corredor Vasariano del palacio de los Uffizi de Florencia. Giovanni Battista Salvi fallecía en Roma, a los 76 años de edad, el 8 de agosto de aquel mismo año.

El tipo de pintura de Il Sassoferrato, en el que se funde el clasicismo boloñés con una personal aplicación del tenebrismo heredado de Caravaggio, sobre una base de preciso dibujo, más que un fenómeno estilístico aislado se considera una variante de las tendencias clasicistas que siempre estuvieron presentes en la pintura romana del Seiscientos.       


Informe y fotografías: J. M. Travieso.



Il Sassoferrato. Virgen orante, 1640-1650. National Gallery, Londres



BIBLIOGRAFÍA

ALFONSI, G.: Giovanni Battista Salvi detto Il Sassoferrato. La Madonna della Rosa, Vicenza, 2003.

MACÉ DE LÉPINAY, F.: Giovanni Battista Salvi “Il Sassoferrato”, catálogo de la exposición, Milán, 1990.

PULINI, M.: Il Sassoferrato, un prerafaellita tra i puristi del Seicento, catálogo de la exposición, Cesena, 2009.





Il Sassoferrato.
Izda: Virgen con el Niño, Accademia Nazionale di San Luca, Roma
Dcha: Virgen en meditación, Museo del Prado, Madrid
















Il Sassoferrato. Virgen con el Niño, 1650
Museos Vaticanos, Roma



















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Obras comentadas del Prado: CRISTO CRUCIFICADO, de Velázquez

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Bernardo Pajares, responsable de Copias del Museo del Prado, comenta la pintura de Diego Velázquez realizada en 1632 y describe el trabajo de los copistas a lo largo de los años.

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Theatrum : Índice del Patrimonio artístico de la ciudad de Valladolid

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En este blog de Domus Pucelae, bajo el título de "Theatrum", se ha venido publicando una serie de 222 fichas completamente originales, documentadas e ilustradas por José Miguel Travieso, dedicadas a las obras más destacadas del patrimonio artístico de la ciudad de Valladolid, una verdadera enciclopedia sobre el arte vallisoletano. 
Con el fin de facilitar a los interesados su localización y consulta, incluimos un ÍNDICE con los correspondientes enlaces de acuerdo a un criterio estilístico y cronológico.






ARTE ROMANO / Escultura
wDiosa Isis, s. II. Anónimo. Museo de Valladolid.
wRetrato de joven hispanorromano, segunda mitad s. II. Anónimo. Museo de Valladolid.

ARTE MOZÁRABE / Miniatura
wBeato de Valcavado, 970. Oveco. Biblioteca del Colegio de Santa Cruz.

ARTE ROMÁNICO / Escultura
wNuestra Señora del Val, h. 1200. Anónimo. Basílica de la Gran Promesa.

ARTE GÓTICO / Pintura
wRetablo de San Jerónimo, 1465. Jorge Inglés. Museo Nacional de Escultura.
wVirgen de la Leche, h. 1475-1490. Anónimo flamenco. Museo Nacional de Escultura.
wLlanto sobre Cristo muerto, h. 1500. Maestro de Osma. Museo de Valladolid.
wRetablo de San Miguel, 1500-1510. Maestro de Osma. Museo Diocesano y Catedralicio.
wTablas de la Visitación, San Mateo y San Marcos, entre 1505 y 1520. Maestro de Portillo. Museo Diocesano y Catedralicio.

ARTE GÓTICO / Escultura
wCalvario, 1247. Anónimo. Convento de Santa Clara.
wSepulcros de los Téllez de Meneses, h. 1300. Anónimo. Museo Diocesano y Catedralicio.
wCalvario, primera mitad s. XIV. Anónimo. Iglesia de San Quirce.
wCristo crucificado, segunda mitad del s. XIV. Anónimo. Monasterio de las Huelgas Reales.
wPiedad, h. 1410. Anónimo alemán. Museo Nacional de Escultura.
wDedicación del Colegio de San Gregorio, 1499. Gil de Siloé (atrib.). Museo Nacional de Escultura.
wPiedad, finales s. XV. Anónimo, ¿Simón de Colonia?. Museo Diocesano y Catedralicio.
wSan Onofre, h. 1500. Alejo de Vahía. Museo Nacional de Escultura.
wLlanto sobre Cristo muerto, h. 1500. Maestro de San Pablo de la Moraleja. Museo Diocesano y Catedralicio.
wPolíptico de San Juan Bautista, 1500-1504. Anónimo de Amberes. Iglesia del Salvador.
wLlanto sobre Cristo muerto, h. 1510. Alejo de Vahía. Iglesia de la Magdalena.
wGrupo de la Anunciación, h. 1510. Alejo de Vahía. Museo Diocesano y Catedralicio.
wLlanto sobre Cristo muerto, h. 1510. Alejo de Vahía. Museo Diocesano y Catedralicio.
wSanta Ana, la Virgen y el Niño, entre 1501 y 1525. Anónimo. Museo Nacional de Escultura.
wRetablo de la Vida de la Virgen, 1515-1520. Anónimo de Brabante. Museo Nacional de Escultura.

ARTE MUDÉJAR / Yeserías
wBóvedas de la Capilla de San Llorente, 1415-1425. Taller anónimo. Museo Diocesano y Catedralicio.

ARTE DEL RENACIMIENTO / Pintura
wPiedad, h. 1483. Pedro Berruguete. Museo Nacional de Escultura.
wSan Luis de Tolosa y San Atanasio, h. 1500. Maestro de San Ildefonso. Museo Nacional de Escultura.
wLamentación sobre el cuerpo de Cristo, entre 1510 y 1520. Maestro de Francfort. Museo Nacional de Escultura.
wAdoración de los pastores, h. 1525. Pedro Machuca. Museo Nacional de Escultura.
wNacimiento y Huida a Egipto, 1526-1532. Alonso Berruguete. Museo Nacional de Escultura.
wCrucifixión, h. 1530. Alonso Berruguete. Museo Nacional de Escultura.
wVisión de San Juan Evangelista en Patmos, h. 1530. Antonio Vázquez. Iglesia de San Pablo
wLlanto sobre Cristo muerto, 1535-1540. Juan de Borgoña, el Joven. Museo Nacional de Escultura.
wLlanto sobre Cristo muerto, h. 1550. Antonio Vázquez. Museo de Valladolid.
wCristo con la cruz a cuestas, h. 1560. Luis de Morales. Iglesia de San Miguel.
wRetablo de la Resurrección, h. 1570. Benedetto Rabuyate. Museo Nacional de Escultura.
wCalvario, 1573. Antonio Moro. Museo Nacional de Escultura.
wEl Salvador, h. 1590. Domenicos Theotocopoulos, el Greco. Monasterio de las Descalzas Reales.
wAnunciación, 1596. Gregorio Martínez. Museo Nacional de Escultura.
wSagrada Familia, h. 1597. Gregorio Martínez. Iglesia de San Miguel y San Julián.
wResurrección, 1605. Juan Pantoja de la Cruz. Palacio Pimentel (Diputación de Valladolid).

ARTE DEL RENACIMIENTO / Escultura
wSepulcro de don Luis Pimentel y Pacheco, h. 1497. Anónimo. Museo Nacional de Escultura.
wLos Cuatro Evangelistas, h. 1503. Felipe Bigarny. Museo Nacional de Escultura.
wBusto del emperador Carlos V, h. 1520. Anónimo. Museo Nacional de Escultura.
wLa Muerte, h. 1522. Gil de Ronza. Museo Nacional de Escultura.
wEcce Homo, h. 1523. Alonso Berruguete. Museo Nacional de Escultura.
wSillería de San Benito el Real, 1525-1529. Andrés de Najera y otros autores. Museo Nacional de Escultura.
wAdoración de los Reyes Magos, 1526-1532. Alonso Berruguete. Museo Nacional de Escultura.
wSan Sebastián, 1526-1532. Alonso Berruguete. Museo Nacional de Escultura.
wEl sacrificio de Isaac, 1526-1532. Alonso Berruguete. Museo Nacional de Escultura.
wMartirio de San Juan Bautista, 1528. Diego de Siloé. Museo Nacional de Escultura.
wRetablo de la Adoración de los Pastores, h. 1535. Gabriel Joly. Museo Nacional de Escultura.
wSagrada Familia con San Juanito, h. 1535. Gabriel Joly. Museo Nacional de Escultura.
wSepulcro del obispo don Diego de Avellaneda, 1536-1546. Felipe Bigarny. Museo Nacional de Escultura.
wRetablo de los Reyes Magos, 1537-1538. Alonso Berruguete. Iglesia de Santiago.
wRelieve de la Piedad, h. 1538. Juan de Juni. Museo Diocesano y Catedralicio.
wBusto de Santa Ana, h. 1540. Juan de Juni. Museo Nacional de Escultura.
wRelieve de la Virgen con el Niño, h. 1540. Gregorio Pardo. Museo Diocesano y Catedralicio.
wBusto del Ecce Homo, 1540-1545. Juan de Juni. Museo Diocesano y Catedralicio.
wSanto Entierro, 1541-1544. Juan de Juni. Museo Nacional de Escultura.
wCabeza de San Juan Bautista, h. 1545. Juan de Juni. Museo Diocesano y Catedralicio.
wSan Antonio Abad, h. 1547. Taller de Juan de Juni. Museo Nacional de Escultura.
wRetablo del doctor Corral, h. 1547. Francisco Giralte. Iglesia de la Magdalena.
w Llanto sobre Cristo muerto, h. 1547. Isidro Villoldo. Museo Diocesano y Catedralicio.
wMilagro de San Cosme y San Damián, h. 1547. Isidro Villoldo. Museo Nacional de Escultura.
wEvangelistas, 1550-1555. Arnao de Bruselas. Museo Nacional de Escultura.
wRetablo de San Juan Bautista, 1551. Juan de Juni. Museo Nacional de Escultura.
wRetablo de San Francisco, h. 1555. Juan de Juni. Convento de Santa Isabel.
wCalvario de Ciudad Rodrigo, 1556-1557. Juan de Juni. Museo Nacional de Escultura.
wGrupo del Descendimiento, 1559. Juan Picardo. Museo Diocesano y Catedralicio.
wSan Antonio de Padua, h. 1560. Juan de Juni. Museo Nacional de Escultura.
wVirgen de las Angustias, h. 1561. Juan de Juni. Iglesia de las Angustias.
wVirgen de los Remedios, h. 1565. Juan de Anchieta. Museo Diocesano y Catedralicio.
wLlanto sobre Cristo muerto, 1570. Esteban Jordán. Museo Nacional de Escultura.
wLlanto sobre Cristo muerto, h. 1570. Francisco de la Maza. Museo Diocesano y Catedralicio.
wCristo de la Expiración, h. 1570. Juan de Juni. Convento de la Concepción del Carmen.
wVirgen de la Salve, h. 1570. Juan de Anchieta. Iglesia de Santiago.
wSepulcro de don Pedro de la Gasca, 1571. Esteban Jordán. Iglesia de la Magdalena.
wCristo crucificado, h. 1572. Juan de Juni. Iglesia de San Pablo.
wCabeza de San Juan Bautista, 1579. Andrés de Rada. Iglesia de San Quirce.
wAnunciación, h. 1590-1595. Esteban Jordán. Iglesia de San Ildefonso.
wVirtudes Cardinales, 1595. Adrián Álvarez. Iglesia de San Miguel.
wCristo crucificado, finales s. XVI. Anónimo mexicano. Convento de la Concepción del Carmen.
wCristo de las Mercedes, 1601-1606, Pompeo Leoni. Iglesia de Santiago.
wSepulcros de los Duques de Lerma, 1601-1607. Pompeo Leoni. Museo Nacional de Escultura.
wRetablo de San Diego, 1606-1607. Pompeo Leoni. Museo Nacional de Escultura.

ARTE DEL RENACIMIENTO / Artes suntuarias
wCustodia procesional de asiento (orfebrería), 1587-1590. Juan de Arfe. Museo Diocesano y Catedralicio.
w Relieve del Santo Entierro (marfil), finales s. XVI. Anónimo italiano. Convento de la Concepción del Carmen.

ARTE BARROCO / Pintura
wReinas santas inglesas, 1601-1602. Juan de Roelas. Iglesia de San Miguel.
wDemócrito y Heráclito, 1603. Pedro Pablo Rubens. Museo Nacional de Escultura.
wSanta María Magdalena, 1610. Valerio Marucelli. Monasterio de las Descalzas Reales.
wLa Última Cena, 1611. Jacopo Chimenti. Monasterio de las Descalzas Reales.
wVisión del Calvario del padre Simón, 1612-1619. Francisco Ribalta. Museo Nacional de Escultura.
wInmaculada Concepción, h. 1617. Juan Sánchez Cotán. Iglesia de Santiago.
wRetrato de Felipe III, h. 1617. Pedro Antonio Vidal. Museo Casa de Cervantes.
wSan Bruno en meditación, h. 1630. Carlo Boroni. Museo Nacional de Escultura.
wBuen Pastor y Apostolado, segundo tercio s. XVII. Cristóbal García Salmerón. Museo Diocesano y Catedralicio.
wVanitas con ángel admonitorio, 1639. Francisco Velázquez Vaca. Convento de San Quirce.
wCristo como sacerdote, h, 1640. Diego Valentín Díaz. Iglesia de San Ildefonso.
wJarrones con flores, 1640-1650. Diego Valentín Díaz. Museo Diocesano y Catedralicio.
wMilagro en el refectorio, h. 1644. Felipe Gil de Mena. Museo Nacional de Escultura.
wRetratos de Diego Valentín Díaz y María dela Calzada, h. 1648. Felipe Gil de Mena. Museo Diocesano y Catedralicio.
wSanta Faz o Paño de la Verónica, 1658. Francisco Zurbarán. Museo Nacional de Escultura.
wEntrada de Jesús en Jerusalén, 1660. Claudio Coello. Museo de la Universidad.
wVirgen orante, h. 1660. Giovanni Battista Salvi, il Sassoferrato. Convento de la Concepción del Carmen.
wTriunfo de la fe en la Eucaristía, h. 1660. Bartolomé Santos. Iglesia de San Miguel.
wApoteosis o Triunfo de la Iglesia, h. 1660. Bartolomé Santos. Iglesia de San Miguel.
wTriunfo de San Ignacio de Loyola, 1675. Diego Díez Ferreras. Iglesia de San Miguel.
wNiño Jesús Salvador del mundo, h. 1695. Antonio Palomino. Iglesia de San Miguel.

ARTE BARROCO / Escultura
wSanta Ana con la Virgen y el Niño, 1597. Francisco de Rincón. Iglesia de Santiago.
wSan Pedro Nolasco redimiendo cautivos, h. 1599. Pedro de la Cuadra. Museo Nacional de Escultura.
wNiño Jesús dormido sobre una cruz, entre 1601 y 1625. Taller de Juan Martínez Montañés. Museo Nacional de Escultura.
wRetablo de la Anunciación, 1602-1604. Francisco de Rincón. Iglesia de las Angustias.
wPaso de la Elevación de la Cruz, 1604. Francisco de Rincón. Museo Nacional de Escultura.
wSan Lorenzo, h. 1605. Francisco de Rincón. Museo Diocesano y Catedralicio.
wCristo de los Carboneros, 1606. Francisco de Rincón. Iglesia de las Angustias.
wSan Martín y el pobre, 1606. Gregorio Fernández. Museo Diocesano y Catedralicio.
wArcángel San Miguel, 1606. Gregorio Fernández. Iglesia de San Miguel.
wCristo resucitado, h. 1606. Francisco de Rincón. Convento del Corpus Christi.
wSanta Gertrudis, h. 1606. Francisco de Rincón. Iglesia de las Angustias.
wArcángeles San Gabriel y San Rafael, 1606-1607. Gregorio Fernández. Iglesia de San Miguel.
wCristo de las Batallas, 1607-1608. Francisco de Rincón. Iglesia de la Magdalena.
wSan Gregorio, h. 1609. Gregorio Fernández. Museo Nacional de Escultura.
wSepulcros de los Calderón, h. 1610. Taddeo Carlone. Iglesia de Portacoeli.
wSan Diego de Alcalá, h. 1610. Gregorio Fernández. Museo Nacional de Escultura.
wArcángel San Gabriel, h. 1611. Gregorio Fernández. Museo Diocesano y Catedralicio.
wSepulcro de los Condes de Fuensaldaña, 1611-1617. Gregorio Fernández. Iglesia de San Miguel.
wPaso de la Crucifixión / Sed tengo, 1612-1616. Gregorio Fernández. Museo Nacional de Escultura.
wArcángel San Miguel y Santo Ángel de la Guarda, 1613. Juan Imberto. Convento de Santa Isabel.
wRetablo del Nacimiento, 1614. Gregorio Fernández. Monasterio de las Huelgas Reales.
wPaso del Camino del Calvario, 1614. Gregorio Fernández. Museo Nacional de Escultura.
wCristo atado a la columna, 1614-1615. Gregorio Fernández. Convento de la Concepción del Carmen.
wPaso de la Sexta Angustia o Piedad, 1616. Gregorio Fernández. Museo Nacional de Escultura.
wJesús atado a la columna, h. 1619. Gregorio Fernández. Iglesia de la Vera Cruz.
wSagrada Familia, 1620-1621. Gregorio Fernández. Iglesia de San Lorenzo.
wEcce Homo, h. 1620. Gregorio Fernández. Iglesia de la Vera Cruz.
wÁngeles ceremoniales, h. 1620. Taller de Gregorio Fernández. Catedral de Valladolid.
wEcce Homo, 1620-1621. Gregorio Fernández. Museo Diocesano y Catedralicio.
wSanta Isabel y el pobre, 1621. Gregorio Fernández. Convento de Santa Isabel.
wSanta Ana, la Virgen y el Niño, 1621-1622. Esteban de Rueda. Basílica de la Gran Promesa.
wÁngeles alféreces, 1622. Taller de Gregorio Fernández. Museo Nacional de Escultura.
wSan Ignacio de Loyola y San Francisco Javier, h. 1622. Gregorio Fernández. Iglesia de San Miguel.
wVirgen de las Candelas, 1623. Gregorio Fernández. Iglesia de San Lorenzo.
wSan José con el Niño Jesús, 1623. Gregorio Fernández. Convento de la Concepción del Carmen.
wInmaculada, 1623. Gregorio Fernández. Convento de la Concepción del Carmen.
wPaso del Descendimiento, 1623-1624. Gregorio Fernández. Iglesia de la Vera Cruz.
wBautismo de Cristo, 1624. Gregorio Fernández. Museo Nacional de Escultura.
wSanta Teresa de Jesús, h. 1624. Gregorio Fernández. Museo Nacional de Escultura.
wSanto Domingo de Guzmán, h. 1625. Gregorio Fernández. Iglesia de San Pablo.
wCristo yacente, h. 1626. Gregorio Fernández. Museo Nacional de Escultura.
wCristo yacente, h. 1627. Gregorio Fernández. Iglesia de San Miguel.
wPiedad o Quinta Angustia, h. 1627. Gregorio Fernández. Iglesia de San Martín.
wPaso de la Oración del Huerto, 1628-1630. Andrés Solanes. Iglesia de la Vera Cruz.
wSan Pedro en cátedra, h. 1630. Gregorio Fernández. Museo Nacional de Escultura.
wRetablo de la capilla de las Maldonado, 1631-1634. Francisco Alonso de los Ríos. Iglesia de San Andrés.
wCristo de la Luz, h. 1632. Gregorio Fernández. Colegio de Santa Cruz.
wSan Juan Bautista, 1634. Alonso Cano. Museo Nacional de Escultura.
wNiño Jesús triunfante, 1634-1636. Alonso Cano. Museo Nacional de Escultura.
wLa Virgen entregando el escapulario a San Simón Stock, h. 1635. Taller de Gregorio Fernández. Museo Nacional de Escultura.
wSan Jerónimo penitente, 1637. Alonso Cano. Museo Nacional de Escultura.
wEcce Homo, h. 1638. Francisco Alonso de los Ríos. Museo Diocesano y Catedralicio.
wSan Juan Evangelista, h. 1638. Juan Martínez Montañés. Museo Nacional de Escultura.
wPaso de Nuestra Señora y San Juan("Todo está consumado"), 1650-1661. Seguidor de Gregorio Fernández. Museo Nacional de Escultura.
wPaso Preparativos para la Crucifixión, 1652-1702. Juan de Ávila. Museo Nacional de Escultura.
wLa Casa de Nazaret, 1655. Anónimo, ¿Juan Revenga?. Museo Nacional de Escultura.
wCristo del Perdón, 1656. Bernardo Rincón. Iglesia de San Quirce.
wSan Ignacio de Loyola, h. 1660. Pedro Roldán. Museo Nacional de Escultura.
wSan Pedro de Alcántara, h. 1663. Pedro de Mena. Museo Nacional de Escultura.
wLa Magdalena penitente, 1664. Pedro de Mena. Museo Nacional de Escultura.
wVirgen de la Soledad, h. 1671. José de Mora. Museo Nacional de Escultura.
wDolorosa, h. 1673. Pedro de Mena. Museo del monasterio de Santa Ana y San Joaquín.
wDolorosa y Ecce Homo, h. 1673. Pedro de Mena. Museo Diocesano y Catedralicio.
wSan Miguel Arcángel, h. 1675. Anónimo. Iglesia de Santiago.
wSanto Ángel de la Guarda, h. 1680. Juan de Ávila. Iglesia de Santiago.
wSanta Catalina de Alejandría, 1683-1687. Aniello Perrone. Museo Nacional de Escultura.
wCristo de la Agonía, 1684. Juan Antonio de la Peña. Iglesia de Jesús Nazareno.
wJesús Nazareno, 1687. Anónimo. Iglesia de Jesús Nazareno.
wCristo de la Humildad, 1691. José de Rozas. Iglesia de San Martín.
wÁngeles del Santo Sepulcro, 1696. José de Rozas. Museo Nacional de Escultura.
wSan Miguel venciendo al demonio, h. 1690. José de Rozas. Iglesia de San Miguel.
wCristo con la cruz a cuestas, h. 1697. Juan Antonio de la Peña. Iglesia de San Quirce.
wSanto Ángel de la Guarda, h. 1698. Juan de Ávila. Iglesia de San Martín.
wSan Juan Bautista, 1699. Juan de Ávila. Museo Diocesano y Catedralicio.
wSagrada Familia, entre 1701 y 1725. Nicola Fumo. Museo Nacional de Escultura.
wSan Juan Bautista Niño, entre 1701 y 1733. Antonio Ferreira. Museo Nacional de Escultura.
wCabeza de San Pablo, 1707. Juan Alonso Villabrille y Ron. Museo Nacional de Escultura.
wLa Virgen con el Niño y San Juanito, h. 1715. José Risueño. Museo Nacional de Escultura.
wLa Magdalena penitente, 1719. Pedro de Ávila. Museo Diocesano y Catedralicio.
wLas Lágrimas de San Pedro, 1719-1720. Pedro de Ávila. Iglesia del Salvador.
wNiño Jesús, h. 1720. Pedro de Ávila. Iglesia de San Felipe Neri.
wEcce Homo, 1726. Juan Alonso Villabrille y Ron. Monasterio de las Huelgas Reales.
wSan Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús, h. 1726. Pedro de Sierra. Museo Diocesano y Catedralicio.
wRetablo de la Buena Muerte, 1730-1738. Juan Alonso Villabrille y Ron y Alejandro Carnicero. Iglesia de San Miguel.
wSanta Clara, h. 1735. Pedro de Correas. Convento de Santa Clara.
wSan Francisco de Asís, 1738. Fernando Ortiz. Museo Nacional de Escultura.
wCristo crucificado, 1740-1750. Luis Salvador Carmona. Museo Nacional de Escultura.
wCabeza de San Juan Bautista, h. 1745. Torcuato Ruiz del Peral. Museo Nacional de Escultura.
wSanta Ana enseñando a leer a la Virgen, h. 1747. Juan Porcel. Museo Nacional de Escultura.
wArcángeles San Gabriel y San Rafael, h. 1750. Círculo de Luis Salvador Carmona. Iglesia del Carmen Extramuros.
wCabeza de San Juan Bautista, h. 1750. Torcuato Ruiz del Peral. Museo Nacional de Escultura.
wSanto Domingo de Guzmán, 1750-1755. Francisco Salzillo. Museo Nacional de Escultura.
wCabeza de San Pablo, 1760. Felipe Espinabete. Museo Nacional de Escultura.  
wSanta Eulalia o Santa Líbrada, h. 1760. Luis Salvador Carmona. Museo Nacional de Escultura.
wSan Miguel venciendo al demonio, h. 1770. Felipe Espinabete. Museo Nacional de Escultura.
wCabeza de San Juan Bautista, h. 1770. Felipe Espinabete. Monasterio de las Huelgas Reales.
wCabeza de San Juan Bautista, 1773. Felipe Espinabete. Iglesia de San Andrés.
wSan Antonio de Padua y San Francisco de Asís, h. 1780. Juan Pascual de Mena. Iglesia de San Andrés.
wSan Antonio Abad, segunda mitad s. XVIII. Benito Silveira. Museo Nacional de Escultura.
wLucifer, s. XVIII. Anónimo. Museo Nacional de Escultura.
wReyes Magos, s. XVIII. Anónimo. Convento de Santa Isabel.
w Belén napolitano I, s. XVIII. Varios autores. Museo Nacional de Escultura.
   Belén napolitano II, s. XVIII. Varios autores. Museo Nacional de Escultura.
   Belén napolitano III, s. XVIII. Varios autores. Museo Nacional de Escultura.
   Belén napolitano IV, s. XVIII. Varios autores. Museo Nacional de Escultura.
wImágenes exentas del Niño Jesús, ss. XVII al XIX. Autores anónimos. Museo del monasterio de Santa Ana y San Joaquín.

ARTE BARROCO / Mobiliario
wEscritorio, h. 1650. Anónimo italiano. Museo Diocesano y Catedralicio.

NEOCLASICISMO / Pintura
wMuerte de San José, 1787. Francisco de Goya. Monasterio de Santa Ana y San Joaquín.

ARTE DEL SIGLO XIX / Pintura
wEl gladiador, 1886. Arturo Montero Calvo. Palacio Pimentel (Diputación de Valladolid).
wVencido y prisionero, 1897. Luciano Sánchez Santarén. Ayuntamiento de Valladolid.

ARTE DEL SIGLO XIX / Escultura
wSan Mariano penitente, h. 1816. Ramón Amadeu i Grau. Museo Nacional de Escultura.
wMonumento a Colón, 1891. Antonio Susillo. Plaza de Colón.

ARTE DEL SIGLO XX / Pintura
wLa nube de verano, 1901. Antonio García Mencía. Ayuntamiento de Valladolid.
wDon Quijote enfermo, 1905. Miguel Jadraque y Sánchez Ocaña. Museo Casa de Cervantes.

ARTE DEL SIGLO XX / Escultura
wMonumento al Regimiento de Cazadores de Alcántara, 1931. Mariano Benlliure. Academia de Caballería.
wCristo despojado y Cristo de la Humildad, 1993 y 2004. José Antonio Hernández Navarro. Iglesia de San Andrés y convento de Santa Isabel.

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Conferencia: EL PÚBLICO DE LA ESTAMPA, 31 de mayo 2018

Fastiginia: Jorge Guillén y la infancia vuelven al Parque del Poniente

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Estampas y recuerdos de Valladolid

En esta ocasión decir que las aguas han vuelto a su cauce es algo literal. De nuevo el monumento "El poeta Jorge Guillén y la infancia" y el estanque que lo integra han vuelto a la glorieta central del Parque del Poniente. Esperemos que esta vez para quedarse definitivamente. Queda lejos el día 5 de mayo de 2013 en que un grupo de vallisoletanos suspicaces le dedicaban una despedida poética como acto reivindicativo para mostrar su rechazo a la decisión municipal de desmontar el monumento para levantar en el espacio que ocupa una nave con los puestos del vecino Mercado del Val, mientras este era sometido a una reforma integral.

Tras 23 meses de obras, el remozado Mercado del Val reabría sus puertas en noviembre de 2016, permaneciendo en el Poniente la nave de chapa galvanizada que albergó de forma provisional a los comerciantes entre el 15 de octubre de 2013 y el 28 de noviembre de 2016, aquella nave que había supuesto el desmontaje del monumento al poeta vallisoletano. 

Afortunadamente, los plazos se han cumplido y la nave ha sido desmontada para ser trasladada y reaprovechada en el Centro de Artesanía (Cearcal) del Barrio de España, regresando el monumento a su lugar de origen en el histórico y estratégico jardín vallisoletano.

El monumento al poeta Jorge Guillén es obra del escultor vallisoletano Luis Santiago Pardo en 1998, igualmente autor del monumento a la escritora vallisoletana Rosa Chacel (1996), que también se encuentra en un rincón de la Plaza del Poniente, así como de la placa de bronce (1993) colocada en la casa en que naciera Jorge Guillén en la calle Constitución, los colocados en honor de Albert Einstein (2005) y Pío del Río Hortega (2006) en el Museo de la Ciencia y placas conmemorativas diseminadas por la ciudad, como la que evoca el lugar donde se produjo la muerte de Cristóbal Colón el 20 de mayo de 1506 (2006), recordando el lugar donde se alzaba el convento de San Francisco (Plaza Mayor), y la colocada en memoria de Luis Gallego Martín, el Catarro (2012), en el estanque del Campo Grande.

De todos los monumentos realizados por Luis Santiago Pardo en Valladolid, el dedicado a Jorge Guillén, con motivo de la celebración del centenario del poeta, es el más complejo y está dotado de un componente urbanístico. A partir del estilo hiperrealista habitual en el escultor, está compuesto por un estanque ovalado —de 12 metros de longitud— en cuyo pretil aparecen dos niños que juegan lanzando al agua barcos de papel, tutelados por la figura sedente e inconfundible de Jorge Guillén, en cuyo honor los barcos que navegan por el estanque llevan el nombre de dos de sus obras: Cántico y Clamor. El monumento responde a las características del escultor, con las figuras fundidas en bronce y colocadas a ras de tierra, sin ningún tipo de pedestal, siguiendo una costumbre implantada en nuestro tiempo con el afán de hacer accesible y cercanas las esculturas y los personajes, sin el distanciamiento y la grandilocuencia de los monumentos antiguos. De esta manera, las figuras del poeta y de los niños se integran de forma natural en el parque, que siempre ha estado dedicado al público infantil.

Es conveniente recordar que el primitivo Parque del Poniente fue trazado en 1863, por el arquitecto municipal Martín Saracibar, sobre un terreno que la Desamortización había requisado al monasterio de San Benito. Se trataba de una importante transformación en el centro urbano acorde con el desarrollo urbanístico de Valladolid tras la llegada del ferrocarril a mediados del siglo XIX. Para los jardines de la plaza del Poniente, que adoptaban la forma de un glorieta destinada a convertirse en importante enclave urbano, en 1887 se propuso la colocación de una fuente monumental, cuyo proyecto fue solicitado al fundidor Gonzalo Bayón, con un ajardinamiento a cargo de Francisco Sabadell. Ese año la prensa local desvelaba como era el aspecto de la Fuente del Cisne, actualmente colocada en el Campo Grande, cuya obra fue adjudicada a Julián Quintana, que la realizó con celeridad.

Sin embargo, tan pintoresca fuente urbana, que comenzó a funcionar en el Poniente el 10 de junio de 1887, como un verdadero homenaje al cercano cauce del Pisuerga, al cabo de unos meses vio como se resentía la estructura del estanque, por lo que hubo que parar el funcionamiento de los juegos de agua. Aunque fue reparada en 1888, los problemas continuaron y en 1889 quedaba completamente inutilizada, lo que produjo una polémica local sobre su destino. Mientras que desde el diario El Norte de Castilla se alentaba su traslado al Campo Grande, desde La Crónica Mercantil se proponía su permanencia y la construcción de una nueva fuente en el Campo Grande. Finalmente el Ayuntamiento aprobó en un pleno municipal su desmontaje y traslado a su actual emplazamiento.

Habría que esperar al 15 de julio de 1933, en tiempos de la República, para que el Parque del Poniente se inaugurara con su aspecto actual, con paseos ajardinados y espacios concebidos para el recreo de los niños, estando dotado de bar, biblioteca infantil, urinario y pérgolas, con las entradas animadas por parejas de esculturas en cemento, realizadas por el escultor Alejandro Conde, que representaban protagonistas de cuentos y publicaciones infantiles muy populares en la época, como La Lechera, Pipo y Pipa, Pinocho, Pichi, Bobito y Lolín.

Tras convertirse en uno de los parques más concurridos de la ciudad, conoció significativas remodelaciones durante los años 1981 y 1998, siendo en este último cuando se renovaron las degradadas pérgolas y se instaló el monumento a Jorge Guillén, sin olvidar que en 1996 se había instalado en el parque la entrañable Librería Relieve, fundada en 1951 en la calle Cánovas del Castillo por José Rodríguez Martín, conocido como Pepe Relieve, que convertido en verdadero referente de la afición por la lectura en Valladolid falleció el 10 de marzo de 2014.

El regreso al parque del monumento a Jorge Guillén y la infancia, si se cumple con lo previsto, se verá acompañado también por el regreso de aquellas recordadas esculturas infantiles copiadas de los originales por los escultores Francisco Javier García Mosquera y Luis Fernández Nieto, actualmente conservadas en los almacenes municipales del Soto de Medinilla.
























Aspecto del monumento a Jorge Guillén en mayo de 2018




























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VIAJE: LA TOSCANA, del 17 al 30 de octubre 2018

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PROGRAMA

Miércoles 17 de octubre   VALLADOLID - MADRID - ROMA
Salida a las 12 h. desde la Plaza Colón en autocar con destino al Aeropuerto de Barajas. Vuelo Iberia IB03234 (Salida 17:00h – Llegada 19:25h) Madrid – Roma (Fco). Desplazamiento del aeropuerto al hotel en Roma. Alojamiento y cena en el hotel.

Jueves 18 de octubre    ROMA
Después del desayuno, visita panorámica a la ciudad. Comida incluida. Por la tarde visita del Palazzo Doria-Pamphili, Iglesia del Gesú.  Cena en el hotel.

Viernes 19 de octubre   ROMA
Desayuno. Salida para seguir visitando durante todo el día los lugares más importantes de Roma, como la Plaza de España, Plaza del Popolo, Museo Capitolini, Museo e Galleria Borghese, Vaticano, etc. Comida incluida. Cena en el hotel.

Sábado 20 de octubre   ROMA - TARQUINIA - MASA MARITTIMA - PISA
Después del desayuno, salida dirección Pisa. En el camino visitaremos la necrópolis etrusca de Monterozzi en Tarquinia (Necrópolis y Museo).  Comida incluida. A continuación, salida hacia Massa Marittima, visita guiada de la ciudad y entrada a la Catedral de San Cerbone.  Traslado al hotel en Pisa. Alojamiento. Cena en el hotel o en Pisa.

Domingo 21 de octubre   PISA - LUCCA - PISA
Desayuno y visita de Pisa. Acompañados de guía recorreremos los lugares más importantes como la Plaza de los Milagros. A continuación, salida hacia Lucca visita de la ciudad y conocer su Plaza de Napoleón, Catedral de San Martino, Murallas. En las proximidades posibilidad de visitar Villa Torrigiani.  Comida en el camino. Cena en el hotel o en Pisa.    * Opcional visita Torre de Pisa y baptisterio.

Lunes 22 de octubre   PISA - PISTOIA - PRATO - FLORENCIA
 Desayuno. Salida dirección Pistoia visitar la Plaza del Duomo, apreciar la fachada de la Iglesia San Giovanni Fuorcivitas. A continuación, saldremos para visitar la Villa Poggio a Caiano y la ciudad de Prato.  Comida incluida. Cena en ruta o en el hotel. Alojamiento en Florencia.

Martes 23 de octubre   FLORENCIA
Desayuno. Visita panorámica de Florencia incluyendo el Palacio Viejo. Comida incluida.  Visita a la Galería Uffizi. Cena en el hotel o en Florencia.

Miércoles 24 de octubre   FLORENCIA
Desayuno. Recorrido por Florencia visitando San Lorenzo, Capillas de los Medicis, San Marcos, Santa Maria de Novella y Academia. Comida incluida.  cena en Florencia o en el hotel.

Jueves 25 de octubre   FLORENCIA
Desayuno. Continuaremos conociendo Florencia a través de la visita al Palacio Pitti, Catedral de Santa María del Fiore (una de las más grandes de Europa). Comida incluida. Cena en Florencia o en el hotel.

Viernes 26 de octubre   FLORENCIA - VOLTERRA - SAN GIMIGNANO - SIENA
Desayuno. Salida dirección SIENA. En el trayecto visitaremos Volterra y su conocida Plaza del Prior (Posibilidad de visitar Teatro Romano) y el pueblo amurallado de San Gimignano. Comida en ruta. Llegada a Siena. Cena en Siena o en el hotel. Alojamiento en el hotel.

Sábado 27 de octubre   SIENA - CHIUSDINO - SIENA
Desayuno. Visita a la ciudad de Siena realizando una panorámica para conocer lo más importante de esta ciudad.  Comida en ruta. Visita de Chiusdino para conocer su Abadia de San Galgano.  Cena en Siena o en el hotel.

Domingo 28 de octubre   SIENA - MOTALCINO - PIENZA - AREZZO
Desayuno. Salida para visitar la Abadia del Monte Oliovetto. A continuación, visitaremos Montalcino y por la tarde visita Pienza. Comida en ruta. Alojamiento en el hotel en Arezzo. Cena en Arezzo o en el hotel.

Lunes 29 de octubre   AREZZO - MONTEPULCIANO - CORTONA - ROMA
Desayuno. Visita de Arezzo incluyendo la visita a la Capilla de Bacci de San Francisco. Salida para visitar las localidades de Montepulciano – Cortona. Visitas guiadas en estas localidades. Traslado a Fiumicino (Roma). Comida y cena en ruta. Alojamiento cerca del Aeropuerto.  

Martes 30 de octubre   ROMA - MADRID - VALLADOLID
Desayuno. Salida hacia el Aeropuerto de Fiumicino. Vuelo Iberia Roma - Madrid IB03231 (Salida 11:55h – Llegada 14:30h). Traslado en autobús a Valladolid. Fin del viaje. 
     

PRECIO SOCIO EN HABITACIÓN DOBLE: 2.350 €
PRECIO NO SOCIO EN HABITACIÓN DOBLE: 2.410 €
SUPLEMENTO HABITACIÓN INDIVIDUAL: 600 €

REQUISITOS: grupo mínimo 40 y máximo 50 personas.

INCLUYE:
Hoteles de 3* o 4* semi-céntricos.
Régimen de Pensión completa (sin bebidas).
Tasa turística.
Guías locales en las principales ciudades.
Seguro de Asistencia en el viaje.
Traslado en autocar al aeropuerto. (ida y vuelta)
Autocar durante todo el recorrido.
Avión ida y vuelta.
Entradas subrayadas en el programa.

NO INCLUYE
Entradas no incluidas en el apartado anterior.
Extras en hotel y restaurante.
Bebidas en comidas y cenas.

NOTAS
* Puede haber variaciones en el precio si no se llega al mínimo de personas y se decide realizar el viaje.
* El orden de las visitas se puede alterar en horarios o fecha según se reserven las entradas a los distintos monumentos. 
* Se realizará una reunión informativa del viaje antes del 30 de junio, en la cual se abonará en metálico 500 € para la reserva y el resto un mes antes de la salida.

INFORMACIÓN Y RESERVA DE PLAZAS: domuspucelae@gmail.com o tfno. 608419228 a partir de las 0 horas del día 5 de junio de 2018.

Viaje organizado por la agencia Raso Tour.
 














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Danza y música renacentista: IL BUON TEMPO, 8 de junio 2018

Fundación Miguel Delibes: LUCÍA MÉNDEZ / Cronistas del siglo XXI, 11 de junio 2018

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Lucía Méndez protagoniza la décima edición del ciclo “Cronistas del Siglo XXI”

La periodista y analista política participa, junto a Angélica Tanarro, en un nuevo encuentro organizado por la Fundación Miguel Delibes Valladolid.

La charla tendrá lugar el lunes 11 de junio, en la Sala Francisco de Cossío de la Casa Revilla, en Valladolid, a las 19:30 horas. En ella, ambas conversarán sobre su trayectoria profesional, la actualidad política y social, y los retos a los que se enfrenta la profesión periodística.

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Excellentiam: LA CAPILLA DE LOS BENAVENTE, un sorprendente espacio de concepción espiritual neoplatónica

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CAPILLA DE LOS BENAVENTE
Juan del Corral, arquitectura, 1543-1546
Jerónimo del Corral, escultura mural en yeso policromado, 1554
Antonio de Salamanca, pinturas, 1554
Francisco Martínez, reja de forja, 1554
Juan de Juni, escultura del retablo, 1557
Diversas técnicas
Iglesia de Santa María de Mediavilla, Medina de Rioseco (Valladolid)
Arte del Renacimiento. Escuela castellana












Genaro Pérez Villaamil. Capilla de los Benavente, 1842.
Museo Carmen Thyssen, Málaga
En los años cuarenta del siglo XIX el pintor gallego Genaro Pérez de Villaamil, recorriendo Castilla para tomar apuntes de los más destacados monumentos españoles, recaló en Medina de Rioseco, donde debió quedar altamente impresionado por la riqueza decorativa de la capilla de los Benavente. Tanto es así, que tomó apuntes para dos lienzos posteriores, en los que reproduciría, bajo una concepción romántica y con validez testimonial, en ningún modo científica, el exuberante aspecto de la capilla, como se patentiza en la pintura Capilla de los Benavente que realizó en 1842 y que actualmente pertenece al Museo Carmen Thyssen de Málaga.

Hasta entonces los únicos datos conocidos eran las atribuciones de toda la capilla a Juan de Juni realizadas por Ponz, Palomino y Ceán Bermúdez, motivo que posiblemente animó al pintor romántico a reproducirla. Pocos años después del paso del pintor, en 1849, el riosecano Ventura García Escobar contradecía a Ponz y asignaba la factura arquitectónica de la capilla a Jerónimo Corral de Villalpando, dato que, aunque erróneo, supuso la irrupción de este artista en la historia del arte español trescientos años después de su participación en la obra.


Juan de Juni. Retablo de la Inmaculada, 1557
La capilla de los Benavente ejerció una enorme fascinación entre los eruditos desde la efervescencia de la corriente romántica. Así Ponz declaraba «toda la capilla es un conjunto de caprichos espiritosos»; García Escobar afirmaba «desde el pavimento hasta la clave no se descubre un átomo de la escelente sillería de su fábrica»; José María Quadrado se quejaba de que «produce fatiga y confusión en el espíritu»; tiempo después Leopoldo Torres Balbás afirmaba «la confusión, la desigualdad, la fecundidad de concepción unida a la mayor licencia, la fantasía exuberante, el énfasis teatral, los grandes aciertos junto a las enormes equivocaciones»; incluso fue objeto de atención de doña Emilia Pardo Bazán, que escribía «Para describir la capilla de los Benaventes, yo necesitaría un refuerzo parecido al que realizó su propio decorador. Convendría amontonar una profusión de tropos, imágenes, transposiciones, prosopopeyas, metáforas, y bordar, pintar, rizar y recamar el idioma (…) Sólo para ver esta capilla despacio, y descubrir y repasar sus detalles, se necesitaría pasar la semana en Rioseco (…) Es una capilla apocalíptica». Todos los calificativos elogiosos se condensan en la actual consideración de "Capilla Sixtina" castellana.

GÉNESIS Y REALIZACIÓN DE LA CAPILLA  

El espacio que ocupa la capilla, adosada al norte del presbiterio y separada del mismo por un gran arco y una reja, se comenzó a levantar en 1543, en sustitución de la antigua sacristía, por orden de don Álvaro de Benavente, fundador del recinto.
Fue don Álvaro de Benavente un riosecano, nacido en el último tercio del siglo XV, que fue bautizado en esta misma iglesia, levantada en estilo gótico entre 1490 y 1496 por don Fadrique II, Almirante de Castilla. Don Álvaro era hijo del mercader Juan de Benavente y de María González de Palacios, ambos naturales de Palacios de Campos. Hizo fortuna como mercader de objetos suntuarios, como banquero y como recaudador de los fondos obtenidos por la predicación de las bulas de cruzada. En torno a 1530 era vecino de Valladolid, donde vivía en una casa alquilada perteneciente a la parroquia del Salvador, aunque compartía con su hermano Diego de Palacios la casa familiar situada en la Plaza Mayor de Medina de Rioseco.

El día 3 de enero de 1543 don Álvaro de Benavente, que hizo numerosas donaciones a iglesias y monasterios de Valladolid y Medina de Rioseco, compró a la iglesia de Santa María de Mediavilla, por 12.000 maravedís, el recinto donde estaba emplazada la sacristía, que fue completamente remodelado y reconvertido en una suntuosa capilla que, con fines funerarios, estaría dedicada a la Concepción de Nuestra Señora, según estableció en sus disposiciones testamentarias y como figura en la lápida fundacional situada junto al altar.
Rematada la obra arquitectónica, don Álvaro de Benavente se preocupaba de dotar espléndidamente con bienes a la capilla —que Dios me dio para conmutarlos por los de la vida eterna— y de establecer en el recinto las sepulturas de sus antepasados y descendientes, siguiendo la antigua mentalidad de que su cercanía al altar facilitaría la salvación de los restos mortales. Don Álvaro moría en 1544, cuando la dotación de la capilla estaba inacabada.

La arquitectura de la capilla
La capilla fue construida a partir de 1543 por el arquitecto Juan del Corral, que también trabajó en el convento riosecano de Santa Clara. Levantada en estilo plateresco o protorrenacentista, con sillares bien trabajados procedentes de las canteras de Nevares de las Cuevas (Segovia)1, se eleva sobre una cripta de piedra, tiene planta cuadrada y se cubre con una cúpula apoyada sobre pechinas, con un exterior de discreta ornamentación. Sin embargo, en el fastuoso interior cada uno de los lados del cuadrado está concebido con una significación específica. La cabecera, orientada al este, adopta una forma curvada, casi semicircular, para albergar un retablo. En la parte superior del muro norte se abre un amplio ventanal y por debajo se abren tres arcosolios destinados a albergar enterramientos. A los pies, en el muro orientado al oeste, se abre una puerta de acceso que comunica con la nave del Evangelio de la iglesia, así como la puerta de una pequeña sacristía por la que se accede a una tribuna superior que se comunica con la capilla mediante un arco cerrado por una reja forjada. La parte sur de la capilla se abre al presbiterio de la iglesia a través de un monumental arco de medio punto, ligeramente apuntado, que poco después sería decorado profusamente con yeserías y cerrado por una artística reja. La obra quedó concluida en 1546.

UN FASTUOSO PROGRAMA ICONOGRÁFICO  

Fue José Martí y Monsó el primero en transcribir una cartela, situada sobre la puerta del muro oeste, que desvela el autor de la asombrosa decoración escultórica que recubre la capilla: Jerónimo Corral (Hieronimvs Corral hoc efeccit opvs). Perteneciente a la activa familia de los Corral de Villalpando (Zamora), este especialista en escultura en yeso policromado en 1536 ya había realizado en Medina de Rioseco las tribunas de la iglesia de San Francisco. En esta ocasión, según la atribución formulada por Esteban García Chico, Jerónimo Corral plasmaría un complejo programa iconográfico ideado por fray Juan de la Peña2, dominico del Colegio de San Gregorio de Valladolid y amigo de don Álvaro de Benavente, en el que, siguiendo el horror vacui, recubrió por completo las superficies de la capilla a partir de distintos niveles y con un sentido ascensional que se remata con los trabajos de la bóveda.

A la cripta del subsuelo se accede por una puerta precedida de escalones y situada a la derecha del altar. Formando parte del enlosado aparecen una serie de medallones con inscripciones que a modo de súplicas imploran la salvación de los personajes enterrados. Respecto al programa escultórico de la capilla, ha sido interpretado por Santiago Sebastián en tres niveles: inferior, intermedio y superior. En líneas generales, en el inferior se desarrollan los temas relacionados con la muerte. El nivel intermedio se dedica a las postrimerías, con Cristo como juez y redentor, triunfante sobre la muerte, así como la Virgen en su función de intercesora. En el tránsito al nivel superior se encuentran los Evangelistas y las Sibilas —sabiduría cristiana y pagana—, mientras en la cúpula se alude a la esfera celeste, donde en presencia de ocho profetas desfilan ocho planetas y astros junto a las virtudes teologales y cardinales que configuran la Gloria Celestial.

ICONOGRAFÍA DEL NIVEL INFERIOR  

Retablo de la Inmaculada
El retablo fue la última de las obras realizadas para la capilla. Fue encargado en 1557 por los descendientes de don Álvaro de Benavente, cumpliendo sus disposiciones testamentarias, al escultor Juan de Juni, que lo esculpió tres años después de la muerte del patrono. El escultor, que tuvo que adaptar la hechura al espacio libre dejado por la decoración en yeso de Jerónimo Corral, estableció un retablo de tipo "ilusionista" que se funde hábilmente con la decoración precedente. Está dedicado a la Inmaculada Concepción, un dogma que la Iglesia no establecería de forma oficial hasta 1854, pero que ya comenzaba a ser defendido por algunos sectores eclesiásticos.
El retablo consta de un banco y dos cuerpos, distribuidos en tres calles en las que los encasillamientos centrales se prolongan invadiendo el espacio superior, respondiendo en conjunto a un planteamiento netamente manierista. El programa iconográfico está referido a la genealogía e infancia de la Virgen, acompañándose de un variado conjunto de elementos decorativos que se distribuyen por la arquitectura: columnas (jónicas en el cuerpo inferior y corintias en el superior), estípites, marcos, cintas, guirnaldas, roleos, mascarones, etc.

Las escenas, como señaló J. J. Martín González3, siguen una secuencia cronológica de izquierda a derecha y de arriba a abajo, apareciendo los relieves de la Expulsión de San Joaquín del Templo y el Anuncio del ángel a San Joaquín en el cuerpo superior y el Nacimiento de la Virgen y la Presentación de la Virgen en el Templo en el cuerpo inferior, en cuya parte central se incluye otro relieve de mayor formato que representa el Abrazo ante la Puerta Dorada, preciso momento de la Concepción de la Virgen por la gracia de Dios, que es aludida por un bello ángel que gravita sobre sus cabezas. Remarcando el papel de la Virgen como intercesora, en la base del cuerpo inferior aparece una representación del Purgatorio que da continuidad a los sencillos relieves del banco, donde se muestra un busto de Cristocon los cuatro símbolos del Tetramorfoscomo fundamento de la doctrina cristiana.  
Sobre el relieve del cuerpo inferior, en la hornacina central del segundo cuerpo, se coloca la imagen principal del retablo: la Virgen, que aparece representada con la iconografía de la Inmaculada Concepción, sobre una media luna y aplastando al demonio, que adopta la forma de una serpiente, sujetando en su mano derecha un lirio como símbolo de su virginidad y dos ángeles sobre su cabeza que proceden a su coronación.
Nicho relicario junto al retablo de la Inmaculada
Tanto la escena del Abrazo en la Puerta Dorada como la imagen de la Inmaculada serían de nuevo incluidas por Juan de Juni, poco tiempo después, en el retablo de la iglesia de Santa María la Antigua de Valladolid (actualmente en la catedral de esta ciudad), aunque con menos fuerza expresiva, pues si el relieve riosecano presenta reminiscencias del grupo del Laocoonte y una extraordinaria carga emocional, la figura de la Inmaculada puede considerarse como una de las creaciones más personales y de mayor calidad del escultor borgoñón, equiparable por sus valores a la célebre Virgen de las Angustias (h. 1561) de Valladolid, ambas obras cumbre del Renacimiento español.

Santoral de la cabecera     
A los lados del retablo se encuentra un desbordante repertorio escultórico realizado por Jerónimo Corral en el que aparecen entronizados sobre una peana los apóstoles San Pedro y San Pablo, ambos rodeados de  una profusa ornamentación con formas arquitectónicas, putti, tarjetas, seres monstruosos, etc., siguiendo la más abigarrada decoración plateresca. 
Por debajo de ellos, a los lados de unos nichos cerrados con rejas con función de relicarios, se colocan otros cuatro apóstoles. En la izquierda el apóstol Santiago, vestido con una túnica bordada de estrellas alusiva a Compostela, y San Juan Evangelista, que realiza la bendición sobre la copa del veneno. En la derecha San Andrés, sujetando la cruz aspada de su martirio, y San Felipe, que también porta una cruz.
En la parte inferior del muro, a la izquierda, está incrustada la lápida fundacional de la capilla, donde sobre una base de pizarra se especifica, entre otras cosas, el deseo de don Álvaro de Benavente de consagrar la capilla a la "Santíssima Concepción de Nuestra Señora".

Sepulcros de los Benavente
Don Álvaro de Benavente escogió para su eterno descanso, junto a su hermano Diego de Palacios, las sepulturas cubiertas con losas de jaspe colocadas a ras de suelo ante el altar, dejando solicitadas tres mil quinientas misas a celebrar en la capilla. Al mismo tiempo, dispuso la colocación en los arcosolios abiertos en el muro para los sepulcros de sus antepasados, que de acuerdo al grado de parentesco se colocan más o menos próximos al altar en lucillos de idéntica composición.

De modo que los más próximos al altar son sus padres Juan de Benavente y María González de Palacios, en el centro sus abuelos Diego de Palacios y Constanza de Espinosa y, más alejados hacia los pies de la capilla, sus bisabuelos Juan González de Palacios y Beatriz Arias, todos ellos como efigies yacentes emparejadas luciendo ricas vestiduras burguesas y a sus pies figuras de dueñas, perros o pajes, con las camas sepulcrales decoradas al frente por motivos heráldicos animados por figuras de putti en relieve, lápidas con los epitafios y el parentesco colocadas al fondo de los nichos y rematadas en los tímpanos por pinturas que como discurso neoplatónico comparten el simbólico tema de la resurrección, de modo que, siguiendo el mismo orden, aparecen la Resurrección de Lázaro, la Resurrección del hijo de la viuda de Naíny la Resurrección de la hija de Jairo, las tres atribuidas por Esteban García Chico al pintor Antonio de Salamanca.

Detalle de los sepulcros: Juan de Benavente y María González de Palacios / Diego de Palacios y Constanza de Espinosa
Flanqueando los nichos se disponen cuatro termes con cestas de frutas sobre sus cabezas, tres como figuras femeninas hasta la cintura y con brazos y una masculina con los brazos cortados, elementos que se interpretan como alusivos a la muerte, mientras que en las enjutas de los arcos y en el entablamento se desarrollan animadas escenas de lucha que seguramente aluden al enfrentamiento entre el vicio y la virtud.       

Retablo de Cristo en majestad
En el muro de los pies de la capilla, sobre la puerta que comunica con la nave del Evangelio de la iglesia, se yergue el fastuoso Retablo de Cristo, obra de impresionantes valores plásticos realizada en yeso policromado y firmada en una cartela colocada sobre la puerta por Jerónimo Corral, que despliega un conjunto arquitectónico, decorativo y escultórico en el que pone de manifiesto su adscripción al repertorio italianizante de inspiración clásica, con trabajos que se colocan entre lo más granado del Renacimiento español. 
Antonio de Salamanca. Pintura de la Resurrección de Lázaro
(Foto edición Proyecto Almirante/Fundación BBVA)
El retablo se articula en dos cuerpos, separados por figuras de atlantes, que en el cuerpo superior se distribuye en tres calles, ocupadas por fantásticos templetes —posible alusión a la Jerusalén celestial— con hornacinas rematadas por veneras y coronados por arquitecturas de plan central, dos entrecalles con hornacinas coronadas por bustos y un guardapolvo en relieve con figuras híbridas, humanas y animales, junto a guirnaldas con cintas, frutos y mascarones de estética plateresca.
El cuerpo superior del retablo está presidido por la figura de Cristo, que aparece entronizado, asistido por ángeles, con la mano derecha levantada en actitud de bendecir y sujetando en la otra el orbe como símbolo de omnipotencia. El espacio está delimitado por dos estípites antropomórficas que sirven de apoyo en el remate a las figuras de dos virtudes de las que es bien identificable la Caridad. En las entrecalles flanquean a Cristo dos ángeles músicos, uno tañendo un arpa y otro una vihuela, que sugieren la música celestial. En las calles laterales se colocan las figuras de los Cuatro Padres de la Iglesia, en el cuerpo inferior San Agustín y San Ambrosio de pie y en el superior San Gregorio y San Jerónimo sedentes.
Jerónimo Corral. Retablo de Cristo (yeso policromado)
En uno de los lados, bajo la reja de la tribuna, unos ángeles descorren una cortina que dejaba observar a Cristo crucificado, motivo que subraya la Redención como motivo iconográfico. La significación del retablo estaría relacionada con la Iglesia como institución, que con Cristo al frente y los cuatro doctores como soporte doctrinal ejerce de puente entre los hombres y la divinidad, cerrando el nivel terrenal del conjunto.

ICONOGRAFÍA DEL NIVEL INTERMEDIO  

El Génesis y Adán y Eva en el Paraíso
El nivel intermedio se refiere a la historia espiritual de la humanidad, cuya secuencia comienza en el luneto del muro de los pies con la representación de la Creación del mundo y escenas de Adán y Eva en el Paraíso dispuestas como un mosaico temático. Sobre un fondo liso destaca el relieve central de Dios Padre, que situado en un resplandor entre el Sol y la Luna y alusiones a los vientos aparece sobrevolando el Edén rodeado de querubines mientras crea a Eva del costado de Adán. En torno suyo aparecen parejas de animales, unos en relieve, como un ciervo y una cierva, un carnero y una oveja, un león y una leona, un caballo y una yegua, un toro y una vaca, etc., y otros pintados sobre el muro, como una serie de aves entre abundante vegetación.

En el extremo izquierdo se escenifica el Pecado original en torno al Árbol del conocimiento del Bien y del Mal, con la bella figura de Eva, que tentada por el demonio en forma de serpiente con cabeza de mujer ofrece el fruto a Adán. La secuencia se continúa en el extremo opuesto, donde se representa una original escena de la Expulsión del Paraíso. Un ángel justiciero que enarbola una espada expulsa a Adán y Eva, que representados con bellos desnudos —posiblemente sea la representación de Eva el desnudo femenino más bello de la escultura renacentista española— abandonan el Jardín del Edén, mientras sienten los primeros síntomas de pudor y el temor ante la Muerte, que personificada les precede tocando burlonamente una guitarra. Esta escena se relaciona con las representaciones de las danzas de la muerte4difundidas en el siglo XV, donde la Muerte suele aparecer tañendo un instrumento musical.

Parece ser que estas representaciones del Génesis, del Paraíso y de la danza de la muerte están inspiradas en grabados del libro Retratos de las Ystorias del testamento viejo (1543), que formó parte de la biblioteca del hidalgo de Benevante y que es la primera traducción castellana de la edición ilustrada por Hans Holbein el Joven y publicada en Lyon en 1538.  
A la iconografía de este luneto situado a los pies, donde Eva tiene especial protagonismo, se contrapone en el muro de la cabecera el retablo de la Inmaculada, en el que María adquiere la condición de una nueva Eva, que libre de pecado permite a los hombres la reconciliación con Dios.

La Anunciación
En la parte superior del muro donde se encuentran los sepulcros se abre una ventana cuya luz se integra en la composición para adquirir un valor simbólico. A sus lados se colocan las figuras del arcángel San Gabriel y de la Virgen para componer la escena de la Anunciación, momento exacto de la Concepción y comienzo de la vida eterna. Esta estudiada composición remite a las Meditaciones de Santa Brígida5, que explica la concepción como un rayo de luz que atraviesa un vaso de cristal sin perder la virginidad.
Luneto con escenas del Génesis y el Paraíso

El Juicio Final
 El ciclo del nivel intermedio, referido a la humanidad, culmina en la bóveda de horno que remata la cabecera de la capilla, por encima del retablo de la Inmaculada, donde se abre una compleja y abigarrada representación del Juicio Final. En una composición basada en la simetría aparece en el centro la figura de Cristo como Juez. Llega sobre un carro triunfal tirado por los cuatro símbolos del Tetramorfos y precedido de ángeles trompeteros. Mostrando las llagas de la Redención, porta un cetro como rey del universo y bajo sus pies aplasta al demonio y a la muerte, representada por un cadáver en descomposición. Sobre su cabeza sobrevuela la paloma del Espíritu Santo y más arriba entre nubes el Padre Eterno —figura de recuerdos miguelangelescos— imparte la bendición. A los lados de Cristo se colocan las figuras de la Virgen y San Juan Bautista —Deesis— que ejercen su papel de intercesores.
Junto a ellos aparece un grupo de bienaventurados formado por numerosas figuras que definen un santoral de todo tipo y condición, en la parte derecha con personajes del Antiguo Testamento y en la izquierda del Nuevo. Algunos portan atributos o presentan actitudes que les hacen reconocibles, como Adán y Eva, Noé, Abraham, Moisés, David, Jonás o Daniel, así como los apóstoles San Juan, San Pedro, San Andrés, Santiago, María Magdalena, Santa Catalina, los Padres de la Iglesia, etc.
El Pecado original
La parte inferior del cascarón está reservada al Infierno, donde los condenados, representados en forma de bustos formando un friso, se retuercen entre llamaradas ante la presencia de Leviatán, con aspecto de monstruo horrible. Entre los condenados se distingue a un militar, un doctor, un rey, un obispo y un papa, así como alegorías de la avaricia, la lujuria, etc.

ICONOGRAFÍA DEL NIVEL SUPERIOR  

Las pechinas: Sibilas y Evangelistas
Como elementos arquitectónicos sustentan la cúpula, mientras que sus elementos decorativos sirven de conexión entre el mundo terrenal y el celeste desplegado en la capilla. En el arranque de las pechinas se colocan figuras de Sibilas, identificadas por cartelas sobre sus cabezas de las que solamente dos son legibles, la Helespóntica y la Pérsica. 
El centro de la pechinas está reservado a los Cuatro Evangelistas, que aparecen sedentes, en pleno ejercicio de escritura, dentro de medallones formados por rameados y acompañados por su símbolo correspondiente, estando rodeados por calaveras y seres fantásticos del repertorio de grutescos. Por problemas de humedad, se han perdido el medallón perteneciente a San Lucas y a la Sibila colocada bajo San Mateo.
Expulsión del Paraíso

La presencia de sibilas o profetisas paganas tuvo un gran éxito en el Renacimiento, especialmente tras su inclusión por Miguel Ángel en la Capilla Sixtina. En esta capilla, la Sibila Pérsica porta una linterna y tiene una serpiente a los pies en alusión, respectivamente, al anuncio velado de la llegada del Salvador y a la profecía de que una mujer aplastaría la cabeza de la serpiente. La Sibila Helespóntica porta una cruz como vaticinadora de la Crucifixión y la Sibila Frigia la cruz triunfal de Cristo por haber profetizado la Resurrección. Tanto las Sibilas como los Evangelistas escribían bajo la inspiración divina, ellas anunciando la llegada de Cristo al estar dotadas del don profético merced a su virginidad, ellos plasmando los acontecimientos más importantes de la vida de Cristo.




La cúpula
El Juicio Final
La cúpula conforma el nivel superior o la esfera celeste, en una visión cristianizada de la misma, que completa la iconografía general de la capilla. Mediante un sistema de nervios que no se cruzan en el centro —siguiendo la tradición de las cúpulas califales—, se configura una forma estrellada de ocho puntas que permite establecer tres anillos temáticos que albergan figuras en relieve aplicadas en claves, plementos y nervaduras, así como los omnipresentes motivos heráldicos, siempre siguiendo el horror vacui que caracteriza a la capilla y que algunos han vinculado al sustrato mudéjar vigente en la época. En ella Jerónimo Corral crea un universo plástico deslumbrante, con una ejecución técnica sorprendente por impecable.  

En el anillo exterior, junto a arranque de la cúpula e identificados por grandes cartelas a sus pies, aparecen ocho profetas del Antiguo Testamento que vienen a ser prefiguraciones de Cristo y de la Virgen:
* Moisés, como precursor de Cristo, aparece con las tablas de la Ley. El episodio de la zarza ardiente se relaciona con la maternidad virginal de María.
* Job aparece recubierto de úlceras y sufriendo los reproches de su mujer, mientras arde su casa y el demonio con un fuelle aviva las llamas. Sus sufrimientos y humillaciones son equiparables a las sufridas por Cristo.
* Isaías observa la Aparición del Señor rodeado de serafines. Señala un templo con numerosas puertas que alude a la Jerusalén celestial de sus profecías. Vaticinó la virginidad de María y el Juicio Final.
* Eliseo comparte con Cristo las humillaciones. Aparece representado acompañado de unos osos que devoraron a los niños que se burlaban de él.
* Daniel en el episodio del foso de los leones, prefigura el triunfo de Cristo sobre el sepulcro. Habacuc, conducido por un ángel, ayudó a Daniel con los alimentos necesarios.
* Jonás y su liberación del vientre de la ballena es símbolo de resurrección.
* David, que prefigura a Cristo por ser la raíz de su estirpe, aparece acompañado de su esposa Abigail, a su vez prefigura de la Virgen como mediadora de los hombres.
* Salomón, representado en su célebre juicio,  prefigura a Cristo en su condición de juez y pacificador.

Al identificar la cúpula con el espacio celeste, el segundo anillo, formado por los espacios intermedios, acoge una original representación de alegorías astrológicas personificadas, que sugieren un desfile de carros triunfantes, en el que Jerónimo Corral despliega un derroche de creatividad en relación con los días de la semana:

* La Luna aparece representada como una bella mujer joven que levanta su símbolo sobre su cabeza en forma de cuarto creciente. Su carro es arrastrado por dos jóvenes mujeres, una de las cuales la ofrece un ramo de flores como símbolo de virginidad.
* Marte monta un carro tirado por dos caballos. Como dios de la guerra viste una armadura del siglo XVI, sujeta una pica y un escudo con el símbolo de Capricornio, su atributo como planeta.
* Mercurio monta un carro arrastrado por gallos, animales relacionados con su elocuencia y vigilancia. Como mensajero de los dioses porta un gran caduceo. 
El evangelista San Marcos en una pechina
En la romanización del Hermes griego, es el encargado de guiar las almas del mundo de los vivos al de los muertos.
* Júpiter no lleva cartela identificativa, estando su espacio ocupado por una representación del signo de Sagitario, que se mueve bajo su influencia. Sobre un carro tirado por dos águilas, el dios adopta la forma de un patriarca y aparece acompañado por Ganimedes, el joven escanciador que, tras ser secuestrado por el dios, fue conducido al Olimpo.
* Venus aparece sobre un carro tirado por palomas —iconografía inspirada en las Metamorfosis de Apuleyo— y precedida de la figura de Cupido, que suspendido en el aire dispara una flecha a su corazón como símbolo del Amor.
* Saturno aparece representado como un venerable anciano que porta una hoz en su mano derecha. Está sentado en un carro arrastrado por dos dragones.
* La constelación de Ofiucoo Serpentario está representada por un joven que monta un carro tirado por dos osos —Osa Mayor y Osa Menor— y que tiene un dragón a sus pies. Porta en su mano una serpiente dorada que deriva de la vara de Asclepio, con poderes de resurrección, sentido que aquí se fusiona con el sentido de victoria sobre el reptil que tentó a Eva y fue vencido por la Virgen.
* El Sol ocupa un espacio preferente, apareciendo colocado por encima del Padre Eterno del Juicio final. Su aspecto es el de un rey, con corona y portando un escudo resplandeciente con el Sol en relieve, montado en un carro triunfal tirado por cuatro caballos blancos.

Entre las representaciones personificadas de los planetas se intercalan ocho medallones que remontan las nervaduras y en cuyo interior albergan ángeles en relieve con indumentarias doradas que portan las Arma Christi o atributos de la Pasión: azotes, cruz con sudario, columna, corona de espinas, lanza, escalera, clavos y vara con esponja. Estos elementos establecen un emblema triunfal de la Redención.

En la parte más interna de la cúpula, junto al azulado firmamento estrellado de la parte central, se coloca otro anillo con ocho figuraciones que representan virtudes. Se encuadran dentro de marcos ovalados que sujetan grupos de ángeles y adquieren el significado de requisitos indispensables para alcanzar la Gloria. Junto a las tres virtudes teologales —Fe, Esperanzay Caridad— y a las cuatro cardinales —Prudencia, Justicia, Templanza y Fortaleza— se añade la Bondad para completar el ochavo. Todas aparecen como bellas jóvenes con vestiduras blancas y portan los atributos tradicionales, identificadas por cartelas colocadas a sus pies. Entre ellas se colocan plafones con las armas de la familia de los Benavente y en las intersecciones grandes cabezas aladas de serafines.
Cúpula: La Caridad junto a la Luna y Marte

Para la ejecución del conjunto, los hermanos Corral debieron contar con la ayuda de un buen número de entalladores, escultores y oficiales de yesería, ya que es fácilmente apreciable una disparidad de estilos e influencias en algunos elementos. Hoy se acepta la participación de Mateo Bolduque, escultor de origen flamenco establecido en Medina de Rioseco, y se da como posible la del escultor Antonio Martínez. 

Asimismo, todo este vasto programa iconográfico de concepción renacentista, materializado de forma tan magistral por Jerónimo Corral, fue realzado mediante la policromía, el dorado y el estofado aplicado por los pintores toresanos Antonio de Salamanca y Francisco de Valdecañas, a los que se sumó el riosecano Martín Alonso, un trabajo que supuso un precio total de 517.000 maravedís, a los que se sumaron otros 65.000 por la policromía de la reja.

La reja
Cúpula: Detalles de la Fe y la Fortaleza
Fue realizada por Francisco Martínez en 1554, según figura en una cartela colocada sobre la entrada. Consta de un basamento pétreo, dos cuerpos rematados por frisos con roleos cincelados, organizados en tres tramos separados por balaustres estilizados sobredorados y un remate de cresterías caladas con forma de animales fantásticos, mascarones y pebeteros. En la parte central del segundo cuerpo, tanto en el exterior como en el interior, lleva incorporados medallones con bustos policromados, motivos que se repiten en los laterales del remate, reservando la parte central para la inclusión del emblema de los Benavente coronado por un crucifijo.

Por la acumulación de arquitecturas, escenas en relieve, elementos decorativos y disparidad de técnicas, así como por la calidad de sus artífices, la Capilla de los Benavente es una de las obras cumbre del Renacimiento español.         

Informe y fotografías: J. M. Travieso.


Francisco Martínez. Reja de la Capilla de los Benavente, 1554
NOTAS

1 FERRERO MAESO, Concepción: La iglesia de Santa María de Mediavilla en Medina de Rioseco. En "Capilla de Álvaro de Benavente, Medina de Rioseco", Fundación BBVA y Consorcio Almirante (Diputación de Valladolid), Madrid, 2002, p. 18.

2 REDONDO CANTERA, María José: Aportaciones al estudio iconográfico de la Capilla Benavente. Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología (BSAA), nº 47, Universidad de Valladolid, 1981, p. 246.

3 MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José: Tipología e iconografía del retablo español del Renacimiento. Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología (BSAA), nº 30, Universidad de Valladolid, 1964, pp. 51-53.

4 REDONDO CANTERA, María José: Aportaciones al estudio iconográfico..., pp. 251-252.  

5 Ibídem, p. 252. 





Para visitar virtualmente en 360º la Capilla de los Benavente pulsa AQUÍ






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Bordado de musas con hilos de oro: LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE MERCURIO, de Belén Reyes

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LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE MERCURIO

A Amparitxu, a Gabriel.

Yo sé que es vida esto que se mueve
entre estas venas rotas y cansadas.
No hay célula que tienda a resistirse.
No quiero ser inmune a nadie, a nada.

Yo sé, porque me duele cuando escribo,
que Amparitxu se acuerda de Celaya.
La poesía es un arma cargada de mercurio,
a casi todo el mundo se le escapa.
Y no sé por qué insisto en estos tiempos,
se nos van los poetas en silencio,
 y luego el homenaje-navajada.

Hago trenzas de versos, me despeino.
Cuando se hace un milagro hay que dar caña.
Yo sé que es vida esto que se mueve
entre estas venas rotas y cansadas.
La poesía es un arma cargada de mercurio,
—hay una minoría que la atrapa—.
Los demás que se apañen con la nómina,
con el vídeo, la coca, o la esperanza.

BELÉN REYES (Madrid, 1964)

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Reportaje: Jornadas Gastronómico-Culturales / Bacalao en Valderas (León)

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El pasado día 26 de mayo realizamos la segunda salida del presente año, relativa a las I Jornadas Gastronómico-Culturales de nuestra la Asociación. Salimos de Valladolid a las 8,15 horas con dirección a Toral de los Guzmanes (León), para efectuar la visita al Museo del Botijo Español, considerado uno de los diez museos más raros de España. Alberga la mayor colección de botijos del mundo y entró a formar parte del libro "Guiness de los Records" en 1997 por poseer en aquel momento 2.000 botijos, cifra que actualmente alcanza los 3.000, datados desde 1750, el más antiguo, hasta nuestros días.

Continuamos con la visita al Palacio de los Guzmanes y su torre en Toral de los Guzmanes (León). En él pernoctaron los Reyes Católicos en agosto de 1487, (rehabilitado en la década de los 80 del siglo XX).
Finalizamos con la visita a la Fábrica de Quesos “El Palacio”, que ha logrado un oro y dos platas en el prestigioso concurso World Cheese gracias a su queso curado y añejo.

Posteriormente nos dirigimos a Valderas (León), pues el Restaurante “El Rebeco” nos esperaba para degustarnos con un menú exquisito cuyo componente principal era el bacalao.

Por la tarde efectuamos la visita guiada de Valderas, pasamos por el Seminario de San Mateo, Plaza Mayor, iglesia de Santa María del Azogue, Santuario del Socorro, Arco de las Arrejas, plaza de San Juan, iglesia de San Juan, Arco de Santiago, etc. Por último, visitamos el Museo de Arte Sacro de la iglesia de San Claudio, dando por finalizado nuestro viaje. A las 19 horas regresamos a Valladolid.


Texto y fotografías: A. Adrados González


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Visita virtual: PORTADA DE SANTA MARÍA DE RIPOLL, una deslumbrante Biblia pétrea

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PORTADA DEL MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE RIPOLL
Taller anónimo
Mediados del siglo XII
Piedra caliza
Monasterio de Santa María de Ripoll (Gerona)
Escultura románica. Estilo relacionado con la escuela de Toulouse














El asentamiento del Monasterio de Santa María en el valle de Ripoll se debe a la conquista de estos territorios al Islam por el conde Wifredo el Velloso en el año 879, el cual, tras repoblar una zona situada entre dominios carolingios y musulmanes —posterior condado de Osona—, el año 880 fundaba el monasterio de acuerdo a la regla de San Benito. Al frente puso a su hijo Radulfo, que llegó a ser abad del mismo y obispo de la Seo de Urgel. Algo parecido realizaría el conde poco después, al poner a su hija Emma al frente del Monasterio de San Juan de las Abadesas, cercano a Ripoll, al que igualmente otorgó beneficios, derechos y privilegios.

Bajo la protección del conde Wifredo y su esposa Guinedilda, la comunidad se fue desarrollando, de modo que la consagración de la primera iglesia del monasterio, bajo la advocación de Santa María, tenía lugar el 20 de abril de 888. A mediados del siglo IX, el cambio de la liturgia visigótica implantada por el obispado de Narbona, también llegaba a afectar a los territorios catalanes, entre ellos al monasterio benedictino de Ripoll, que se constituiría en difusor de la nueva liturgia al tiempo que ampliaba sus dominios.

Al quedarse pequeña la iglesia para las necesidades comunitarias, se realizaron sucesivas ampliaciones. El conde Miró mando levantar un templo de mayores dimensiones que fue consagrado en 935, con el abad Énnec al frente.  Repitiéndose el problema años después, el abad Arnulfo (938-970), que compartía el cargo con el de obispo de Gerona, realizó importantes modificaciones en la iglesia, que fue consagrada en 977. Debido a la iniciativa de este abad, se dotó del claustro al monasterio, de una muralla defensiva y de un molino, iniciando la abadía, que a partir de entonces quedaba bajo protección papal, un destacado desarrollo cultural.

No obstante, fue en tiempos del abad Oliba (1008-1046), elegido en 1008 y fundador de la abadía de Montserrat (dependiente de Ripoll hasta 1402), cuando la iglesia conoció su mayor transformación, incluyendo transepto, siete ábsides y campanarios, siendo consagrada el 15 de enero de 1032, tras lo cual comenzó a recibir numerosos objetos suntuarios. Asimismo, en tiempos de este abad tuvo un extraordinario impulso el célebre scriptorium, entre cuyos cientos de manuscritos destacaría la Biblia de Ripoll, cuyo compendio de textos sagrados e ilustraciones serviría de inspiración a los futuros artífices de la grandiosa portada.
Asimismo, la iglesia de Santa María de Ripoll se convertiría, durante muchos años, en el panteón condal de Cataluña.

Friso superior: Cristo en Majestad y ángeles adoradores
A partir de la muerte del abad Oliba en 1046 la abadía conoció cierta decadencia. En aquel tiempo pasó a depender de San Víctor de Marsella y en el siglo XII conoció un nuevo auge del scriptorium, siendo añadida a la fábrica de la iglesia, a mediados del siglo, la monumental portada románica.

Tras independizarse de Marsella en 1172, se iniciaron las obras del claustro actual, pasando, a comienzos del siglo XIII, a integrar la Congregación Claustral Tarraconense convertido en el principal monasterio de Cataluña. Tras sufrir el asalto de los ciudadanos de Ripoll en 1290, se inició un proceso decadente que afectó a la comunidad y su economía. En 1402 perdía la dependencia de la abadía de Montserrat, después fue víctima de la peste y en 1428 un terremoto que asoló la comarca del Ripollés afectó seriamente al monasterio (uno de los campanarios se vino abajo). Añadido a tanto infortunio, a mediados del siglo XV conoció la relajación de la vida comunitaria, con crisis constantes que devinieron en una actividad muy precaria.

Relieves del ciclo de David y Salomón
Así se mantuvo hasta que sufrió la primera exclaustración (1820-1823), conociendo la iglesia en 1830 su completa transformación, de acuerdo a un desafortunado proyecto del arquitecto Josep Moretó Codina, para adquirir el pretendido aspecto historicista actual de tres naves. Tras la exclaustración definitiva, producida en 1835 a consecuencia de la Desamortización de Mendizábal, se inició un proceso de ruina, aunque a partir de 1863, en medio de una gran polémica y siguiendo los criterios poco ortodoxos del momento, el arquitecto Elías Rogent iniciaba la restauración de la iglesia con la idea de reconstruir un símbolo catalán, siendo consagrada de nuevo treinta años después.
Como colofón a su devenir histórico, conviene recordar que en 1931 el monasterio de Santa María de Ripoll era declarado Monumento Histórico-Artístico, que en 1973 se preservó con cristal el pórtico añadido a la fachada y que, a finales de 2011, el Ayuntamiento de Ripoll propuso a la UNESCO la declaración de su portada como Patrimonio de la Humanidad.

LA MONUMENTAL PORTADA ROMÁNICA

El Juicio de Salomón y garza alegórica
La portada, que fue adosada al muro de los pies de la iglesia a mediados del siglo XII, con casi un metro de espesor, 11,60 m. de ancho y 7,25 m. de altura —sin uso de mortero—, presenta un complejo programa iconográfico que puede considerarse como obra cumbre de la escultura románica catalana, a pesar de su preocupante estado de conservación debido a los avatares históricos sufridos y a la degradación de la piedra caliza con que está elaborada. Aún así, afortunadamente la portada se conserva in situ, sin que haya sufrido el triste destino de sus homólogas en la catedral de Vic y en el monasterio de Sant Pere de Rodes.

Configurada como un enorme arco de triunfo romano, estilísticamente se vincula a la escuela de Toulouse, con un conjunto de figuras muy depuradas y de marcado sentido narrativo que fueron labradas por un taller de escultores anónimos que encontraron buena parte de su inspiración en la Biblia elaborada en el siglo XI en el propio scriptorium del monasterio, donde todavía se conserva. En líneas generales, la temática desarrollada fusiona las tradicionales escenas del Juicio Final con una serie de episodios moralizantes extraídos del Antiguo Testamento, lo que la convierte en una manifestación didáctica de carácter catequético en la que están presentes todas las creencias, prejuicios y orientaciones eclesiásticas de la época, presentándose ante el espectador en sí misma como una "Biblia ilustrada" en piedra.

El rey David acompañado de cuatro músicos
Como era habitual en la época, todas las escenas en relieve aparecen supeditadas al trazado arquitectónico y más que una representación naturalista de los distintos episodios su presentación responde a un sentido simbólico acorde a ciertos convencionalismos medievales, como el predominio de la disposición frontal de las figuras, su esquematismo de carácter geométrico y su rigidez, las incisiones para marcar el movimiento de los paños, la jerarquización de la escala de las figuras, el uso de arquerías para cobijar a algunas de ellas, un edificio representando a toda una ciudad, un árbol a un bosque, etc., en este caso a través de representaciones sumamente estilizadas y esbeltas y un variado repertorio decorativo en columnas, impostas, capiteles, etc. En definitiva, un lenguaje codificado en el que el ingenuo esquematismo y lo "imperfecto" de las formas, no por ello menos comprensible, se convierte en uno de sus mayores atractivos, teniendo en cuenta que la portada adquiría el papel de principal "escaparate" de la doctrina predicada por la abadía.

Respecto al estudio de la obra, es conveniente señalar que en las distintas escenas aparecen numerosos epígrafes bíblicos, muy mal conservados, que fueron transcritos en 1873. Por su parte, las características estilísticas y su datación fueron propuestas por Vicente Lampérez y Romea en 1908, mientras que el historiador José Gudiol Ricart realizaba en el siglo XX una monografía con una detallada descripción del pórtico, siendo José Pijoán quien advirtió la inspiración de los escultores en la Biblia del monasterio. 
Relieves del ciclo de Moisés
Hoy sigue siendo una referencia la interpretación iconográfica realizada por Josep Puig y Cadafalch a partir de establecer tres partes bien definidas en la portada, así como la consideración de la forma de arco de triunfo romano propuesta por Yves Christie, equiparándola formalmente a un relicario de orfebrería que Eginardo ofreció a la basílica de San Servasio de Maastricht en tiempos de Carlomagno. Por último, citar el trabajo de J. C. Webster sobre la representación simbólica de los meses del año.

La portada se estructura en altura en siete registros horizontales en los que se pueden establecer tres niveles conceptuales amparados por estilizadas columnas en los extremos. Los dos superiores están referidos al mundo celestial y eterno, los cuatro centrales al mundo terrenal, dedicados a la acción de célebres profetas del Antiguo Testamento, y el inferior, un zócalo más estrecho que los anteriores, al inframundo y el averno. Se complementa con un portal abocinado en el que se funden escenas historiadas que siguen el mismo esquema y elementos decorativos.         
Arriba: Moisés recibiendo de Yahvé las Tablas de la Ley
Abajo: Primera visión de Daniel

El espacio celestial
A manera de friso corrido, el registro superior está compuesto por cuatro unidades temáticas bajo una cornisa con decoración en zigzag y sostenida por 18 pequeñas ménsulas con cabezas y figuras de animales. En el centro la cornisa forma un pequeño arco bajo el que se ubica Cristo en Majestad —Maiestas Domini—, entronizado, bendiciendo, sujetando el libro de la Ley, con nimbo crucífero y profusión de pliegues en la túnica y el manto. En sendos relieves colocados a cada lado, aparecen un ángel que desciende de una nube y otro en adoración. Flanqueando esta escena central, convertida en visión apocalíptica, se sitúan dos símbolos del Tetramorfos: el ángel que representa a San Mateo y el águila de San Juan, que se complementan con el león de San Marcos y el toro de San Lucas colocados en las enjutas del arco mayor con las cabezas elevadas hacia Cristo. A un lado y a otro discurren dos frisos en los que aparecen con gran ritmo los 24 ancianos del Apocalipsis, que veneran a Dios formando hileras y luciendo túnica, manto y corona, en la parte izquierda portando cítaras y en la derecha cálices de extraña significación. Es en esta parte donde mejor se aprecian los restos de la primitiva policromía.

En los registros colocados por debajo de ellos, en este caso distribuidos a un lado y otro del arco, aparecen las figuras de 22 bienaventurados dirigiéndose hacia el centro con las cabezas levantadas hacia Cristo y mostrando rótulos con inscripciones identificativas desaparecidas. Entre ellos se identifican a los doce apóstoles, con Judas sustituido por San Matías, y la añadidura de San Bernabé, San Juan Bautista y el profeta Isaías, a los que se suman grupos de tres santas a cada lado con las cabezas cubiertas por tocas.

El espacio terrenal - Escenas del Antiguo Testamento
Comprende cuatro registros a cada lado del arco central, desarrollando episodios de David y Salomón en la parte izquierda y otros referidos a Moisés en la derecha. En ambos casos se han encontrado similitudes de las escenas representadas con las que aparecen en la Biblia de Ripoll. Se complementan en la parte inferior, a un lado y a otro, con composiciones simbólicas y apocalípticas relacionadas con el profeta Daniel.
Capitel y decoración del portal

Ciclo de David y Salomón (parte izquierda)
Ambos representan a los reyes elegidos por Dios, estableciendo la legitimidad de origen divino de los monarcas de época medieval. Es este caso la disposición de los registros no guarda un orden cronológico.
El registro superior comienza con la escena de Salomón en un lecho pidiendo la sabiduría a Dios, que aparece dentro de una mandorla sujetada por dos ángeles, bendiciendo, portando el libro de la ley y con nimbo crucífero. Se ha considerado esta iconografía como el germen para las representaciones futuras del árbol de Jesé. A su derecha se encuentra Betsabé postrada ante el rey David reclamando el trono para su hijo Salomón. En la escena se incluye al profeta Natán, que interviene en la decisión del rey, que aparece en su trono, con corona y sujetando un cetro. Le sigue el entronización de Salomón, que cabalga entre el pueblo sobre la mula preferida por su padre. Termina la serie el Juicio de Salomón, con el rey en el trono dictando la sentencia que debe ejecutar un soldado en presencia de las dos madres que se disputan sus hijos.

Figuras de San Pedro y San Pablo con función de columnas
El registro inferior se inicia en el lateral con la traslación del Arca de la Alianza a la ciudad de Jerusalén, tema que continua en el frente con el Arca sobre un carro mientras David baila en presencia de su esposa Mikal ante el cofre, que es tocado por un personaje que toca un cuerno, alusivo al suceso de Uzzá y la muerte como castigo por usurpar una función reservada a los levitas. Le siguen siete músicos tocando cuernos y danzando ante el rey, que representan los sietes coros del relato bíblico.  Más a la derecha aparece un edificio que representa a Jerusalén castigada con la peste por Dios, mientras David reclama el castigo para sí a un ángel. Se completa con David arrepentido ante el profeta Gad, que le ordena la erección de un altar a Dios en presencia de cinco soldados.

Cierra el ciclo de David el registro situado más abajo, que aparece estructurado en forma de cinco arcos de medio punto en los que el rey aparece entronizado en el central, sosteniendo un cetro y un libro, estando acompañado a los lados por cuatro músicos que hacen sonar un rabel, un címbalo, un cuerno y una sibinga, una incitación de David a la música como alabanza a Dios.   

Agnus Dei y ángeles turiferarios en la segunda arquivolta
Ciclo de Moisés y Josué (parte derecha)
Bajo el friso de los bienaventurados de la parte derecha y siguiendo un orden de izquierda a derecha, en el registro superior aparecen escenas tomadas del Éxodo, tales como Moisés acompañado de Aarón, que en Horeb toca la roca con su vara haciendo brotar agua ante la admiración de catorce personajes. A su lado, de nuevo aparecen Moisés y Aarón, en este caso apaciguando al pueblo que le increpa, personificado por seis personajes. Más a la derecha se recogen dos pasajes referidos a los alimentos recibidos en la travesía del desierto del Sinaí: la lluvia de codornices, derribadas de las nubes por el soplo del viento, personificado en Eolo, y la lluvia del maná, que es recogido en escudillas según cae de las nubes. La historia de Moisés de este registro se continúa en el lateral derecho de la portada, donde está representado el paso del mar Rojo, con el profeta levantando su vara ante un hombre y una mujer y la mano de Dios bendiciendo en lo alto.

El registro inferior presenta al completo victoria de Josué en la batalla contra las tropas de Amalec en Rafidim. A la izquierda aparece Moisés entre Josué y Hur, que sostienen sus brazos. A su lado se muestra la batalla cuerpo a cuerpo, con un soldado caído a los pies, así como una batalla entre cuatro jinetes de cada bando, diferenciados por el tipo de escudos, en la que también uno ha caído (desaparecido). La escena se completa con otros dos jinetes colocados en la parte lateral, uno de ellos alanceado y herido.
Episodios de San Pedro: San Pedro ante Nerón y Crucifixión

En el registro inferior referido a Moisés se recoge un momento culminante de su historia: la entrega de Yahvé a Moisés de las Tablas de la Ley, con los diez mandamientos. La importancia del tema en el contexto queda remarcado por la escala de las figuras, sensiblemente superior al resto. Bajo arquerías de medio punto y de izquierda a derecha aparecen Yahvé, Moisés, Aarón, un obispo (que pudiera ser el abad de Ripoll) y un guerrero que algunos identifican con Ramón Berenguer III, sintetizando el poder religioso y civil.

Escenas relacionadas con el profeta Daniel (a ambos lados)
 Bajo los registros dedicados a David y Moisés aparecen otros dos relacionados con las visiones pre-apocalípticas de Daniel. El de la izquierda está inspirado en la segunda visión y presenta grandes figuras centrales, casi en bulto redondo, que representan la lucha entre dos bestias, con un macho cabrío que venciendo a un carnero profana el lugar del sacrificio desafiando a Dios. A un lado aparece el ángel que muestra la visión al profeta y al otro un jinete a caballo que prefigura el Anticristo.
Episodios de San Pablo: Predicación a judíos y gentiles y Decapitación
Se acompaña de otro registro inferior, a modo de zócalo, con serpentinas entrelazadas que forman medallones en los que se inscriben grifos y leones que forman parte del rico bestiario diseminado por la portada.
El altorrelieve de la parte derecha alude a la primera visión de Daniel y ofrece cuatro bestias que son enjuiciadas, entre ellos un león que guarda similitudes con modelos de algunas fachadas del norte de Italia. En el zócalo inferior aparecen cinco medallones en cuyo interior se representan los tormentos de los condenados, temática que tiene su continuación en la visión lateral, donde se identifican los medallones de Lázaro acogido en el seno de Abraham y el castigo del rico Epulón.

El portal central      
La entrada adopta una forma abocinada, con siete arquivoltas en degradación que aparecen decoradas con relieves. Se apean alternativamente sobre columnas y montantes achaflanados recorridos por una imposta continua que ejerce como un ábaco prolongado decorado con follaje y animales. Las tres columnas a cada lado aparecen profusamente decoradas, las centrales con las figuras adosadas y exentas de San Pedro y San Pablo, lamentablemente decapitadas.
Intradós del arco: Cristo en Majestad y episodios de Caín y Abel

Las siete arcadas
Con una riquísima decoración, los arcos disminuyen en anchura del exterior al interior, conservando parte de su policromía en tonos azulados. Se muestran en este orden:

1- Arcada decorada con una sucesión de palmetas con incisiones de recuerdos clásicos.
2- Arcada con 27 medallones con animales y vegetales en su interior, destacando el Agnus Dei en el centro y a su lado figuras de ángeles.
3- Arcada de gran anchura que descansa sobre las columnas que representan a San Pedro y San Pablo y que aparece recorrida por 12 relieves con episodios de las vidas de los dos santos. A San Pedro corresponden, de abajo a arriba, los relieves de la curación del tullido, la resurrección de la hija de Tabita, San Pedro ante Nerón, la caída de Simón el Mago, la detención del apóstol y su crucifixión. Referidos a San Pablo, de arriba a abajo, se representan los pasajes de su presentación a Ananías, la recepción del bautismo, su predicación a judíos y gentiles, su apresamiento, su decapitación y el verdugo mostrando la cabeza.
4- Arcada con decoración sencilla de diferentes molduras, algunas de forma cilíndrica.
5- Arcada con ancha moldura de toro decoradas con entrelazos vegetales en relieve.
6- Arcada decorada con 10 relieves esquemáticos relativos a episodios de Jonás y Daniel. En la parte izquierda, de abajo a arriba, se encuentra Jonás ante la mano de Dios, recibiendo la orden de dirigirse a Nínive, Jonás lanzado al mar, Jonás devorado por la ballena y la predicación a los ninivitas. En la parte derecha, de arriba a abajo, se suceden cinco escenas inspiradas en la historia de Daniel, como el árbol soñado por Nabucodonosor, el rey junto a la estatua que obligó a adorar y músicos tañendo el arpa y la cítara, hebreos quemados en un horno por negarse a adorar al ídolo, un ángel transportando por los cabellos al profeta Abacuc para defender a Daniel y el profeta en el foso de los leones.
 7- Arcada decorada con baquetones en zigzag que se prolongan por el frente de los montantes.

Intradós del arco y montantes: Ciclo de Caín y Abel / Los meses del año    
En la clave se presenta a Cristo en Majestad bendiciendo dentro de un círculo. A su lado dos ángeles turiferarios. Los siguientes recuadros, a un lado y otro, muestran un ciclo dedicado a Caín y Abel, con el primero ofreciendo los frutos de la tierra, Abel ofreciendo un cordero, Caín asesinando a Abel y la sepultura de éste.

Realmente atractiva es la representación de los 12 meses del año de los montantes, seis a cada lado, a través de diferentes oficios y trabajos relacionados con el calendario anual. En la parte derecha aparece de enero a junio y en la izquierda de julio a diciembre. Enero es representado por un leñador acopiando leña, febrero por un personaje elaborando queso, marzo por un agricultor realizando la siembra, abril por un pastor con el ganado pastando, mayo por la recolección de fruta y junio por la siega de las mieses. Se continua en la parte izquierda con julio representado por un hombre portando una gavilla, agosto con dos artesanos preparando una barrica, septiembre con una escena de la vendimia, octubre con un pastor controlando una piara de cerdos, noviembre con la matanza del cerdo y diciembre con dos esposos en el hogar y los jamones colgados del techo.   

Traspasado el umbral que supone la impactante portada, el monasterio conserva en su interior dos alicientes dignos de visita. Por un lado, los sepulcros de los condes de Besalú y algunos condes de Barcelona, desde Wifredo el Velloso a Ramón Berenguer IV. Por otro, el magnífico claustro de dos pisos y trece arcadas a cada lado, iniciado en 1180 y terminado en el siglo XVI, ofreciendo en su parte más antigua —galería norte— una interesante colección de capiteles románicos sobre columnas dobles, con decoración figurada de carácter simbólico y moralizante junto a motivos vegetales exquisitamente labrados.  

Parte lateral dcha: El pobre Lázaro acogido por Abraham, castigo del rico
Epulón y soldados a caballo de la batalla de Josué 

Informe y fotografías: J. M. Travieso.
















Elementos decorativos y bestiario







Bibliografía

JUNYENT, Eduard: Cataluña / 1. La España románica. Ed. Encuentro, Madrid, 1980, pp. 229-271.



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Exposición: UNIVERSO LIS, Cortes de Castilla y León, Valladolid, hasta el 1 de julio 2018

VIAJE: SUDÁFRICA Y CATARATAS VICTORIA, del 3 al 13 de noviembre 2018

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PROGRAMA

Día 1: (sábado 03 de noviembre) Valladolid - Madrid - Johannesburgo        
Salida de Valladolid a las 17.45 horas de Vallsur (Camino Viejo de Simancas) y a las 18.00 horas de Plaza de Colón (Hospital Campo Grande), para dirigirnos al aeropuerto de Madrid Barajas T4, tomaremos vuelo de Iberia con destino Johannesburgo, salida a las 23.45 horas (noche a bordo).

Día 2: (domingo 4 de noviembre) Johannesburgo
Llegada a Johannesburgo a las 10.55 horas +1. Nuestro guía que nos dará la bienvenida, comenzaremos la visita panorámica de Johannesburgo. Llamada cariñosamente Jo'burg o Jozi. Fundada en 1886 sobre uno de los más ricos yacimientos de oro del mundo, comenzó como un simple campamento se convirtió rápidamente en una potencia económica y el mayor espacio urbano del África subsahariana. Visitaremos el Constitution Hill, Sede del Tribunal Constitucional de Sudáfrica, el órgano judicial más importante del país, y del complejo penitenciario de Old Fort, reservado para prisioneros blancos, y el escalofriante 'Number Four', donde prisioneros de color fueron encarcelados durante los años del apartheid, incluidos destacados luchadores por la libertad como Nelson Mandela y Mahatma Gandhi. Almuerzo Posteriormente realizaremos la Visita de Soweto, hogar de más de 2 millones de personas, que, a pesar de vivir en condiciones caóticas tienen un gran sentido de la comunidad. Visitaremos Freedom Square y el Museo Héctor Pieterson. También veremos la casa de Nelson Mandela. Es donde Nelson Mandela, abogado y activista político, vivió con su familia de 1946 a 1961. Nuestro viaje continuará hacia la iglesia de Regina Mondi, lugar de reuniones secretas de los partidos políticos prohibidos entonces. Continuaremos por Vilakazi Street, La versión de Soweto de la milla de oro, esta zona se ha hecho famosa por su historia de residentes de alto perfil, incluido el propio Nelson Mandela, que vivió allí, y el arzobispo emérito Desmond Tutu, que todavía vive en la actualidad con su esposa Leah. Para terminar en el barrio de Sandton. que es uno de los barrios más ricos de Johannesburgo. Cena en restaurante local, regreso al hotel y alojamiento.

Día 3: (lunes 5 de noviembre) Johannesburgo - Dullstroom - zona Panorama - Hazyview (Kruger)
Desayuno y salida camino del Parque Nacional Kruger, la primera parada   la realizaremos en Dullstroom, situado en la hermosa provincia sudafricana de Mpumalanga, este pintoresco pueblo sirve como una parada conveniente para los visitantes en el camino hacia Kruger Park. cuenta con la estación de tren más alta de Sudáfrica a más de 2000 metros sobre el nivel del mar. Almuerzo en esta localidad. Continuaremos viaje para visitar zona "Panorama”.  La ruta ofrece sensacionales vistas de impresionantes maravillas naturales, fascinantes formaciones rocosas, impresionantes cascadas, senderos pintorescos y una gran variedad de fauna y flora. La pequeña y pintoresca ciudad de Graskop sirve como puerta de entrada a esta maravillosa ruta. La atracción más destacada es el Cañón del Río Blyde, Otras atracciones naturales populares a lo largo de la ruta incluyen: la espectacular cascada Lisboa, la catarata Berlín y Mac Falls, los baches de la suerte de Bourke, los tres Rondavels y la asombrosa  Gods Window., en este recorrido acabaremos en el área de Lowveld enclavado entre Mozambique y el área de Mpumalanga del Drakensberg, nos emplazaremos en Hazyview, rodeado de huertos frutales subtropicales es una pequeña ciudad agrícola y una puerta de entrada a la parte sur del Parque Nacional Kruger. Realizaremos un Safari por la noche en el Kruger National Park, que es una de las reservas de caza más grandes del mundo y un destino verdaderamente extraordinario. El parque alberga más de 130 mamíferos y más de 500 especies de aves. Podremos aprender sobre el pasado prehistórico de la zona, y ver la abundante vida silvestre, incluidos los famosos Big Five, regreso al hotel cena y alojamiento.

Día 4: (martes 6 de noviembre) Parque Kruger
Desayuno y salida para efectuar el Safari al amanecer en el Parque Kruger en 4x4 por Southern Kruger, La zona sur de la reserva de caza más famosa de Sudáfrica está separada de las exuberantes tierras de cultivo por el río Crocodile, un lugar popular para los cocodrilos perezosos, los hipopótamos juguetones y los animales sedientos. El área de observación se conoce como el "Círculo Meridional" y es famosa por sus rinocerontes y leones, También se encuentra aquí, la piscina de hipopótamos, y las antiguas pinturas rupestres de San. Almuerzo en el Parque y Safari por la tarde para seguir descubriendo el resto del Parque Kruger en 4x4. Regresaremos al hotel donde disfrutaremos después del intenso día   de la cena y el descanso.

Día 5: (miércoles 7 de noviembre) Parque Kruger - Aldea Ndebele - Pretoria - Johannesburgo - Ciudad del Cabo
Desayuno y salida dirección Pretoria, la primera parada en la Aldea Ndebele. Seremos invitados a un animado espectáculo interactivo de la mujer local y tendremos la oportunidad de probar la cerveza local y los gusanos mopane que se ofrecen. después del recorrido por el pueblo, disfrutaremos de una auténtica comida casera sudafricana en el restaurante campestre Corn and Cob. Desde aquí nos dirigiremos a Pretoria La capital administrativa de Sudáfrica situada unos 50 kilómetros al norte de Johannesburgo. Actualmente una mezcla de arquitectura ultramoderna y majestuosos edificios antiguos de la época en la que fue República del Transvaal. Disfrutaremos de la visita panorámica de la ciudad donde destacan el edificio Union Building, sede del gobierno de la región, que alberga las oficinas presidenciales. Church Square en el centro de Pretoria fue el sitio de la primera iglesia de la ciudad, construida en 1855. Veremos también el Monumento Voortrekker, piedra angular de Afrikanerdom., los barrios diplomáticos y la Universidad. Desde aquí nos dirigiremos al aeropuerto de Johannesburgo para tomar el vuelo a Ciudad del Cabo, (Cape Town). BA6407 salida a las 19.10 horas y llegada a las 21.20 horas, traslado al hotel, cena y alojamiento.

Día 6: (jueves 8 de noviembre) Ciudad del Cabo
Desayuno y salida para efectuar el recorrido por la parte céntrica de la ciudad, subiremos en El teleférico de Table Mountain, dando a los pasajeros una vista de 360 grados. Después de descender de la montaña, partiremos en un recorrido por la "Ciudad Madre" en Signal Hill, donde se dispara el Arma del Mediodía, pasaremos por el colorido suburbio de Bo Kaap que fue exclusivamente para los musulmanes de color durante los tiempos colonial y del apartheid, y hoy en día, este grupo sigue constituyendo la mayoría de los residentes. Las pintorescas calles adoquinadas, el museo, los auténticos proveedores de cocina del Cabo y el emporio de especias más antiguo de Ciudad del Cabo merecen una visita pasando el Grand Parade, el Ayuntamiento y el Castillo de Buena Esperanza (Castle of Good Hope), es el edificio más antiguo que se conserva en Sudáfrica. Construido entre 1666 y 1679, esta fortificación pentagonal reemplazó una pequeña fortaleza de arcilla y madera construida por el comandante Jan van Riebeek en 1652 al establecer una estación de reabastecimiento marítima del Cabo de Buena Esperanza para la Compañía Holandesa de las Indias Orientales, más conocida como VOC (Verenigde Oos-Indische Compagnie) Recorreremos también el District 6 (lugar infame del Apartheid). Almuerzo en Restaurante local. Posteriormente visitaremos los “Company Gardens” es un refugio arbolado en el centro de la ciudad y está rodeado de los museos del Parlamient Building y fascinantes edificios: la Catedral de St Georges, el Museo Salve, la Galería Nacional de Arte y el Museo Judío, por mencionar algunos. Visitaremos el "Iziko South African Museum" en él se puede ver de todo, desde dinosaurios hasta arte rupestre y fósiles, hasta una quagga disecada, la extinta cebra que una vez adoró la Montaña de la Mesa. Estas exposiciones documentan la evolución de los animales y el hombre en África. Uno de los mejores momentos es el Whale Well, donde puedes escuchar los sonidos de las ballenas y ver un esqueleto de tamaño natural, de 20 metros de largo, del mamífero más grande del planeta; la ballena azul.  Cena en el Gold Restaurant, regreso al hotel y alojamiento.

Día 7: (viernes 9 de noviembre) Ciudad del Cabo - Península del Cabo - Ciudad del Cabo
Desayuno y salida para recorrer la Península del Cabo de Buena Esperanza, su cornisa y playas cercanas donde destaca la Villa de Hout Bay cabecera de la flota pesquera del langostino con su mercado y artesanías. El pueblo de pescadores originalmente pequeño de Hout Bay es ahora una popular zona de Ciudad del Cabo, desde donde daremos un paseo en barco marinero hasta la isla de las Focas. Posteriormente daremos un recorrido por el pueblo a la vibrante Imizamo Yethu, artesanías. Visitaremos también Camps Bay que es una rica población costera ubicada a solo diez minutos del corazón de la ciudad. Breve parada en el Cabo y subida en tren de cremallera hasta el Faro en la Punta del Cabo, Cape Point se encuentra en el extremo sudoeste de África y ofrece excelentes vistas. En la Reserva Natural del Cabo, contemplaremos La Cruz de Díaz que es una réplica de una de las cruces que Bartholomew Días dejó en su viaje alrededor del Cabo en 1488. 500 años después, esta fue erigida en su honor.  Visitaremos su colonia de pingüinos en la Playa de Boulders. Posteriormente llegaremos a Simmons Town, Cuartel General de la Marina de Suráfrica desde 1814, cuando se convirtió en una base naval. Desde entonces, está tranquila ciudad ha crecido rápidamente. Almuerzo en Simonstown y veremos la villa del Kalk Bay con sus embarcaciones multicolores y sus curtidos pescadores, Regreso al hotel Cena y alojamiento.

Día 8:  (sábado 10 de noviembre) Ciudad del Cabo
Desayuno y salida del hotel para dirigirnos a la Montaña de la Mesa, Sin lugar a duda, es Table Mountain lo que hace que Ciudad del Cabo sea la ciudad única que es. Elevándose a más de 1000 metros sobre el nivel del mar, es el icono que hace que Ciudad del Cabo sea reconocible al instante A continuación realizaremos la Visita del Rodhes Memorial y"Heart of Cape Town museum" del Groote Schuur hospital en honor al primer transplante de corazón humano en 1967, la Universidad de Cape Town y el UCT Irma Stern Art Museum Almuerzo en restaurante.  A continuación, Visita del museo de arte contemporáneo africano - "Zeitz Mocaa" es una institución cultural pública sin ánimo de lucro. Es el primer gran museo de África dedicado al arte contemporáneo, regreso al hotel, cena y alojamiento.

Día 9:  (domingo 11 de noviembre) Ciudad del Cabo -  Victoria Falls (Zimbabwe)
Desayuno y traslado al aeropuerto para tomar el vuelo con destino Victoria Falls, salida 08.30 horas y llegada 11.15 horas. Traslado al hotel, Almuerzo y a lo largo de la tarde efectuaremos un Crucero por el río Zambezee. es una excelente manera de relajarse y disfrutar de la belleza del río. Puede tener la oportunidad de ver una variedad de espectáculos, hipopótamos, cocodrilos y elefantes en su entorno familiar, así como también disfrutar de las diferentes especies de aves. El crucero Sunset incluye tentempiés, cerveza, vino, licores locales y refrescos. Hay excelentes oportunidades para tomar fotos contra los atardeceres africanos a menudo espectaculares. Bandadas de pájaros rozan la línea de flotación mientras el sol se pone detrás del horizonte africano, regreso al hotel, cena y alojamiento.     

Día 10: (lunes 12 de noviembre) Victoria Falls, Zimbabwe 
Desayuno y salida del hotel para efectuar la visita de las Cataratas Victoria, espectacular salto de agua del río Zambezi que están situadas en la frontera entre Zambia y Zimbabwe. Miden aproximadamente 1.7 km de ancho por 108 metros de altura. Sólo se pueden rivalizar con las cataratas del Iguazú entre Argentina y Brasil, A continuación, entrada en Zambia y visita del pueblo de Livingstone y el “David Livingstone Museum” Almuerzo buffet. Posteriormente realizaremos la visita del Mercado Local a su finalización tendremos la cena en The Boma Restaurant, especializado en comida tradicional africana, regreso al hotel y alojamiento.
Opcional Vuelo en Helicóptero sobre las Cataratas (12-13 minutos), Salen regularmente durante el día y ofrecen espectaculares oportunidades fotográficas. reciben una charla de seguridad al llegar al Helipad, cerca del Elephant Hills Intercontinental Hotel. Después del despegue en el Vuelo de los Ángeles de 13 minutos, el helicóptero gira hacia las Cataratas Victoria.
El piloto volará circuitos sobre The Falls en ambas direcciones, brindando a los huéspedes las mejores oportunidades fotográficas y de visualización. Un viaje río arriba y de regreso sobre el Parque Nacional Zambezi completa su vuelo.

Día 11: (martes 13 de noviembre) Victoria Falls - Johannesburgo - Madrid - Valladolid
Desayuno y traslado al aeropuerto para tomar el vuelo con destino Johannesburgo, salida a las 13.30 horas y llegada a Johanesburgo a las 15.15 horas a su llegada tendremos que realizar la recogida de equipaje nos esperaran para realizar la asistencia en la facturación para el vuelo transcontinental de la compañía Iberia con salida a las 21.15 horas (noche a bordo) y llegada a Madrid a las 06.35 horas, recogida del equipaje y salida para Valladolid donde está previsto llegar a las 10,00 horas.

PRECIO SOCIO EN HABITACIÓN DOBLE: 3.660 €
PRECIO NO SOCIO EN HABITACIÓN DOBLE: 3.720 €
SUPLEMENTO HABITACIÓN INDIVIDUAL: 550 €

REQUISITOS: Grupo mínimo 30 y máximo 45 personas.

INCLUYE:
- Autobús Valladolid-Barajas-Valladolid
- Vuelo de Ida y Vuelta directo, con la compañía Iberia, incluye equipaje de mano y 23 kg facturados
- Vuelos de internos:
            Johannesburgo – Ciudad del Cabo   BA 6407   19.10 – 21.20
            Ciudad del Cabo – Victoria Falls   SA 8690   08.30 – 11.15
            Victoria Falls – Johannesburgo   BA 6292   13.30 – 15.15
- Acompañante Agencia Facturación Barajas.
- 9 noches de alojamiento en hoteles 4*, mencionados en el programa o similares.
- Transporte en autocar con aire acondicionado
- Asistencia guía en español que acompañará el grupo a lo largo de todo el viaje,
- Pensión completa
- Seguro de Viaje y anulación. (Según condiciones del seguro).
- Dossier Domus o guía comercial de viaje.
- Reunión informativa del viaje

- Acompañante Domus Pucelae
- Visitas de las ciudades:
            * Johannesburgo
            * Soweto
            * Dullstrom
            * Zona “Panorama”
            * Kruger
            * Aldea Ndebele
            * Pretoria
            * Ciudad del Cabo
            * Península del Cabo
            * Table Mountain
            * Cataratas Victoria
            * Livingstone
- Entradas incluidas:
* JOHANESBURGO
            Constitution Hill
* SOWETO
            Iglesia de Regina Mondi
            Casa de Mandela
            Hector Pietersen Memorial
* ZONA PANORAMA
            Bourkes Luck Potholes
* PARQUE KRUGER
            Safari Nocturno Parque Kruger
            Safaris Parque Kruger (amanecer y atardecer)
* PRETORIA
            Voortrekkermonument
            Union Buildings
* CIUDAD DEL CABO
            El castillo de Buena Esperanza
            Company Gardens
            Palamient Buildings
            Museo Iziko South African Museum
* PENINSULA DEL CABO
            Crucero Isla de las Focas
            Pinguinos Boulders
            Reserva Natural del cabo
            Diaz Cross
* TABLE MOUNTAIN
            Rhodes Memorial
            Museo Heart of Cape Town
            UCT Irma Stern Art Museum
            Museo de Arte Africano Zeitz Mocaa
* VICTORIA FALLS
            Crucero por el río al atardecer
            Visita de las cataratas lado de Zimbawe
            David Livingston Museo

NO INCLUYE
Cualquier otro servicio no detallado en el apartado anterior.

HOTELES PREVISTOS:
Hotel Radisson Blu Sandton 8.3
Situado en el kilómetro cuadrado más rico de África, Sandton, el flamante Radisson Blu Hotel Sandton, Johannesburgo, ¡ofrece habitaciones bellamente decoradas que combinan con el excepcional Yes I Can!  estándares de servicio. Con una envidiable ubicación en el corazón del distrito financiero de Sandton, a poca distancia de las mejores tiendas y campos de golf del continente, este hotel de lujo es la base perfecta tanto para viajeros de negocios como de placer.

Hotel Protea Hotel by Marriott Hazyview 7.2
A solo 20 minutos del Parque Nacional Kruger, ubicado en el corazón de la capital de aventuras de Mpumalanga Lowveld, este hotel está situado en una colina con vistas al hermoso valle del río Sand.  Este encantador refugio rural está situado en una magnífica finca de jardín de 10 acres con vistas impresionantes y excelentes instalaciones. Ubicado entre exuberantes jardines con una gran cantidad de aves, nuestras habitaciones se suman a la sensación de estar lejos del ajetreo y el bullicio de la vida de la ciudad.

New Kings Hotel 8.1
El New Kings Hotel, convenientemente ubicado en el mundialmente famoso litoral atlántico de Ciudad del Cabo, cuenta con vistas incomparables de Lions Head y Signal Hill por un lado y el Océano Atlántico por el otro. Ubicada en Sea Point, este hotel boutique ofrece a sus huéspedes 42 amplias habitaciones de diseño para atender tanto a viajeros de negocios como de placer. Cerca de las playas de Ciudad del Cabo, así como del centro de la ciudad.

The Kingdom Hotel 8.0       
The Kingdom at Victoria Falls. Se trata de un complejo hotelero dirigido al quien desea disfrutar de la majestuosidad y la emoción de una de las Siete Maravillas Naturales del Mundo. Completo con su propio patio de comidas que ofrece una amplia variedad de comidas relajantes o rápidas, The Kingdom at Victoria Falls también ofrece tres piscinas y una piscina para niños pequeños, un área de juegos para niños y, para las damas, planea una "noche en la ciudad "o una visita al spa y salón de belleza del complejo.

OBSERVACIÓN: 
El importe del anticipo será reembolsado por parte del seguro en caso de anulación de la plaza, según las condiciones que establezca el seguro de anulación, descontando el importe de dicho seguro, que será de 60 €.

INFORMACIÓN Y RESERVA DE PLAZAS: Por correo a domuspucelae@gmail.com o en el tfno. 608419228 a partir de las 0 horas del día 22 de junio del 2018, debiendo hacer entrega a la reserva de 1.230 €, el segundo plazo de 1.230 € antes del 10 de julio y resto del importe del viaje, antes del 10 de octubre de 2018 en Viajes Tempo Tours. C/ Miguel Iscar 16 Tfno.983 213630 - 983 666663. Persona de contacto: Pablo Parrilla. Horario: de lunes a viernes de 09.30 a 14.00 y de 17.00 a 20.00 horas.

FORMAS DE PAGO: Efectivo, Tarjeta de Crédito, Tarjeta Pass Carrefour o mediante transferencia a la cuenta bancaria que le proporcionará la agencia, indicando en el concepto “Sudáfrica y Cataratas Victoria” y el nombre de los viajeros”.  Enviar copia de la transferencia mail a: info@imaginaunviaje.com 
 


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VIAJE: JORNADA DE LAS SETAS EN CERVERA DE PISUERGA (PALENCIA), 23 de septiembre 2018

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Visita virtual: TRÍPTICO DE LA EPIFANÍA, el refinamiento en una escenografía sacra

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TRÍPTICO DE LA EPIFANÍA
Maestro de Covarrubias (escultura)
Diego de la Cruz (pintura)
Hacia 1510
Madera de nogal policromada y óleo sobre tabla
Museo de la Colegiata de San Cosme y San Damián, Covarrubias (Burgos)
Escultura y pintura tardogótica














EL TRÍPTICO DE COVARRUBIAS

Esta obra excepcional adopta la forma de un tríptico de carácter mixto, pues la parte central presenta la forma de un armario o caja rectangular —2,35 m. de alto y 1,92 m. de ancho— que aparece rematado en la parte superior por un friso con decoración en relieve de tracerías góticas a partir de arcos conopiales y filigrana ornamental. En su interior alberga un grupo escultórico que representa la Adoración de los Reyes Magos, compuesto por seis figuras humanas, prácticamente en bulto redondo y en tamaño ligeramente inferior al natural, todas ellas dispuestas para su visión frontal. En contraposición, las puertas que lo cierran ofrecen pinturas. En el exterior con las figuras de la Magdalena y Cristo atado a la columna, la primera en grisalla y la segunda con un suave color, y en el interior con cuatro escenas referidas al Nacimiento, el Bautismo de Cristo, la Transfiguración y la figura orante del donante, el chantre Francisco García de Covarrubias.

La escena principal, referida a la Epifanía y compuesta con figuras de escala monumental, según José Ignacio Hernández Redondo1 pudiera estar inspirada en un grabado del holandés que firmaba su obra como IAM de Zwolle a finales del siglo XV (ver ilustración). En ella se muestra a la Virgen, colocada en el centro y sujetando al Niño en su regazo, mientras detrás de ella se coloca San José con gesto contemplativo. En torno a las figuras sagradas se colocan los tres Reyes Magos, que de forma visible y con expresivo realismo representan las tres edades del hombre —vejez, madurez y juventud— y los rasgos raciales de tres continentes —Europa, Asía y África—, lujosamente ataviados, desprovistos de sus sombreros en gesto de respeto y sujetando en sus manos suntuosas ofrendas.

La Virgen
La Virgen aparece representada entronizada, majestuosa y hierática, siguiendo los modelos de buen número de pinturas flamencas. Su cuerpo está sumamente estilizado y se muestra como una joven de piel tersa y larga melena rubia con raya al medio que cae por los lados formando rizos paralelos. Sus facciones son delicadas y de inspiración flamenca, con un rostro ovalado de frente despejada, ojos rasgados, nariz larga y recta y boca con las comisuras minuciosamente delineadas, así como un cuello muy alargado y dedos estilizados. 
Con gesto reflexivo y ensimismado, dirige la mirada al espectador, viste una túnica de ricos brocados que deja asomar una camisa de lino en el escote y se cubre con un manto dorado que deja libre la cabeza y remonta las rodillas, mostrando en los bordes una cenefa en la que figura un críptico mensaje mediante una inscripción con textos del Magnificat.

San José
A su lado permanece serena y de pie la figura de San José, caracterizado como un aldeano que al frente apoya sus manos sobre un cayado. Su cabeza ofrece un trabajo de fuerte naturalismo, con un cabello canoso recortado, barba incipiente matizada por la policromía, ojos rasgados, párpados caídos y arrugas marcadas en la frente, el entrecejo y en la comisura de los ojos. Su función en la escena es meramente contemplativa, limitándose a observar cómo por delante el Niño Jesús tiende la mano hacia la copa que le ofrece el rey Melchor. Luce un manto rojo que igualmente está recorrido en sus bordes por un cenefa con adornos dorados.

El Niño Jesús
Retenido por la Virgen sobre sus rodillas, el Niño Jesús aparece sonriente y en plena desnudez. Con su gesto naturalista rompe la quietud de la escena, pues su estilizado cuerpo se gira para acercar su mano, en un arranque de curiosidad, hacia la copa que le ofrece el rey Melchor, que levanta la tapa permitiendo al Niño introducir sus dedos atisbando lo que guarda en su interior. Su cabeza es redondeada, con corto cabello rizado que forma mechones sobre la frente, ojos rasgados, generosos mofletes y boca entreabierta.
          
El rey Melchor
El rey Melchor se coloca arrodillado en primer plano, dispuesto de perfil al espectador, mostrando el justo momento en que hace entrega de su presente al Niño Jesús. Su gesto es adusto y complaciente, con la mirada clavada en la reacción del infante, mientras en señal de reverencia ha depositado su tocado a los pies de la Virgen. 
Está caracterizado como un hombre de avanzada edad cuyos rasgos son definidos por una calvicie prominente, cabello canoso y arrugas que configuran su rostro, que aparece rigurosamente afeitado. Viste un lujoso atuendo de prendas superpuestas en las que el escultor incluye numerosos detalles descriptivos en relieve, como los remates con flecos de las mangas, la orla en la abertura de su túnica, el collar con cadenas que luce en el pecho, que proclama su estirpe real, y el bolso o zurrón que cuelga de su cintura sugiriendo su carácter peregrino, repitiendo idéntico detallismo en la copa con tapa que llena de oro ofrece como presente.

El rey Gaspar
El rey Gaspar, que con rasgos orientales representa a un hombre en plena madurez, aparece colocado de pie en la parte izquierda de la composición. En su mano derecha sujeta el sombrero del que se ha despojado como reverencia a los personajes sagrados, mientras en la izquierda sujeta la copa esférica que contiene incienso. Repite una vestimenta a base de prendas superpuestas, entre las que destaca una túnica rojiza que llega hasta los pies, una esclavina verde sujeta por cadenas y borlones dorados y una banda blanca anudada a la cintura que forma un lazo en la parte derecha. Se acompaña de pequeños detalles descriptivos en relieve, como una cadena que se desliza desde el hombro a la cintura y flecos de las mangas, recordando su aspecto a las representaciones metafóricas de Santiago peregrino y de San Roque de la época.

Destaca el minucioso trabajo de la cabeza, con largos cabellos y pronunciadas barbas ensortijadas de disposición simétrica, repitiendo los ojos rasgados, los párpados caídos, la boca bien delineada y las arrugas en la frente y entrecejo para conformar un gesto severo. Por su aspecto facial y la disposición de la barba y el cabello, con un pronunciado flequillo sobre la frente, Beatrice G. Proske encuentra su inspiración en la pintura flamenca, siendo un buen referente la Adoración de los Reyes atribuida a Joos de Gante, que reinterpreta otra pintura de Hugo van der Goes (Metropolitan Museum, Nueva York).  

El rey Baltasar
El rey Baltasar, que aparece colocado de pie en la parte derecha, está caracterizado como un africano de raza negra en plena adolescencia. En su mano derecha, levantada para permitir su visión, sujeta reverente el sombrero, mientras que en la izquierda porta su ofrenda de mirra. Viste una túnica corta azulada y polainas rojas con zuecos, con el cuerpo cubierto al frente por un manto dorado que se desliza desde el hombro izquierdo hasta los pies. Entre los elementos descriptivos figura un collar al cuello del que pende una anacrónica cruz, tal vez aludiendo a la unificación de los credos bajo este símbolo. Su rostro es terso y barbilampiño, con ojos rasgados, nariz chata y labios prominentes, con un corto cabello rizado que deja visibles las orejas.   

Los elementos ambientales
A los elementos crípticos insertados en las figuras humanas se vienen a sumar otros diseminados por la escena. Junto a las convencionales figuras del buey y la mula, que asoman sus cabezas sobre un pesebre colocado entre las figuras de la Virgen y el rey Gaspar, a los pies aparece un perro con la cabeza levantada en actitud de aullar. Su presencia y su significado son difíciles de explicar por ser algo poco habitual. Tal vez puede tratarse de un símbolo de fidelidad, de acuerdo a la iconografía funeraria de la época, o tal vez se reduce a un mero elemento narrativo referido al cortejo de los Reyes Magos, como el que incluyera Rogier van der Weyden hacia 1455 en la Adoración de los Reyes, tabla central del Tríptico de Santa Columba (Pinacoteca Antigua, Múnich), con un galgo afgano que alude a la procedencia oriental de los Magos.    
Las figuras se colocan ante un fondo arquitectónico que reproduce un muro de sillería con grandes ventanales apuntados y vidrieras que simulan un templo gótico, motivo tradicional en la escultura tardogótica que en este caso dota al espacio escénico de un carácter sagrado.

Características estilísticas del Maestro de Covarrubias
Es realmente gratificante que este grupo escultórico conserve inalterable su policromía original, recurso que realza la expresión de los personajes y el afán naturalista del escultor.  En ellos prevalece un canon alargado que, junto a la actitud reflexiva de las figuras, le proporciona un componente místico de elevada espiritualidad.

Como señas de identidad del taller del desconocido maestro se encuentran los personales rasgos de los rostros, con ojos muy rasgados, párpados caídos, pómulos y barbillas sobresalientes y estratégicas arrugas en el cuello, frente, entrecejo y comisuras de la boca y los ojos que definen la expresión facial, siendo constante una hendidura que desde el labio superior llega a la nariz. La búsqueda de naturalismo se patentiza en la plasmación de las venas bajo la piel, especialmente apreciable en las manos, perfectamente visible en la del rey Gaspar.

Personal es también el tratamiento de los plegados de la indumentaria, siendo abundantes los pliegues en forma de "V" de la tradición flamenca, presentes en el Tríptico de la Epifanía en las figuras de la Virgen y del rey Garpar, así como otros desparramados sobre el suelo con aristas vivas —visibles en la Virgen y el rey Melchor— y otros con afiladas aristas lineales como en el manto del rey Baltasar.

Otro de los rasgos característicos es el empleo de un canon alargado, que generalmente responde al canon de siete cabezas, lo que se traduce en formas sumamente estilizadas que junto a los gestos ensimismados y reflexivos dotan de una especial solemnidad a las figuras.

Como nota peculiar, común a los talleres burgaleses, se puede apuntar la excepcional técnica de policromado y dorado, tanto aplicadas en los ropajes —simulación textil de brocados en la túnica de la Virgen— como en las carnaciones, con detalles matizados al modo de la pintura de caballete, policromía exuberante y preciosista que, junto a las pequeñas joyas talladas en la madera con minuciosidad flamenca, proporcionan una deslumbrante riqueza ornamental. 

UNA OBRA EN BUSCA DE AUTOR  

El Tríptico de la Epifanía fue encargado hacia 1510 por Francisco García, chantre (responsable del canto en el coro) de la colegiata de San Cosme y San Damián de Covarrubias, para ser colocado en la capilla en la que ostentaba el patronato, que bajo la advocación de los Reyes Magos es la más próxima al presbiterio en la nave de la Epístola de la colegiata.

El tríptico es obra destacada del artífice que hoy conocemos como Maestro de Covarrubias, apelativo que define a un desconocido escultor vinculado al foco tardogótico burgalés de tiempos de los Reyes Católicos, activo en los últimos años del siglo XV y primeros del XVI en un ambiente dominado por la personalidad del gran maestre Gil de Siloé, autor de una deslumbrante obra que creó escuela en el ámbito de la ciudad de Burgos. Además, esta obra maestra sirve de referente para la atribución al Maestro de Covarrubias de otras obras diseminadas por la zona, ya que en ella el artista define un estilo que mantendría en el resto de su producción.

En base a sus peculiaridades estilísticas, se especula la posible llegada del Maestro de Covarrubias desde Alemania a Burgos a finales del siglo XV, seguramente atraído por la enorme demanda de artistas del mercado artístico burgalés, donde también habían recalado otros artistas germanos procedentes de Colonia. En la ciudad castellana, en opinión de Robert Didier, se habría vinculado inicialmente al taller de Gil de Siloé, del que asumiría rasgos, técnicas y estilo, pasando posteriormente a instalarse con taller independiente para atender la enorme demanda de obras devocionales y componentes de retablos, siempre manteniendo su filiación germánica respecto a la tipología e iconografía.

A este respecto hay que recordar que, en ocasiones, el historiador de arte carece de cualquier apoyo documental, por lo que es frecuente la formación de un corpus de determinado artífice a partir de atribuciones que, basadas en similitudes estilísticas, conforman un conjunto homogéneo y definen una producción realizada en unos años y un ámbito geográfico concreto, siendo la obra más representativa la que suele servir para definir determinado perfil artístico y señalar la identidad del autor de la obra, de la que toma el nombre, aunque también es frecuente que dichas atribuciones sean rechazadas o contestadas por otros especialistas.

Hasta no hace mucho tiempo esta obra, por su extraordinaria calidad, era atribuida a Gil de Siloé por la evidente relación estilística con algunas figuras del santoral que integra el retablo mayor de la Cartuja de Miraflores de Burgos, con el que mantiene similitudes en las tipologías humanas y en la imitación de pedrería tallada, siendo Joaquín Yarza el primero en apuntar la presencia en tierras burgalesas de otro escultor de origen nórdico, de notable calidad, como autor del tríptico de Covarrubias. Después ha sido José Ignacio Hernández Redondo quien ha esbozado la personalidad del Maestro de Covarrubias2, definiendo las características formales de su estilo y remarcando el expresivo realismo junto a los detalles pormenorizados.
A pesar del desconocimiento de los datos biográficos antes de su llegada a Castilla, por el afán realista de las figuras, la tipología del tríptico y algunos detalles iconográficos, Hernández Redondo sugiere Wesfalia o alguna ciudad del Bajo Rin como lugar de origen del escultor, al que se podría considerar como el último gran maestro de la escultura tardogótica burgalesa, que dejaría paso a la aparición en Burgos de una renovada escuela renacentista a cuya cabeza se situarían Felipe Bigarny y Diego de Siloé.     

LAS PINTURAS DEL TRÍPTICO DE LA EPIFANÍA      

Era habitual que las puertas del tríptico permanecieran cerradas y que solamente se abrieran en ocasiones solemnes para determinadas celebraciones litúrgicas, hecho que sin duda ha contribuido a la preservación de la obra. También era frecuente que el exterior de la puertas se pintara con la técnica de la grisalla (diferentes tonos de grises), lo que al abrirlo producía un gran contraste con el luminoso colorido del interior, siendo recurrente la plasmación de la escena de la Anunciacióncomo alusión a la Concepción o principio de la Redención, con la figura de la Virgen en una de las puertas y el arcángel San Gabriel en la otra.

Las pinturas exteriores
Así fue concebido el exterior del Tríptico de la Epifanía, pues el pintor comenzó esbozando la escena de la Anunciación, con la Virgen leyendo de pie en la puerta izquierda y el arcángel realizando el saludo con las alas desplegadas en la puerta derecha, ambas figuras dentro de hornacinas de diseño arquitectónico. 
Sin embargo, por motivos desconocidos, seguramente a petición del comitente, el pintor llegaría a cambiar esta iconografía por otra en la que el ángel fue sustituido por la figura de Jesús atado a la columna y la Virgen reconvertida en la imagen de María Magdalena, ya que junto a ella aparece el tradicional tarro de ungüentos que la identifica, sin las flores simbólicas que habitualmente en la escena de la Anunciación acompañan a la figura de María como símbolo de pureza.

La certeza de este "arrepentimiento" es muy reciente, siendo constatado cuando el tríptico fue restaurado en su totalidad (2007-2008) y la aplicación de rayos infrarrojos permitieron observar el dibujo subyacente. Aunque la imagen de la Virgen se mantuvo como una grisalla que al modo flamenco insinúa valores escultóricos, en la imagen de Cristo atado a la columna se pudo comprobar su metamorfosis a partir de la figura del ángel, permitiendo observar a la altura del pecho un manto sobre los hombros sujeto por un broche, así como alas extendidas a los lados, dibujo que finalmente sería recubierto por la imagen de Cristo azotado y coronado de espinas, con una lacerada anatomía resuelta en un suave color rosáceo.         
Izda: Maestro de Covarrubias. Detalle del rey Gaspar.
Dcha: Adoración de los Reyes. Versión de Joos de Gante sobre una pintura
de Hugo van der Goes, Metropolitan Museum, Nueva York.

Las pinturas interiores
Completamente diferentes son las pinturas del interior, dos superpuestas en cada hoja batiente, todas ellas acordes con la tradición hispano-flamenca y dotadas de un brillante colorido. La temática debió ser elegida por el comitente, como lo demuestra la inclusión, en una de ellas, de su propia figura como donante. En la parte superior aparecen representadas las escenas del Nacimiento y el Bautismo de Cristo, mientras que en la parte inferior se insertan la Transfiguracióny el Retrato del donante amparado por sus santos protectores.

El Nacimiento
De sencilla composición, la pintura se reduce a lo esencial del pasaje, con las figuras de la Virgen y San José en adoración junto al Niño colocado en el suelo, siguiendo una iconografía muy común en la pintura flamenca que encontró su inspiración en los relatos de Santa Brígida. El escenario es un templo clásico en ruinas, reconvertido en establo, que adquiere el significado del fin de la antigua Ley con el nacimiento de Cristo. A un lado asoman las cabezas de la mula y el buey y entre los arcos del fondo se divisa un paisaje en el que se incluye la escena del Anuncio de los Pastores, que son sorprendidos por un ángel que porta una filactería.

El Bautismo de Cristo
Siguiendo una iconografía de raigambre flamenca, el pasaje se inserta en un sugestivo paisaje, presidido por una alta formación rocosa, por el que discurre el Jordán como un pequeño riachuelo en el que aparece sumergido Cristo hasta las rodillas. A su derecha se encuentra arrodillado San Juan Bautista, que derrama el agua con una venera, y en el lado opuesto el preceptivo ángel que sujeta la túnica de Jesús. Al fondo, sobre una gloria abierta con forma de nubes, se encuentra la figura de Dios Padre, del que emanan rayos con la figura del Espíritu Santo en forma de paloma y una inscripción con la leyenda "Hic est filius meus dilectus", tomada del evangelio de Mateo.

La Transfiguración
La composición, basada en la simetría y organizada a dos niveles, muestra el pasaje de la Transfiguración o metamorfosis de Jesús en el monte Tabor, donde llegó acompañado de los apóstoles Juan, Pedro y Santiago, que se arrodillan en la parte inferior mientras contemplan el prodigio de la conversión de la figura de Jesús en una luz deslumbrante y la aparición a su lado de los profetas Moisés y Elías, con los que llega a conversar. Curiosamente, la figura de Elías aparece revestida con una indumentaria muy similar a la de los Reyes del grupo escultórico central.

Retrato del chantre Francisco García de Covarrubias
En un escenario configurado por una galería porticada, en cuyo fondo se abre un bello paisaje, se hizo retratar el chantre Francisco García, donante del retablo, que aparece en actitud orante junto a un reclinatorio sobre el que reposa un libro de oraciones minuciosamente descrito. Viste indumentaria eclesiástica y luce tonsura, apareciendo tutelado por el santo franciscano San Bernardino de Siena, identificado por la colocación sobre el pecho de una imagen radiante del Niño Jesús, alusiva a su dedicación al santo nombre de Jesús, que viene a sustituir a su atributo tradicional, el crismón con las iniciales "IHS". Amparando al chantre también se encuentran los mártires San Cosme y San Damián, patronos de la colegiata de Covarrubias a la que la obra estaba destinada, que presentan una curiosa iconografía sosteniendo en sus manos sus propias cabezas decapitadas.

Diego de la Cruz como autor
El conjunto de pinturas, de notable calidad, responden al estilo hispano-flamenco imperante en Castilla a comienzos del siglo XVI. Aunque fueron atribuidas por algunos historiadores a Juan de Borgoña, actualmente se consideran obra de Diego de la Cruz, uno de los pocos artistas conocidos de la pintura hispano-flamenca burgalesa. Documentado en Burgos entre 1482 y 1500, fue un pintor colaborador de Gil de Siloé, para el que realizó la pintura y el dorado de algunos de sus retablos tallados, como el desaparecido de la capilla de Fray Alonso de Burgos en el Colegio de San Gregorio de Valladolid y el retablo mayor de la cartuja de Miraflores de Burgos (1496-1499).

Aunque Diego de la Cruz estuvo asentado en Burgos, José Gudiol Ricart le supone nacido en Flandes en torno a 1460, lo que explica el perfecto dominio del tipo de pintura flamenca, en la que se percibe la influencia de maestros nórdicos, especialmente de Rogier van der Weyden. No obstante, el historiador Didier Martens, en sus trabajos publicados en 2001, le considera de origen español y formado en Castilla, donde pudo conocer la considerable llegada de obras flamencas, como ya había apuntado José Camón Aznar.

Con un buen dominio del dibujo, del color y del tratamiento de la luz, su estilo se vincula a la tradición flamenca en el gusto por personalizar las cabezas, la profusión de pliegues en las indumentarias y la colocación al fondo de sugestivos paisajes con pequeños grupos de árboles, aunque en algunas de sus pinturas mantiene ciertos arcaicismos medievales, como la jerarquización de la escala de los personajes y la persistencia de los fondos dorados.

El estilo de Diego de la Cruz se define a partir de Cristo Varón de Dolores entre la Virgen y San Juan, única obra firmada que fue realizada entre 1475 y 1480 y se conserva en el Museo del Prado, y los Estigmas de San Francisco, obra documentada entre 1487 y 1489 que se guarda en la iglesia de San Esteban de Burgos. Otras obras significativas son la Misa de San Gregorio con dama donante(h. 1480) del Museo Nacional de Arte de Cataluña, la Virgen de la Misericordia (h. 1486) del monasterio de Santa María la Real de las Huelgas de Burgos, donde aparecen retratados los Reyes Católicos con su familia, Cristo entre la Virgen y San Juan (1475-1480), San Juan Bautista con religiosa donante (1480-1485) y la Asunción y Coronación de la Virgen (h. 1497), las tres en el Museo del Prado, y especialmente la magnífica tabla de Cristo entre ángeles (h. 1485) que se conserva en la propia colegiata de San Cosme y San Damián de Covarrubias.

Adoración de los Reyes.
Grabado de IAM de Zwolle, finales siglo XV 
Es significativo que en la pintura de San Juan Bautista del Museo del Prado el santo luzca en su manto una orla recorrida por una inscripción tan similar a la que aparece en los bordes del manto de la Virgen del grupo escultórico de Covarrubias.      

EL TRÍPTICO DE LA EPIFANÍA: UNA OBRA FELIZMENTE RESTAURADA

Debido a su preocupante estado, el Tríptico de la Epifanía fue restaurado por la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León, entre junio de 2007 y mayo de 2008, en un taller habilitado en las propias dependencias de la colegiata, donde trabajaron cualificados profesionales que realizaron una exhaustiva limpieza de barnices envejecidos y suciedad acumulada, así como la consolidación de los componentes. Ello ha permitido recuperar la belleza original del conjunto, que ha sido recolocado en lo que fuera la antigua sacristía del templo, ahora reconvertida en espacio museístico.
Como ya se ha comentado, durante estos trabajos se pudieron estudiar los dibujos subyacentes de las pinturas a través de rayos infrarrojos, lo que ha permitido determinar que inicialmente el pintor concibió la escena de la Anunciación en grisalla para el exterior de las puertas, aunque sobre la marcha, por razones desconocidas, la imagen del ángel fue reconvertida por el pintor en la figura de Cristo atado a la columna y la de la Virgen en María Magdalena.


Informe y fotografías: J. M. Travieso.
Fotografías del Museo del Prado de las obras correspondientes. 

 
Diego de la Cruz. Pinturas del exterior del Tríptico de la Epifanía

NOTAS

1 HERNÁNDEZ REDONDO, José Ignacio: En torno al Maestro de Covarrubias. Burgos, 2001.

2 Ibídem.















Diego de la Cruz. Pinturas del interior: El Nacimiento y el Bautismo de Cristo















Diego de la Cruz. Pinturas del interior: la Transfiguración de Cristo y el
donante Francisco García con San Bernardino, San Cosme y San Damián















Diego de la Cruz. Izda: Cristo entre los profetes David y Jeremías, 1495-1500,
Museo del Prado. Dcha: Cristo entre ángeles, Colegiata de Covarrubias










Diego de la Cruz. Izda: Virgen de la Misericordia con los Reyes Católicos,
1486, Monasterio de las Huelgas Reales, Burgos. Centro: San Juan Bautista
con donante, 1480-1485, Museo del Prado. Dcha: Cristo entre la Virgen y
San Juan, 1475-1480, Museo del Prado. 































Antigua sacristía de la Colegiata de San Cosme y San Damián de
Covarrubias, hoy sala del Museo

















Atrio, fachada y torre de la Colegiata de San Cosme y
San Damián de Covarrubias



















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Reportaje: Ruta por los monasterios de Bulgaria y Rumanía en abril-mayo 2018

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24 de abril
Salimos de Valladolid a las 07,00 horas desde la Plaza de Colón (junto Hospital Campo Grande). Llegamos a Barajas con tiempo suficiente para efectuar los tramites de facturación y embarque en vuelo de Bulgaria Air que salió a las 12,50 horas. Llegamos a Sofia a las 14.05 horas, después del control de entrada, nos estaba esperando Adelina, la guía que nos acompañaría en nuestro recorrido por el país, salimos e iniciamos a las 17,30 horas el recorrido por la ciudad, nuestra primera visita fue la catedral Neobizantina de San Alexandro Nevsy, posteriormente nos dirigimos a la Iglesia de Santa Sofía, y la austera iglesia rusa de San Nicolás, continuamos con la rotonda de San Jorge, el Palacio presidencial, el edificio del Teatro Nacional y la plaza de las Antigüedades, finalizando sobre las 20,30 horas que llegamos al hotel, se repartieron las habitaciones, cenamos y nos retiramos a descansar.

25 de abril
La llamada fue a las 08,00 horas, desayunamos y salimos del hotel para efectuar a las 09,45 horas la visita al National Art Gallery donde permanecimos hasta las 11,00 horas, caminando nos desplazamos hasta la Iglesias de San Nicolás y Santa Sofía para visitarlas por su interior, dado que el día anterior estaban cerradas. Efectuadas estas visitas, dejamos la ciudad para dirigirnos hacia el Monasterio de Rila, la llegada se realizó a las 14,45 horas visitamos uno de los más bellos centros espirituales de Bulgaria. Recostado en un valle estrecho a 120 Km. al sur de Sofía, el cual ayudaba a que la cultura búlgara se mantuviera viva durante los 5 siglos oscuros de opresión otomano-turca. Almorzamos en un restaurante de la localidad y regresamos a Sofía, la llegada fue a las 19,45 horas, cenamos en el hotel y algunos estuvimos viendo el partido del Real Madrid y otros se retiraron a descansar,

26 de abril
Nos levantamos a las 06,00 horas y después de desayunar, abandonamos Sofia para dirigirnos a Bucarest, previamente visitamos Veliko Tarnovo. Ciudad donde vimos la antigua fortaleza Tsarevetz nombrada también la colina del zar.  Almorzamos en restaurante local, cerca de la mencionada fortaleza, antes de continuar camino hacia Rumanía visitamos la localidad de Arbanasi que cuenta con muchas iglesias y monasterios de gran importancia, como la iglesia de la Natividad, que contiene unos frescos interiores magníficos. y sobre las 16,30 continuamos hacia Russe, que es la frontera natural entre Rumanía y Bulgaria a la llegada efectuamos el cambio de autobús y guía continuando viaje hasta Bucarest, la llegada fue a las 19.30 horas, se efectúo la entrega de habitaciones y después de asearnos salimos del hotel para dirigirnos al Restaurante Hanul lui Manuc, la cena fue espectacular, una vez finalizada regresamos dando un paseo hasta el hotel para descansar

27 de abril
Recibimos la llamada para despertarnos a las 06,45 horas, desayunamos y salimos del hotel a las 08,15 horas hacia Sinaia, nombrada la Perla de los Cárpatos, la más conocida localidad montañosa en Rumanía. Llegamos a las 11,00 horas y efectuamos la visita guiada de la ciudad. A las 11,45 horas realizamos la visita del Castillo Peles, antigua residencia real, construida a finales del siglo XIX en el estilo neogótico de los castillos bávaros. El interior del castillo Peles contiene 160 habitaciones, arregladas y decoradas en todas las formas posibles, prevaleciendo las decoraciones en madera. Posteriormente almorzamos en un restaurante de la ciudad y continuamos hacia Brasov, una de las más fascinantes localidades medievales de Rumanía. Llegamos a las 16,00 horas e iniciamos la visita de la ciudad, en el curso del cual pudimos admirar el Barrio Schei con la iglesia San Nicolás y la primera escuela rumana (siglo XV), visitamos también la Iglesia Negra construida en estilo gótico siendo la más grande de Rumanía, las antiguas fortificaciones de la ciudad con los bastiones de los gremios de artesanos, tuvimos tiempo libre para efectuar algunas compras y a las 19,00 horas nos trasladamos al hotel, se repartieron las habitaciones, cenamos y nos retiramos a descansar.

28 de abril
Como el día anterior la llamada fue a las 06,45 horas, después de desayunar salimos a las 08,15 horas del hotel hacia Bran, a su llegada realizamos la visita del Castillo de Bran, conocido bajo el nombre del Castillo de Drácula, uno de los más pintorescos de Rumanía, construido en el siglo XIII por el caballero teutónico Dietrich y restaurado en épocas posteriores. A partir del 1920, el castillo de Bran se convierte en residencia de los reyes de Rumanía, en él veranearon mucho tiempo la reina Maria de Sassonia-Coburgo-Gotha, acompañada por su hija la princesa Ileana de Rumania. La reina reestructuró masivamente los interiores según el estilo de la época art and craft rumano. En 1948, cuando la familia real rumana fue expulsada por las fuerzas comunistas, el castillo fue ocupado, Finalizamos a las 11,00 horas nuestra permanencia en esta localidad y continuamos viaje hacia Bucovina, sobre las 13,15 horas llegamos al restaurante Miercurea Ciuc donde almorzamos. Posteriormente salimos hacia Piatra Neam, cruzamos la cadena de los Cárpatos por las Gargantas de Bicaz, el más famoso cañón del país de 10 km de largo, formado en rocas calcáreas mesozoicas de 300 - 400 m, efectuamos una parada al lado del Lago Rojo, originado a causa del corrimiento de tierras de una montaña en el 1837; (del agua salen troncos de pinos pietrificados). Llegamos a las 18,30 horas a la ciudad que por su belleza y posición en el distrito de Neamt es llamada también “Perla Moldovei” (la perla de Moldova). Nos trasladamos al hotel, se entregaron las habitaciones, cenamos y a las 22,00 horas nos retiramos a nuestros alojamientos.

29 de abril
La llamada fue a las 06,45 horas, desayunamos y salimos del hotel a las 08,15 horas en dirección a Suceava. La historia de esta ciudad comenzó como una colonia de los dacios y se remonta a los primeros 100 años después de Cristo. Comienzan períodos importantes en el siglo XV, cuando la ciudad se convirtió en la capital de Moldavia, los períodos florecientes son interrumpidos por los asaltos de Solimán el Magnífico, que irrumpió en 1538. Después de unos veinte años, la capital se trasladó a Iasi y luego comenzó un período de decadencia. En 1775 fue anexionada al Imperio Austrohúngaro, junto con Moldavia, para ser parte de Rumania. Llegamos a las 10,00 horas e iniciamos la visita de la Fortaleza de la ciudad, finalizamos a las 11,00 horas en que nos dirigimos a efectuar la Visita del monasterio Sucevita (1582-84), conocido por el importante fresco “La Escalera de las Virtudes” y por su imponente cinta mural, permanecimos disfrutando de esta maravilla hasta las 13,30 horas en que nos dirigimos a almorzar en un restaurante de la zona. Sobre las 14,30 horas continuamos hacia Bucovina, la región de la Moldova, famosa por sus hermosos paisajes, Bucovina es aún más conocida por sus monasterios con frescos construidos entre los siglos XV-XVI bajo los principales príncipes moldavos como Esteban el Grande y su hijo Petru Rares. 
Llegamos a las 15,20 horas para realizar la Visita del monasterio Moldovita, del 1532, rodeado de fortalezas y con frescos externos. que realzan la huella moldava para obtener el máximo realismo en las escenas de vida cotidiana, humanizando los personajes. Posteriormente nos desplazamos para efectuar la visita al Museo de Huevos. Continuamos viaje para visitar el monasterio de Humor, dedicado a la Dormición de la Virgen María. Este monasterio femenino fue construido en 1530 por Petru Rareş. sobre los cimientos de otro monasterio, que data de 1415 y, que junto con el Monasterio Voroneţ, posee los frescos exteriores entre los mejor conservados de todos los monasterios de Bucovina y Moldavia rumana, en el permanecimos hasta las 19,00 horas. Finalizamos el día con la llegada a Gura Humurului sobre las 19,30 horas, se repartieron las habitaciones, cenamos y nos retiramos a descansar.

30 de abril
La llamada fue a las 06,45 horas, desayunamos y salimos del hotel a las 08,15 horas para visitar el monasterio Voronet del 1488, conocido como “la Capilla Sixtina del Este de Europa” y considerado la joya de Bucovina por el famoso ciclo de frescos externos que decoran la iglesia, siendo el más famoso “El Juicio Final”. 
A las 11,00 horas continuamos hacia Bistrita, al llegar nos dirigimos directamente al hotel restaurante para almorzar, estuvimos hasta las 14,30 horas , posteriormente iniciamos la visita panorámica de la ciudad y salimos en dirección a Sighisoara, ciudad natal del famoso Vlad El Empalador, atravesando la ciudad Targu Mures, donde llegamos a las 17,00 horas y en la que realizamos una visita panorámica, la localidad es famosa por sus plazas rodeadas de edificios de Secesión, entre ellos la prefectura y el Palacio de la Cultura. Continuamos hacia Sighisoara, nuestra llegada fue a las 19,00 horas, inmediatamente iniciamos la visita de la ciudad más bella y mejor conservada del arte medieval de Rumania. Se remonta en gran parte al siglo XIV, cuando fue ampliada y reforzada la construcción rápidamente realizada después de las destrucciones de los tártaros en 1241. Se han conservado 9 de las 14 torres originales: las torres de los herreros, la de los zapateros, la de los carniceros, la de los sastres, la de los curtidores, la de caldereros, etc. Visitamos el más bello y conocido monumento de la ciudad la Torre del Reloj, que fue construida en los siglos XIII-XIV, la misma hasta el 1556 fue sede del Consejo de la ciudad. A su finalización nos trasladamos al hotel, se repartieron las habitaciones, cenamos y nos retiramos a descansar.

1 de mayo
Como el día anterior la llamada fue a las 06,45 horas, después de desayunar salimos a las 08,15 horas del hotel hacia Sibiu, “capital Cultural Europea en 2007”. Llegamos sobre las 10,15 horas e iniciamos la visita del casco antiguo de la ciudad. Conocida en su época por el sistema de fortalezas considerado el más grande de Transilvania con más de 7 km de cinta mural de la cual hoy en día se conservan importantes vestigios. Pudimos admirar la Plaza Grande, la plaza Pequeña con el puente de las Mentiras y la imponente iglesia evangélica del estilo gótico del siglo XIV. Posteriormente nos dirigimos al restaurante para almorzar, a las 14,30 horas salimos en dirección a Bucarest, cruzando el bello valle del rio Olt, admirando bellísimos paisajes. Efectuamos una parada para la visita del monasterio de Cozia del siglo XIV. Conocido como uno de los complejos históricos y de arte más antiguos en Rumania, está situado en la orilla derecha del rio Olt. Los elementos del estilo arquitectónico bizantino están explícitamente declarados en las fachadas de la iglesia central, en las bandas que alternan grandes trozos de ladrillo y piedra.
La llegada a Bucarest por motivos del tráfico se realizó a las 21,00 horas lo cual nos obligó a efectuar un rápido tour panorámico de la capital rumana, en el que pudimos admirar sus grandes vías, los gloriosos edificios Bell´Epoque, el Arco de Triunfo, el Ateneo Rumano, la Plaza de la Revolución y la Plaza de la Universidad, nos trasladamos al hotel  se efectúo la entrega de habitaciones y después salimos para dirigirnos al Restaurante Carro con cerveza, la cena fue con espectáculo incluido, una vez finalizada regresamos a las 23,15 horas para descansar

2 de mayo
Nos llamaron como los últimos días a las 06,45 horas, desayunamos y salimos del hotel a las 08,15 horas para la visita del Palacio del Parlamento, el segundo edificio más grande del mundo después del Pentágono de Washington, sobre las 09,30 horas nos dirigimos al Museo de la Aldea, situado en el exuberante Parque Herastrau, uno de los parques al aire libre más grandes de Europa. Casas del pueblo restauradas, grandes graneros y molinos de agua corriente llenan las calles estrechas. El museo enseña cómo era Rumanía hace un siglo. Finalizada la visita continuamos visitando el casco antiguo de la ciudad, con la “Patriarchia” (el centro espiritual de la iglesia ortodoxa rumana) y admirando la iglesia Stavropoleos, considerada una obra maestra de la arquitectura rumana. Construida en 1724, tiene una planta de tres lóbulos, torre en la nao y un bello portal de mármol con cinco arcadas poli-lobuladas, con balaustra finamente esculpida con motivos florales y figuras; la parte superior esta hornada por medallones diseñados con la técnica del fresco. A las 13,45 horas almorzamos en un restaurante local ya a las 16,00 horas nos trasladamos al aeropuerto para la salida del vuelo de Wizz Air a las 18,00 horas, con llegada a Madrid a las 21,15 horas, recogida del equipaje y salida para Valladolid donde llegamos a las 0,45 horas del día 03/05.

Texto y fotografías: Antonio Adrados González.

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Música en junio: AHLAM, de Nes

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Nesrine Belmokh, voz y cello
Matthieu Saglio, cello y voces
David Gadea, percusión

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Visita virtual: CALVARIO Y TABERNÁCULO, un prodigio de la eboraria napolitana

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CALVARIO Y TABERNÁCULO
Claudio Beissonat? Taller italiano de Nápoles o Sicilia
Finales del siglo XVII
Marfil y carey sobre alma de madera
Colegiata de Santa María la Mayor, Toro (Zamora)
Artes suntuarias del Barroco. Escuela italiana















En la sacristía de la monumental colegiata de Santa María de Toro (Zamora) se conserva un Calvarioque es una pieza única y excepcional en su género. Obra maestra de la eboraria italiana, sorprende tanto por su diseño compositivo y la riqueza de los materiales empleados —marfil y carey— como por el programa iconográfico incorporado en forma de esculturas, relieves y motivos ornamentales. Lejos queda ya la zozobra que sufrió este conjunto en 1981, cuando fue robado, junto a más de treinta y dos obras de arte de la colegiata, por el conocido expoliador Eric "el belga". Por suerte, fue recuperado años después y sometido a una intervención realizada en 2016 en el Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Castilla y León, ubicado en Simancas, a la que se debe el aspecto con que hoy podemos admirar tan magnífica obra.

Fue José Navarro Talegón1quien la estudió a fondo e informó que la obra fue donada en septiembre de 1711 al convento dominico de San Ildefonso de Toro por doña Marina Teresa de Ayala, duquesa viuda de Veragua, cumpliendo la voluntad de su esposo, don Pedro Manuel Colón de Portugal, V Duque de Veragua, heredero de un señorío territorial de los descendientes de Cristóbal Colón y fallecido en septiembre de 1710. 
Este influyente personaje había ocupado el cargo de Virrey de Sicilia entre 1696 y 1701, siendo Di Blasi el que trataba sobre el insano deseo de enriquecerse del Duque de Veragua en sus años finales, por lo que es muy probable que fuese en ese momento cuando realizó el encargo de la obra a un reconocido artista de Sicilia o Nápoles.
Pero ya en Toro, tan suntuario conjunto no se libró del trasiego de unos lugares a otros, pues del convento al que fue donada pasaría a San Pedro del Olmo, desde donde llegó finalmente a la Colegiata de Santa María2, donde permanece en nuestros días.

El Calvarioestá compuesto por la figura en marfil de Cristo crucificado, sobre una rica cruz recubierta de carey, y a sus lados las figuras dolientes de la Virgen y San Juan igualmente en marfil, con un tamaño ligeramente inferior. Las tres imágenes descansan sobre un fastuoso tabernáculo barroco que está totalmente forrado de láminas de carey y ornamentado por cornisas y rameados en relieve tallados en marfil, destacando en el cuerpo central, a modo de la puerta de un Sagrario, un conjunto de doce medallones dispuestos en círculo con escenas de la Pasión y un relieve central de mayor tamaño con el tema del Descendimiento. A su función se viene a sumar la de relicario, pues bajo las figuras exentas se aprecian tres pequeñas gavetas que debieron ser concebidas con este fin.

Guido Reni. Izda: Cristo crucificado, Galería Estense, Módena
Dcha: Ecce Homo, 1630, Pinacoteca Nacional, Bolonia
El Calvario 
Cristo crucificado está representado vivo, en plena agonía, siguiendo una tipología consolidada por los grandes maestros de la escultura barroca romana, siendo especialmente cercano a los ejemplares de marfil realizados por Alessandro Algardi (1598-1654) para el cardenal Ludovisi en 1625. Cristo aparece con la cabeza levantada, con corona de espinas tallada junto a los cabellos, una esbelta anatomía descrita en sus más mínimos detalles, brazos no demasiado inclinados y un paño de pureza sujeto a la cintura por un cordón, formando un bullón al frente y un anudamiento en el costado derecho para caer el paño en forma de una cascada de pliegues.

La figura de Cristo sigue la línea contrarreformista plasmada por pintores como Guido Reni (1575-1642), autor de una serie de crucificados y de bustos de Cristo coronado de espinas que tienen en común la disposición de la cabeza levantada, la mirada dirigida a lo alto y la expresión dolorida. Así se presenta este crucificado ebúrneo, cuya cabeza está tallada con un gran virtuosismo para describir los mechones de los cabellos y barba, los espinos de la corona perforando la frente, los ojos rasgados con la mirada —pupilas pintadas— dirigida a lo alto y la boca entreabierta permitiendo contemplar los dientes.

Es uno de los ejemplares de mayor tamaño de cuantos se conservan en España y está tallado en tres bloques, uno para la totalidad del cuerpo y otros dos para cada brazo, complementándose con una sofisticada cruz de carey rematada con cantoneras de marfil en los extremos, el rótulo del INRI igualmente en marfil, lo mismo que los adornos de la peana en que se sustenta, entre los que figura un pequeño grupo de pelícanos como símbolo del sacrificio.

De gran belleza, exquisito tallado en marfil y alta expresividad formal son también las figuras de La Virgen y San Juan que aparecen colocadas a los lados de la cruz. La Virgen está representada con las manos cruzadas sobre el pecho con gesto suplicante y con la cabeza levantada hacia Cristo. Su bello rostro muestra un delicado trabajo de talla en el que destacan sus pupilas pintadas, su boca abierta y un cabello ondulado con raya al medio que es cubierto por una toca que cae cruzándose en el pecho. Viste un túnica que se desliza desde la cintura formando suaves pliegues rectilíneos que contrastan con los de las mangas y el manto, que cae en cascada formando numerosas diagonales con sus pliegues. La figura, de extraordinaria esbeltez y emotividad contenida, presenta la graciosa curvatura que condiciona el marfil.

La misma esbeltez y gracia presenta la figura de San Juan, aunque con mayor dinamismo. El joven apóstol aparece en actitud declamatoria, igualmente con la cabeza levantada hacia Cristo, con el brazo izquierdo separado del cuerpo y con su mano derecha levantada hasta el rostro para enjugar sus lágrimas con un pañuelo. Viste una túnica anudada a la cintura con un cíngulo y un manto cruzado al frente que origina unos plegados muy redondeados en diagonal y otros que caen en cascada. Especialmente meritoria es la talla del doliente rostro, de nuevo con las pupilas pintadas y la boca entreabierta, semioculto por la delicada mano y el pañuelo que acentúan sus valores dramáticos.

La Virgen y San Juan responden a la línea clasicista que presenta la escultura romana de la segunda mitad del siglo XVII, aunque también se las puede relacionar con el movimiento de las figuras realizadas a finales del XVII por el austriaco Ignaz Elhaffen.

El Tabernáculo
Si crucifijos y representaciones marfileñas de la Virgen y San Juan se pueden considerar como obras hasta cierto punto frecuentes en los escultores barrocos que trataron este material en distintos territorios europeos, no lo es tanto el tipo de tabernáculo sobre el que se asienta el Calvario de la colegiata de Toro, que adopta la función de una sofisticada peana escalonada, con un cuerpo central compacto y dos grandes volutas a los lados.

El alma de madera aparece totalmente recubierto de carey, una materia córnea extraída en forma de delgadas láminas de las escamas de la especie de la tortuga carey, pobladora de los arrecifes coralinos de las aguas tropicales (hoy en peligro de extinción), que debidamente pulida realza la brillantez de la superficie en forma de aguas de tonos rojizos, tostados y miel. En la parte central se establece un gran círculo, protegido por un cristal, en el que se han practicado una serie de perforaciones para albergar doce pequeños relieves de marfil, trabajados a modo de miniaturas, que aparecen dispuestos radialmente formando una corona con los principales pasajes de la Pasión: la Santa Cena, la Oración del Huerto, el Beso de Judas y el Prendimiento, Jesús ante Pilatos, la Flagelación, la Coronación de espinas, el Ecce Homo, el Camino del Calvario, la Tercera caída de Jesús, la Verónica, el Expolio y la Crucifixión. A ellos se suma otro colocado en el centro, de mayor tamaño, con el tema del Descendimiento de la cruz y la Piedad.

Todos estos relieves están compuestos, en cada una de las escenas y siguiendo un afán narrativo, por numerosas figuras que se colocan en todo tipo de posiciones en unos escenarios definidos por detalladas arquitecturas y diferentes paisajes, con gran atención a los pequeños accesorios de atrezo y con composiciones que oscilan entre la inspiración en la iconografía tradicional, como en la Santa Cena, en la Coronación de Espinaso en el Descendimiento (donde San Juan aparece de nuevo enjugándose las lágrimas con un pañuelo), junto a otras totalmente originales, como en la escena del Expolio, donde aparece Cristo sentado en una roca como Varón de Dolores, a su lado unos soldados despojándole de sus vestiduras y al fondo otros sujetando la cruz.
De gran belleza y finura de talla son también los rameados que conforman las volutas, compuestos por pequeñas piezas talladas en marfil y ensambladas, al igual que los elementos que decoran el resto de las superficies, entre los que se incluyen cabezas de querubines en los costados del Sagrario (una de ellas no restituida tras el robo).
Por los exóticos materiales empleados y la excelente calidad de la talla esta obra se convierte en paradigma del deseo de deslumbrar, a finales del siglo XVII, por aquellos personajes de elevado estatus social, lo que llegaría a producir, durante siglos, un desmedido afán por estos materiales, hasta convertirse en un verdadero peligro para las colonias de elefantes y tortugas de todo el mundo.

La posible autoría          
Si en cierto modo fueron desveladas las circunstancias de la llegada de esta obra a la colegiata de Toro, más difícil es la asignación de su posible autor, siendo Estella Marcos3 quien propone que las figuras del Calvariodebieron ser realizadas a finales del siglo XVII por un artista especializado en marfil que trabajaría en el sur de Italia, apuntando la posibilidad de que pudiera tratarse de Dio Claudio Beissonat, autor en aquel tiempo de numerosas obras de marfil que fueron enviadas a la Corte española. Del mismo modo, la cruz y la base tabernáculo, incluyendo los relieves de marfil, podrían haber sido encargados por el Duque de Veragua a algún taller siciliano o napolitano, únicos capacitados para realizar este tipo de trabajo, para ser enviados a España, al igual que ocurre con otras obras napolitanas que se conservan en algunos conventos españoles.

A pesar de que se han conservado varias obras firmadas y fechadas por el escultor Dio Claudio Beissonat, donde además se menciona que fueron realizadas en la ciudad de Nápoles, de su biografía y de su personalidad artística nada se sabe, ya que no existe una mínima documentación que nos lo aclare. Sobre el mismo se ha especulado sobre una posible estancia en España antes de su llegada a Nápoles, lo mismo que se ha supuesto su procedencia del Franco Condado, región histórica y cultural del este de Francia enclavada entre Suiza y la región de Borgoña que tras la ostentación de Felipe II del título de conde de Borgoña en 1556 dejó de ser utilizada por los españoles como paso estratégico en la comunicación con el Sacro Imperio y Flandes. En 1679, durante el reinado en España de Carlos II, el Franco Condado fue cedido a Francia por el tratado de Nimega.

En el convento de la Encarnación de Madrid se conserva un Cristo crucificado de marfil, como donación real, con la firma "Claudio Beissonat fe. Napli". Tiene la cruz y la peana de ébano, con insignias de la Pasión, una vidriera y una puerta con seis columnas, conjunto que se podría relacionar con el de la colegiata de Toro.

Otras obras de este escultor son un ejemplar de una Inmaculada, firmado por "Cla Beissonat", acompañada de cinco ángeles y cabezas de serafines dentro de una urna, que se encuentra en el Palacio del Pardo; un notable Crucifijo conservado en el monasterio de El Escorial y un Cristo crucificado con las tibias y la calavera a los pies de la cruz que se guarda en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, a los que se suma una Inmaculada con pequeños relieves en la peana que ha circulado por el mercado del arte, donde es frecuente comprobar la aparición de un buen número de marfiles atribuidos a este escultor, de obra tan genial y personalidad tan desconocida.      


Informe y fotografías: J. M. Travieso.



NOTAS

1 NAVARRO TALEGÓN, José: Catálogo monumental de Toro y su alfoz, Caja de Ahorros Provincial de Zamora, Zamora, 1980.

2 ESTELLA MARCOS, Margarita Mercedes: Calvario de marfil, en Remembranza, Las Edades del Hombre, Zamora, 2001, p. 325.

3 Ibid., p. 325.





































Claudio Beissonat. Cristo cucificado, Monasterio de El Escorial

















Claudio Beissonat. Izda: Crucifijo. Real Academia de Bellas Artes de San 
Fernando, Madrid. Dcha: Inmaculada Concepción. Mercado del arte









Este artículo ha sido publicado en la Revista Atticus Ocho (edición impresa), a la venta desde el 12 de abril 2018



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Fastiginia: La calle de la Sierpe, un pasaje no apto para supersticiosos

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Estampas y recuerdos de Valladolid

La titulación callejera dedicada a las serpientes no es exclusiva de Valladolid, pues también se puede encontrar en los centros históricos de ciudades como Salamanca, Toledo, Madrid o Sevilla, entre otras. Sin embargo, las connotaciones de tal apelativo en Valladolid tienen un carácter especial, ya que el mismo no obedece al recuerdo de la antigua existencia de ofidios en el lugar, sino a un motivo decorativo colocado en la fachada de una de las casas desaparecidas.

Actualmente la calle de la Sierpe es un angosto pasaje que une las actuales calles de Cánovas del Castillo y de Regalado, aunque en origen esta se prolongaba por la actual calle de Castelar para finalizar en lo que es ahora la plaza del Salvador, perdiendo la longitud de este segundo tramo en 1883, cuando se aprobó el trazado de la calle de Regalado hasta la catedral.

Fue Juan Agapito y Revilla, en su obra Las calles de Valladolid, quien en 1937 informaba acerca de la existencia de una casa que formaba un rincón en dicha calle desde la entrada por la de Regalado, en la que sobre un balcón del piso principal aparecía como elemento decorativo una gran serpiente en relieve que él consideraba tallada en piedra, aunque matizaba que en realidad era un monstruo alado, en la línea de la antigua representación de los dragones. Esta referencia del cronista ha podido ser confirmada como real, pues cuando en 1882 dicha casa fue derribada, don José Pinto, que sería el propietario de la casa, entregó al por entonces Museo Provincial de Antigüedades, con sede en el Colegio de Santa Cruz, los fragmentos de la popular Sierpe.

Cuando en 1968 este museo pasó a ocupar las dependencias del Palacio de Fabio Nelli, donde actualmente pervive como Museo de Valladolid, entre los fondos almacenados y no expuestos también se trasladaron los fragmentos de la serpiente alada, que fueron presentados al público en una exposición dedicada a la ciudad dibujada por Ventura Seco en 1738, que se celebró en dicho museo en 2016. Los fragmentos conservados, que en realidad están realizados en yeso pintado, corresponden a la cabeza del monstruo, parte de su cuerpo escamoso y las dos alas.

Fragmentos de la Sierpe en el Museo de Valladolid
Agapito y Revilla opina que dicho motivo pudo obedecer al capricho del propietario de la casa, aunque también apunta haber oído hablar de la existencia de la "posada de la Sierpe", siendo habitual que en el exterior de las posadas se pusiera bien visible un signo que las identificara. Seguramente el origen del nombre de la calle fuese su trazado serpenteante, que en cierto modo todavía conserva.

En la última urbanización de la zona, el Ayuntamiento decidió recordar esta curiosa historia plasmando sobre los adoquines del pavimento de la angosta calle la figura de una "bicha" o gran serpiente, cuya cabeza, con lengua bífida y ojos metálicos, asoman a la calle Cánovas del Castillo, mientras que la cola se arrastra por el tramo que comunica con la calle Regalado.

A pesar de su gran tamaño, todavía son muchos los vallisoletanos que no han reparado en la presencia plástica del animal. Otros, que sí que lo conocen, prefieren dar la vuelta a la manzana por aquello del mal fario. Actualmente es una más de las curiosidades que podemos encontrar paseando por el centro de Valladolid, donde este tipo de testimonios del pasado son innumerables.
    
Calle de la Sierpe desde la calle Cánovas del Castillo
















Representación de la Sierpe sobre el pavimento
















Cabeza hacia la calle Cánovas del Castillo y cola hacia la calle Regalado














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