Quantcast
Channel: DOMVS PVCELAE
Viewing all 1425 articles
Browse latest View live

VIAJE: FIN DE SEMANA POR LA RUTA DE LOS CÁTAROS, del 26 al 28 de junio 2015

$
0
0
Viernes 26 de junio
Salida a las 10,30  h. dirección a Irún. Comida en restaurante Hotel ETH. A continuación salida hacia Toulouse, cena y alojamiento en Hotel Ibis (Centro). Visita nocturna a la ciudad.

Sábado 27 de junio
Salida a primera hora hacia Carcassonne. A las 10 horas visita en barco alrededor de la ciudad por el Canal de Midi. Comida. Alrededor de las 14 h. visita a la ciudad medieval. Traslado a Albi para visitar la catedral y el centro histórico. A últimas horas de la tarde regreso a Toulouse. Cena y alojamiento.

Domingo 28 de junio
Visita a la ciudad de Toulouse. A continuación salida hacia Valladolid, con comida en el restaurante Kostalde de San Sebastián. Breve visita a la capital donostiarra. Salida de regreso a Valladolid, donde está prevista la llegada alrededor de las 21,30 horas.
                     
PRECIO SOCIO: 265 € (habitación doble).
PRECIO NO SOCIO: 270 € (habitación doble).
PRECIO SOCIO: 340 € (habitación individual).
PRECIO NO SOCIO: 345 € (habitación individual).

INCLUYE: Viaje en autocar; comidas en restaurantes de Irún, San Sebatián y Carcassonne; Cenas en Toulouse; barco por el Canal de Midi; Seguro de Viaje; Dossier informativo y guía de Domus Pucelae.

NO INCLUYE:
Entradas a monumentos y guías locales.

REQUISITOS: Grupo mínimo 40 personas.

INFORMACIÓN Y RESERVA DE PLAZAS: Por correo en la dirección domuspucelae@gmail.com o llamando al teléfono 608 419228, a partir de las 0 horas del 25 de mayo.

El pago del viaje se realizará en la agencia Carson Wagonlit Travel, calle Puente Colgante 42, Valladolid.


* * * * * 

Conferencia: CERVANTES EN VALLADOLID. EL PROCESO DE EZPELETA Y SU TRASCENDENCIA, 21 de mayo 2015

$
0
0
MUSEO CASA DE CERVANTES
Calle Rastro s/n, Valladolid

Jueves 21 de mayo
Biblioteca del Museo Casa de Cervantes, 20 h.
CERVANTES EN VALLADOLID. EL PROCESO DE EZPELETA Y SU TRASCENDENCIA
Eduardo Pedruelo, Director del Archivo Municipal de Valladolid  
Entrada libre hasta completar aforo


* * * * * 

Theatrum: JESÚS ATADO A LA COLUMNA, la búsqueda de naturalismo como ejercicio de inspiración mística

$
0
0










JESÚS ATADO A LA COLUMNA
Gregorio Fernández (Hacia 1576, Sarria, Lugo - Valladolid 1636)
Hacia 1619
Madera policromada
Iglesia penitencial de la Santa Vera Cruz, Valladolid
Componente del desaparecido paso del Azotamiento del Señor
Escultura barroca. Escuela castellana














Esta portentosa escultura de Jesús atado a la columna viene siendo considerada como una de las mejores creaciones de Gregorio Fernández, equiparable al alto nivel alcanzado por el escultor gallego en el Ecce Homo(1620-1621) del Museo Diocesano y Catedralicio, en el Cristo de la Luz (h. 1632) de la capilla del Colegio de Santa Cruz, en el Cristo yacente (1626-1627) de la capilla de la Buena Muerte de la iglesia de San Miguel y San Julián y en la Dolorosa (1623-1624) de la iglesia de la Vera Cruz, en origen integrante del paso del Descendimiento. Igualmente, puede considerarse como obra cumbre del fructífero periodo de la escultura barroca española, colocándose entre lo más granado del genio creativo de unos artistas que, supeditados a los férreos postulados contrarreformistas, supieron dejar un legado en el que el arte se manifiesta ante todo con total sinceridad.


EL PASO DEL AZOTAMIENTO DE CRISTO

En el año 1618 Gregorio Fernández era profundamente admirado por tres pasos procesionales que años antes había realizado a escala monumental, con escenas formadas por un grupo de figuras talladas enteramente en madera, siguiendo la senda que en 1604 estableciera Francisco de Rincón con el paso de la Elevación de la Cruz a petición de la Cofradía de la Sagrada Pasión. Estos eran el paso de la Crucifixión—hoy conocido como Sed tengo— que realizara entre 1612 y 1616 para la Cofradía de Jesús Nazareno, el paso de Camino del Calvario, solicitado por la Cofradía de la Sagrada Pasión en 1614 y el paso del Descendimiento—hoy denominado Sexta Angustia—, contratado en 1616 por la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias, todos ellos integrando varias figuras —algunas verdaderas obras maestras— con un acentuado sentido narrativo y teatral .

Estas asombrosas composiciones precedentes animaron a la Cofradía de la Santa Vera Cruz a encargar aquel año una nueva escena, compuesta igualmente por varias figuras, que representara el episodio pasional del Azotamiento de Cristo
El paso fue elaborado en el taller situado en la calle del Sacramento (actual Paulina Harriet) y entregado por el maestro en el plazo convenido, comenzando a desfilar sobre la preceptiva plataforma a hombros de costaleros. Desde el mismo momento de su presentación en público, la imagen central del flagelado suscitó una enorme devoción, pues Gregorio Fernández sorprendió de nuevo con una personalísima creación en la que había plasmado, a escala ligeramente superior al natural, el prototipo de Jesús flagelado que previamente había ensayado en figuras de pequeño formato, algo que consolidaba una gran innovación sobre la iconografía precedente por dos motivos: por su contenido dramático atemperado por un fuerte misticismo y por el tipo de columna elegida para representar el pasaje.

Y como era habitual en la época, en que las imágenes más emblemáticas eran desmontadas del paso procesional para recibir culto independiente durante todo el año, la imagen de Jesús atado a la columna pasó a presidir uno de los altares de la iglesia penitencial de la Vera Cruz, tal como hoy la podemos contemplar en el retablo barroco colateral que realizara el ensamblador Alonso del Manzano en 1693.

Copia en miniatura del paso del Azotamiento
Convento de San José, Medina de Rioseco
Aquí es donde comienza el rompecabezas que ha supuesto el intento de recuperación de la composición original, pues la Cofradía de la Sagrada Pasión encargaba hacia 1650 una versión mimética de la Flagelación de Fernández, compuesta por cinco figuras, en la que colaboraron el escultor toresano Antonio de Ribera y el vallisoletano Francisco Díez de Tudanca. Tras el proceso desamortizador, las tallas de los sayones de ambos pasos fueron recogidas en 1848 en el Museo Provincial de Bellas Artes de Valladolid (desde 1933 convertido en Museo Nacional de Escultura), originando un totum revolutum que dio lugar a las más variadas teorías desde que en 1920, por iniciativa de don Remigio Gandásegui, arzobispo de Valladolid, se renovara la célebre Semana Santa vallisoletana, labor en la que colaboraron el historiador y arquitecto Juan Agapito y Revilla y Francisco de Cossío, por entonces director del Museo, siendo una de sus tareas más arduas la de recomponer los pasos tradicionales con las figuras originales, que en el caso de las dos escenas de la Flagelación existentes, se intercambiaron los sayones o fueron utilizados otros pertenecientes a otras escenas procesionales para completar el montaje.

Tras las teorías aportadas por Agapito y Revilla, García Chico, Martí y Monsó, Wattenberg y Martín González, sería en 1986 cuando cristalizó el afán de Luis Luna Moreno1 por recuperar las escenas originales a través de un exhaustivo estudio de documentos de archivo, viejas publicaciones y el estudio pormenorizado y analítico de las tallas, llegando a mostrar algunas de sus propuestas de recomposición plástica en una exposición dedicada a Gregorio Fernández con motivo del 350 aniversario de su muerte. Se puede considerar que aquel fue el punto de partida de los trabajos, completados después por otros estudiosos e investigadores, que hoy nos permiten conocer, con poco margen de error, cuáles y cómo fueron las escenas originales de los pasos vallisoletanos, aunque muchas de las figuras componentes hayan desaparecido.

De modo que si en el Museo Nacional de Escultura se conserva completo desde 1992 el paso de la Flagelaciónque hicieran Antonio de Ribera y Francisco Díez de Tudanca imitando la composición fernandina, compuesto por cuatro sayones, identificados con una "P" (Pasión) incisa en su hombro, y la figura de Cristo flagelado que permanece en la iglesia de San Quirce, como propiedad de la Cofradía de la Sagrada Pasión, en el caso del paso del Azotamientode la Cofradía de la Vera Cruz, notable obra de Gregorio Fernández y taller, sabemos que estaba compuesto por cuatro figuras, el Cristo atado a la columna de la Vera Cruz que estamos tratando, dos sayones con azotes de varas, de los que sólo se conserva uno, y otro presidiendo el castigo como posible personificación de Pilatos, siguiendo el rol de "Capitán" con el que este tipo de figura era identificado en las instrucciones de montaje. Ambas figuras muestran la marca de una "cruz" sobre el pecho, que indica su procedencia, y están recogidas en el Museo Nacional de Escultura.

Para la hipotética recomposición del paso del Azotamiento se consideran como indicios aclaratorios el que la versión de la Cofradía de la Pasión repitiera miméticamente la versión original de Fernández, incluyendo la vestimenta anacrónica de los sayones, la presencia de la figura del "Capitán" y su hábil distribución en el tablero compensando el peso de las esculturas, una constante en la escultura procesional fernandina. Avalando esta teoría, se ha tomado como referencia la minúscula escena que se conservó en el convento de San José de Medina de Rioseco, que se ha interpretado como una reproducción a pequeña escala del paso original vallisoletano.

A pesar de todo, si el llamado "Sayón del látigo", que azota enérgicamente con parte del torso descubierto, es plenamente aceptado como integrante del paso original y considerado, por su elegancia y realismo, como uno de los mejores sayones salidos del taller de Gregorio Fernández, respecto a la figura del "Sayón de la lanza o Capitán" todavía hay opiniones que lo consideran obra de Andrés Solanes, discípulo de Gregorio Fernández, que lo habría realizado entre 1628 y 1629 para formar parte del prendimiento en el paso de la Oración del Huerto de la Cofradía de la Vera Cruz.

JESÚS ATADO A LA COLUMNA

Independientemente de todas las disquisiciones anteriores respecto a la recuperación del paso original, afortunadamente la imagen de Jesús atado a la columna, que según Ventura Pérez ya desfilaba como figura aislada al menos desde 1769, no necesita de acompañamiento, pues llena por sí misma todas las carencias narrativas.

Al presentase la figura de Jesús en plena desnudez, en pocas ocasiones como esta se ofrece un trabajo anatómico tan proporcionado, equilibrado  y ajustado a la realidad en un ejercicio máximo de naturalismo, con un cuerpo atlético que permite apreciar la tensión de los músculos en el doloroso trance y una extraordinaria morbidez en la blandura de la piel y la plasmación de las venas. En esta obra, que relaciona al autor con la mejor escultura clásica, sorprende la magistral pericia para colocar las dos manos maniatadas a la argolla de la columna, lo que condiciona cierto encorvamiento del cuerpo y la colocación de las piernas en distintos planos para mantener el equilibrio en los impactos, mientras el paño de pureza ondea como consecuencia del movimiento circundante de los verdugos y los incesantes golpes, siempre formando angulosos pliegues quebrados que producen un contrastado claroscuro respecto a la tersura del cuerpo, un elemento que proporciona vida a la figura en su deambular callejero.

La cabeza, en un ejercicio de idealización acorde con las profundas creencias y el misticismo del escultor, aparece ligeramente inclinada hacia la derecha y sigue el arquetipo por él establecido, con larga melena, raya al medio, grandes rizos remontando la oreja izquierda para dejarla visible, los característicos mechones sobre la frente y la barba de dos puntas trazada simétricamente. El realismo queda reforzado con el uso de postizos, como los dientes de marfil colocados en la boca entreabierta y los ojos de cristal que definen una mirada entre resignada y compasiva.
La figura de Cristo contiene el dolor real que sugieren las llagas repartidas por todo el cuerpo, especialmente en la espalda lacerada y sanguinolenta, que el escultor presenta de forma descarnada, recurriendo a postizos de corcho en las llagas para impresionar y conmover al espectador, lo que explica, según publicó García Chico, el que el papa Paulo V concediera el 22 de junio de 1619, a petición de la Cofradía de la Vera Cruz, indulgencias para quienes venerasen las llagas de su espalda y jubileo para los cofrades flagelantes.

Columna de la Flagelación
Basílica de Santa Práxedes, Roma
La magnífica escultura, síntesis de todos los planteamientos contrarreformistas, se pone a la cabeza de toda la serie que sobre el mismo tema abordara el escultor en diferentes épocas y formatos, dando lugar a una iconografía especialmente apreciada por la Orden del Carmelo en base a las experiencias místicas descritas por Teresa de Jesús respecto al pasaje de la Flagelación.
Por otra parte, en esta representación Gregorio Fernández asienta un arquetipo basado en el uso de una columna baja, después de que el Vaticano reconociera como reliquia auténtica la columna conservada en la basílica de Santa Práxedes de Roma2, allí trasladada desde Jerusalén en 1223 por el cardenal Giovanni Colonna, en tiempos de Inocencio III, cuyo modelo troncocónico contribuiría a implantar Gregorio Fernández de forma decisiva en la escultura barroca.

La admiración y devoción que siempre ha despertado esta joya artística entre la población vallisoletana, dio lugar a que se difundiese una leyenda piadosa3, equiparable a la del Moisés de Miguel Ángel de Roma, por la que la imagen habría llegado a hablar al escultor, justificando con ello la posición abierta de la boca.

Esta imagen desfila en la Semana Santa de Valladolid alumbrada por la Hermandad Penitencial de Nuestro Padre Jesús atado a la columna, fundada en 1930 en torno a congregantes marianos de San Estanislao de Kostka y San Luis Gonzaga, bajo la tutela de la compañía de Jesús, que tiene su sede canónica en la iglesia del convento de Santa Isabel. En los desfiles, la impresionante talla queda realzada por una elegante carroza, con faroles de bella orfebrería y superficies recubiertas de plata repujada, que fue realizada en los años cuarenta en talleres sevillanos.            

Jesús atado a la Columna en su retablo. Iglesia de la Vera Cruz, Valladolid

Informe: J. M. Travieso. 




NOTAS

1 LUNA MORENO, Luis. Gregorio Fernández y la Semana Santa de Valladolid. Ministerio de Cultura, Valladolid, 1986, pp. 35-37.

2 TRAVIESO ALONSO, José Miguel. Simulacrum, en torno al Descendimiento de Gregorio Fernández. Domus Pucelae, Valladolid, 2011, p. 158.

3 TRAVIESO ALONSO, José Miguel. Retablo Imaginario I. Historias de Valladolid. Domus Pucelae, Valladolid, 2013, pp. 35-40.



Paso procesional de Jesús atado a la columna
















* * * * *

XVI FESTIVAL INTERNACIONAL DE TEATRO Y ARTES DE CALLE, del 27 al 31 de mayo

$
0
0





ESPACIOS PÚBLICOS Y SALAS DE VALLADOLID


Para consultar programación por días:
Pulsar aquí.



* * * * *

Música en mayo: ROMERO AO LONXE, versión de Luar Na Lubre y Diana Navarro

$
0
0


Versión de la canción tradicional inglesa cantada en gallego, según traducción de Xulio Cuba, por el grupo gallego Luar Na Lubre y la malagueña Diana Navarro.

* * * * *

Theatrum: REINAS SANTAS INGLESAS, una original galería sacra de retratos femeninos

$
0
0






REINAS SANTAS: SANTA EDILBERGA, SANTA EDITA, SANTA HELENA, SANTA MARGARITA, SANTA MILBURGA Y SANTA WALBURGA
Juan de Roelas (Flandes, h. 1570-Olivares, Sevilla, 1625)
1601-1602
Pintura al óleo sobre lienzo
Real Iglesia de San Miguel y San Julián, Valladolid
Pintura de transición del Manierismo al Barroco







Santa Edilberga. Juan de Roelas, 1601-1602
LA CONFUSA IDENTIDAD DEL PINTOR JUAN DE ROELAS

La personalidad artística del pintor Juan de Roelas ofrece enigmáticas lagunas por el desconocimiento de la mayor parte de su biografía. Durante mucho tiempo se le ha venido identificando con su homónimo fray Juan de Roelas y Córdoba, clérigo de la Orden de Nuestra Señora del Carmen, nacido en Sevilla en 1561 y muerto en la misma ciudad en 1632, conocido como insigne teólogo y por haber publicado en 1621 un tratado titulado Hermosura corporal de la Madre de Dios. Esta identificación errónea, que hoy está completamente descartada, tuvo su origen en la trayectoria vital proporcionada por Ceán Bermúdez, según la cual el pintor habría nacido en Sevilla entre 1558 y 1560, en el seno de la distinguida familia de Pedro de Roelas, general de armada fallecido en 1566. Después, manteniendo esta filiación, el conde de Viñaza aportaba el nombre de doña María de Guzmán como madre del artista. Sin embargo, en la biografía de Antonio Palomino, aunque se le considera natural y vecino de la ciudad de Sevilla, se apunta el origen flamenco de sus padres y su formación como discípulo de Tiziano, algo que a primera vista no ofrece mucha lógica.
Cuando el historiador alemán Carl Justi se refiere a Juan de Roelas en su extenso trabajo dedicado a Velázquez, afirma que su estilo demuestra una formación en Italia, estimando su vinculación estilística con la pintura veneciana y observando en su obra posterior una fusión de los modos propios de los temperamentos español y flamenco.

     Una vez aceptada su actividad en Sevilla y la vinculación de su obra con la pintura veneciana, que pudo conocer bien en un supuesto viaje a Italia o bien a través de los pintores italianos llegados para trabajar en el monasterio de El Escorial, sería en el año 2000 cuando las pesquisas de María Antonia Fernández del Hoyo, de la Universidad de Valladolid, permitirían demostrar el origen flamenco1 del pintor, así como su presencia en Valladolid desde el año 1594.

Dos son los documentos que avalan esta hipótesis. El primero está fechado el 8 de marzo de 1594 y en él Jacques de Roelas y su hijo Juan de Roelas, ambos flamencos y vecinos de Valladolid, se comprometen a pagar 300 reales a Juan Fernández como devolución de un préstamo recibido de este racionero de la catedral de Palencia, trato en el que había actuado como intermediario don Gonzalo de Villasante, arcediano de Tordesillas. El segundo documento, datado el 16 de junio del mismo año 1594, se refiere al alquiler de una casa que padre e hijo tomaron en la calle de los Baños, cuyo documento firmaban como Jacques de Roelas, pintor, y Juan de Roelas su hijo, también pintor y con una edad declarada de 25 años2 cumplidos (por lo que habría nacido hacia 1570).

Santa Edita. Juan de Roelas, 1601-1602
Fernández del Hoyo refuerza esta teoría comparando la firma de Juan de Roelas con otra que aparece en una escritura del 28 de mayo de 1598, tras haber realizado la tasación de pinturas y esculturas que dejó a su muerte doña Luisa Enríquez, hija de la marquesa de Poza y viuda de don Francisco de Fonseca y Ayala, señor de Coca y Alaejos. Asimismo, una nueva firma de similares características aparece en un documento del 9 de febrero de 1602, en el que "Juan de Roela pintor" puja por las casas que habitara Juan de Juni en la Acera del Sancti Spiritus de Valladolid, que no lograría conseguir.

De todo lo expuesto, se deduce que el pintor Juan de Roelas era hijo de otro pintor flamenco y que estuvo activo en Valladolid desde que superó la mayoría de edad hasta 1602. En Valladolid participó en 1598, junto a otros pintores locales, en la traza de un túmulo funerario que la Universidad costeó para las honras fúnebres del rey Felipe II. También en Valladolid se ordenó sacerdote, permaneciendo activo en la ciudad hasta finales de 1602, cuando, tras conseguir la protección del Conde-Duque de Olivares, decide trasladarse a la población sevillana de Olivares como capellán de un convento. Posiblemente, poco antes de esa partida, es cuando pinta para la Casa Profesa de los jesuitas de Valladolid la original serie que representa a seis Reinas Santas.
         

A partir de 1603 sus datos biográficos y su trayectoria artística comienzan a desvelarse. Es cuando aparece instalado en Olivares y su compleja personalidad artística contribuye en tiempos de Felipe III a la evolución de la pintura andaluza hacia formas más naturalistas y barrocas, mostrando en realidad, más que las influencias venecianas apuntadas por los viejos tratadistas y después rechazadas por Jonathan Brown3, una tendencia a plasmar con detalle elementos naturalistas en sus escenas, así como una carga sentimental muy popular que se aleja de la idealización estética de la pintura renacentista, convirtiéndose, según Valdivieso, en el primer pintor sevillano "que supo humanizar lo divino y acercar el espíritu religioso a la mentalidad popular", pudiendo ser considerado como el mejor pintor del ámbito hispalense de principios del siglo XVII. Buenas muestras son las pinturas del Martirio de San Andrés, de Santa Ana enseñando a leer a la Virgeny la Venida del Espíritu Santo, todas realizadas hacia 1615 y conservadas en el Museo de Bellas Artes de Sevilla.

Santa Helena. Juan de Roelas, 1601-1602
Con un estilo plenamente definido, a mediados de 1616 se instala en Madrid con la intención de beneficiarse de la corte tras ser nombrado capellán real. En ese momento realiza pinturas en las que funde su habilidad pictórica con sus conocimientos teológicos, incorporándose al movimiento en favor de la Inmaculada Concepción, tan significativo en Sevilla en las primeras décadas del siglo XVII, a través de pinturas con profusión de alegorías sacras, como se aprecia en la Alegoría de la Inmaculada que se conserva en el Museo Nacional de Escultura (ver ilustración), donde se representa la magna procesión que se celebró en Sevilla en 1615 en honor de la Inmaculada, con profusión de patriarcas de la Iglesia y de personajes sevillanos retratados. Esta pintura, que inicialmente perteneció a la colección real del Alcázar de Madrid, fue trasladada en tiempos de Carlos II al monasterio de San Benito de Valladolid, pasando en 1835 de su sacristía al Museo Provincial de Bellas Artes como consecuencia de la Desamortización.

Al no conseguir en Madrid el ansiado título de pintor del rey, Juan de Roelas decidió regresar a Olivares, donde ejerció como canónigo en la Colegiata hasta que se produjo su muerte en 1625, siendo enterrado en aquella iglesia. Dejaba tras de sí una prolífica obra que hoy se halla repartida por iglesias y museos del mundo.


LA SERIE DE REINAS SANTAS INGLESAS DE LA IGLESIA DE SAN MIGUEL DE VALLADOLID

Ya se ha dicho que esta serie pictórica, destinada a la Casa Profesa de los jesuitas de Valladolid, debió ser realizada por Juan de Roelas hacia 1601-1602, poco antes de su traslado a la población sevillana de Olivares. La serie representa a seis Reinas Santas como mujeres de estirpe inglesa, tal vez por la vinculación de los jesuitas con el Colegio de ingleses de San Albano de Valladolid, donde igualmente se conserva una serie de ocho reyes santos de Inglaterra que presentan el mismo tipo de marco fingido y las mismas características en el retrato que esta serie de reinas santas de Roelas. Proceden del Colegio de San Gregorio de Sevilla, también destinado a la formación de seminaristas ingleses, y son atribuidos a Francisco Pacheco, que los habría realizado entre 1605 y 1610. En el mismo Colegio de San Albano de Valladolid se guarda un Apostolado, atribuido a Roelas por Diego Angulo, que junto a la pintura del Triunfo de San Gregorio fueron obras realizadas por Juan de Roelas para el colegio de ingleses de Sevilla, de donde llegaron a Valladolid en 1779, aunque esta última fue llevada a Inglaterra a principios del XIX y hoy se conserva en el colegio de Ushaw de Londres4.

Las pinturas representan los retratos figurados de Santa Edilberga, Santa Edita, Santa Helena, Santa Margarita de Escocia, Santa Milburga y Santa Walburga, todos ellos uniformados por el tamaño y por aparecer encuadrados por un marco pétreo fingido en el que se reserva un espacio ovalado central para la colocación de la efigie, un espacio rectangular en la parte inferior, presidido por el rostro de un querubín, con una inscripción en caracteres romanos que identifican a cada santa, y un remate superior, de diseño manierista, con un motivo heráldico en el centro, que adquiere el valor de un esmalte coloreado, y decoración de guirnaldas con frutos y volutas a los lados.

Santa Margarita de Escocia. Juan de Roelas, 1601-1602
En estos marcos fingidos, trabajados con la técnica de la grisalla, Juan de Roelas muestra su habilidad para elaborar trampantojos a partir del dominio del dibujo, de la aplicación de una perspectiva naturalista y del uso magistral de la luz y el color, anticipándose en el formato al Autorretrato que pintara Murillo en 1670 (National Gallery, Londres).

Las santas están representadas en la modalidad de busto y recortadas sobre un fondo neutro desprovisto de ambientación, con las mujeres rodeadas de elementos simbólicos muy equilibrados, como atributos de su santidad, junto a pequeñas inscripciones relacionadas con expresiones de su fe. En todas ellas se aprecia la transición entre el artificio manierista y el afán naturalista del primer barroco, con modelos captados del natural y expresados con gran dulzura, lo que define el estilo de Juan de Roelas y le sitúa como gran retratista de la vida cotidiana, jugando con el tenebrismo para resaltar las facciones y la indumentaria de las santas al estilo de Bassano.

Santa Edilberga
Aparece caracterizada como abadesa, vestida con hábito y sujetando un báculo del que cuelga atada una corona de oro. Sobre su cabeza luce una corona de flores en alusión a su virginidad y con su dedo derecho señala una loa a Jesucristo que sale de su boca. Todos estos elementos la muestran como religiosa, abadesa y virgen.
Santa Edilberga, que vivió en el siglo VII, era hija del rey de Anglia oriental (actuales condados de Norfolk y Suffolk) y por tanto reina de Inglaterra, privilegio al que renunció para ingresar como religiosa en las Galias en la abadía de Faremoutiers, en la que llegaría a ser abadesa. Murió en Ebreuil, Aquitania, en el año 695. Su vida religiosa estuvo caracterizada por su gran abstinencia y perpetua virginidad. Es considerada protectora de los embarazos y del reumatismo.

Santa Edita
Aparece representada con hábito, sujetando entre sus manos una corona de oro y un lirio alegórico a la castidad, así como una virginal corona de flores sobre la cabeza.
Santa Edita o Santa Edith vivió en el siglo X y era hija ilegítima del rey inglés Edgar el Pacífico. Este había raptado a su madre Wilfrida en la abadía de Wilton, de cuya relación nació Edita. Cuando su madre pudo escaparse, regresó con Edita a Wilton, donde Wilfrida se convirtió en abadesa y la niña fue educada por las monjas. Tras el asesinato de su medio hermano, el rey Eduardo el Mártir, algunos nobles ofrecieron a Edita la corona de Inglaterra, pero la rechazó para permanecer consagrada, en estado de humildad y obediencia, como religiosa en la abadía de Wilton, donde levantó una iglesia dedicada a San Dionisio en la que fue enterrada cuando murió el 15 de septiembre de 984.
Debido a su popularidad por su sabiduría, belleza y santidad, su biografía, rodeada de leyendas milagrosas, fue escrita por Goscelin hacia 1080. En su honor se dedicaron varias iglesias en Wiltshire y en otras poblaciones inglesas.

Santa Milburga. Juan de Roelas, 1601-1602
Santa Helena  
Santa Helena de Constantinopla aparece representada, en su calidad de emperatriz, vestida con lujosas vestiduras, con un manto sujeto por un ostentoso broche y luciendo una corona adornada con perlas. De forma reverencial, evitando el contacto directo mediante un paño, lo que indica que se trata de objetos que estuvieron impregnados de la sangre de Cristo, sujeta la Vera Cruz con el rótulo de "INRI" y los tres clavos de la Crucifixión, pues a ella se atribuye el descubrimiento de tan preciadas reliquias durante un viaje a Tierra Santa.
Flavia Julia Helena seguramente nació en Drépano, Bitinia, al noroccidente de Anatolia (Turquía), hacia el año 250. Era hija de un sirviente y llegó a ser la concubina del tetrarca Constancio Cloro y después su esposa, aunque en 292 la abandonó para casarse con la hijastra de Maximiano. Helena fue madre de Constantino, que convertido en emperador del Imperio Romano renombró la ciudad de Drépano como Helenópolis en honor de su madre. Helena tuvo un papel muy activo en la corte imperial, influyendo sobre su hijo para la conversión del imperio al cristianismo.
Famosa por su piedad, Santa Helena realizó un peregrinaje por Tierra Santa y otras provincias de Medio Oriente para buscar las reliquias de la Pasión de Cristo, que encontró tras hacer demoler un templo erigido a Venus en el monte Calvario, llegando a encontrar también en su periplo los restos de los Reyes Magos. Murió en Roma en 329 y es considerada santa por ortodoxos y católicos.

Su presencia en esta serie responde a una leyenda inglesa posterior, mencionada por el clérigo Godofredo de Monmouth, según la cual fue hija del rey bretón Coel, que se alió con Constancio para evitar la guerra entre los bretones y Roma.

Santa Margarita de Escocia 
Santa Margarita está representada como reina de Escocia, luciendo ricas vestiduras, con la corona sobre la cabeza y portando en sus manos el cetro real.
Nació hacia 1045 en el castillo de Reka, al sur de Hungría y era hija del príncipe inglés Eduardo el Exilado. Tras padecer salvajes revueltas paganas realizadas contra Pedro Orseolo de Hungría, en las que todos los extranjeros fueron atacados, en 1046 fue coronado Andrés I de Hungría, que reforzó el cristianismo en el país. En esa atmósfera creció Santa Margarita, que viajó a Inglaterra hacia 1057 cuando su familia fue llamada para ocuparse de los asuntos sucesorios.
Cuando en 1066 moría su tío Eduardo el Confesor, el rey anglosajón, Margarita llevaba una vida piadosa en territorio inglés, donde su hermano Edgar Atheling decidió reclamar el trono vacante. En ese tiempo Malcolm III, rey de Escocia, hombre magnánimo y bondadoso, decidió casarse con alguna de las pocas mujeres pertenecientes a la familia real anglosajona, contrayendo matrimonio con Margarita, que se convirtió en reina consorte de Escocia y con la que tuvo ocho hijos. Sin embargo, en 1093 tanto su esposo Malcolm como su primogénito Edward fueron asesinados durante el asedio contra los ingleses en el castillo de Alnwic, y aunque quisieron ocultar la tragedia a la reina Margarita, ésta se enteró y murió de angustia pocos días después en el castillo Midlothian de Edimburgo.  
Santa Margarita, que durante su vida se dedicó al cuidado de los pobres y huérfanos, fue canonizada en 1251 por el papa Inocencio IV por su santidad personal y su fidelidad a la Iglesia.

Santa Walburga. Juan de Roelas, 1601-1602
Santa Milburga
Santa Milburga aparece representada como reina, con un rico vestido adornado con broches, una camisa de encajes y una medalla al cuello con cuentas de cristal. En su mano sujeta un libro de oraciones y una flor alusiva a su virginidad, mientras algo más al fondo aparecen depositados la corona y el cetro y cuelga una pequeña pintura devocional con la Virgen y el Niño.
Santa Milburga, de la que se desconoce la fecha de nacimiento, era hija de Merewalh, rey de Mercia, y de santa Ermenburga. Cuenta la leyenda que tenía un misterioso poder sobre los pájaros, con los que hablaba para preservar los cultivos. En 722 fue nombrada por el arzobispo san Teodoro abadesa de la abadía benedictina de Wenlock, por ella fundada, donde recibió las ayudas de su padre y su tío Wulferio. Allí llevó una vida muy humilde, practicando la predicación y, sobre todo, la oración. Se le atribuyen numerosos hechos prodigiosos, entre ellos la curación de enfermos, ciegos e incluso el resucitar a un niño muerto.
Después de una vida de santidad y milagros, padeció una larga enfermedad que soportó con serenidad hasta su fallecimiento.

Santa Walburga  
Santa Walburga, con la cabeza cubierta por una toca blanca, se muestra mirando fijamente al espectador mientras enarbola una pequeña cruz en su mano derecha y sobre su hombro izquierdo reposa un cetro del que pende una corona de oro.
Walburga, también conocida como Walpurgis, nació en Devonshire (Inglaterra) hacia el año 710. Según la leyenda, era hija del mítico rey san Ricardo el Sajón y de Winna, hermana de san Bonifacio, predicador en Germania. Cuando tenía once años, su padre y sus hermanos peregrinaron a Roma, quedando ella al cuidado de la abadesa de Wimborne, abadía en la que permaneció recluida 26 años y donde aprendió a escribir en latín, un hecho fundamental para su posterior actividad en Alemania en apoyo de su tío san Bonifacio, siendo considerada la primera escritora de Inglaterra y Alemania.
Tras recibir la noticia de la muerte de su padre, el año 748 Santa Walburga viajó a Wurtemberg para asistir a san Bonifacio, ingresando como monja en el convento de Heidenheim, fundado por su hermano san Willibaldo en Baviera, donde llevó a cabo una austera disciplina. Según la leyenda, durante aquel viaje santa Walburga calmó una terrible tempestad con sus oraciones, siendo difundido el milagro por los marineros que lo presenciaron, por lo que comenzó a ser recibida con veneración por donde pasaba camino de Maguncia, donde se reunió con san Bonifacio.

En Heidenheim fue nombrada abadesa del monasterio, donde falleció en febrero de 777. Tras la ruina de aquella abadía, en 870 sus restos fueron trasladados hasta Eichstädt, donde comenzó su veneración pública. Según la leyenda piadosa, su cuerpo emanaba un aromático aceite que fue distribuido, a modo de reliquia, por muchos lugares del mundo como un líquido maravilloso contra el poder de las brujas y de las tormentas. Esto dio lugar al rito de purificación de la conocida como Noche de Walpurgis (30 de abril-1 de mayo), donde se encendían hogueras y se distribuía el óleo contra los poderes malignos recogiendo viejas tradiciones paganas.   

Informe y fotografías: J. M. Travieso.    
    
Detalle de la Alegoría de la Inmaculada. Juan de Roelas, 1616
Museo Nacional de Escultura, Valladolid

NOTAS

1 FERNÁNDEZ DEL HOYO, Mª. Antonia. Juan de Roelas pintor flamenco. Boletín del Museo Nacional de Escultura nº 4, 2000, pp. 25-28.

2 Ibídem, p. 26.

3 BROWN, Jonathan. La Edad de Oro de la pintura en España. Madrid, 1990, pp. 124 y 126.

4 VALDIVIESO GONZÁLEZ, Enrique. La pintura en Valladolid en el siglo XVII. Excma. Diputación Provincial, Valladolid, 1971, p. 51.





Dos de los reyes santos ingleses del Colegio de San Albano de Valladolid
Francisco Pacheco, 1605-1610 (atribución). Foto obtenida en Internet














* * * * *

Fastiginia: La Plaza de Portugalete entre 1865 y 1870, un escenario para la polémica

$
0
0
Estampas y recuerdos de Valladolid

Al igual que lo hiciera por otras partes del mundo, entre 1860 y 1870 recorría España con su cámara Francis Frith, un excelente fotógrafo inglés nacido en Chesterfield, formado en Birmingham y fundador en 1853 de la Sociedad Fotográfica de Liverpool, ciudad donde tenía asentado un prestigioso estudio. Él es el autor de una importante colección de magníficas fotografías tomadas en Valladolid que constituyen un importante legado sobre el aspecto de la ciudad en un tiempo marcado por una expansión industrial, económica y comercial que trajo como consecuencia la llegada del ferrocarril, la renovación arquitectónica de las vías más emblemáticas, la construcción de centros dedicados al ocio, como teatros, plaza de toros, Círculo de Recreo, etc., junto a otros de servicios, desde escuelas o el Hospital Provincial hasta tres grandes mercados y la Estación, incluyendo el parque del Campo Grande. Sirvan estos escuetos casos citados, pues podríamos continuar la lista con muchísimos ejemplos más, para poder afirmar que toda aquella actividad acabaría con la tradicional imagen de una ciudad conventual que había persistido hasta bien entrado el siglo XIX.

En esos años de profundas transformaciones es cuando hace acto de presencia en Valladolid el fotógrafo inglés, que tuvo como objetivo de su cámara la Plaza de Portugalete que se reproduce en la fotografía que hemos seleccionado en esta ocasión, conservada, como el resto de la colección, en el Victoria& Albert Museum de Londres.

En ella se aprecian una serie de detalles que contrastan con el aspecto actual, lo que aumenta su interés. En primer lugar aparece la plaza sin urbanizar y con un pequeño regato de agua por donde antaño discurría el cauce del Esgueva. Sabemos que dicho cauce, que desde el Prado de la Magdalena recorría la calle Paraíso y bordeaba el pórtico románico de la iglesia de la Antigua para girar hacia la plaza de Portugalete, ya había sido cegado y rellenado en 1863, por lo que la fotografía tuvo que ser realizada entre 1865 y 1870.

Sobre el solar de la plaza, que aparece completamente vacío, se levantaría entre 1881 y 1884, por iniciativa del alcalde Miguel Íscar y gracias a la donación del solar por el Cabildo catedralicio, el enorme Mercado de Portugalete, diseñado por el arquitecto Joaquín Ruiz Sierra, en el que, siguiendo los modelos parisienses, aplicó una arquitectura basada en el uso del hierro y el cristal. Este mercado se convertiría en un centro vital para el pulso de la ciudad. El popular mercado permaneció activo hasta que en el año 1967 el Ayuntamiento lo consideró antiguo, poco funcional, antihigiénico y antiestético, decidiendo su derribo en medio de una polémica ciudadana. A pesar de las propuestas de conservar la estructura y trasladarla a otro lugar, o de darle otros usos de carácter cultural, fue derribado definitivamente en 1974, siendo alcalde Antolín de Santiago-Juárez, poniendo un colofón negro a la polémica el accidente que costó la vida a Dionisio del Pozo, que trabajaba en la tarea del desmontaje.

Plaza de Portugalete en la actualidad
Pasados pocos años, también se procedió a derribar las viviendas adosadas a la catedral, que en la fotografía son visibles en la parte derecha, tras la barandilla del atrio catedralicio.

Igualmente se aprecia el entorno de construcciones que rodeaba la iglesia de la Antigua, con una tapia justamente en el lugar donde el historiador Juan Antolínez de Burgos informaba que, con motivo de las excavaciones en el siglo XVI, para asentar los cimientos de la nueva colegiata, llegó a brotar tanta agua junto a los muros que favoreció la construcción de un lavadero público junto a las aguas del Esgueva. ¿Permanecería algún resto de aquello junto a la especie de caseta que se observa?

El derribo del entorno de la iglesia de la Antigua, que se hizo efectivo a partir de 1980, también estuvo rodeado de polémica ciudadana y universitaria, tanto por aplicar la piqueta a un grupo de interesantes viviendas de los siglos XVI al XVIII, como por desvirtuar un espacio histórico muy significativo para la ciudad, con la llamada "Plaza del Bolo" como epicentro. De este modo la iglesia quedó aislada y descontextualizada del entramado urbano, con una imagen muy diferente a la que se aprecia en el documento gráfico del siglo XIX.

Iglesia de Santa María la Antigua desprovista de edificaciones a su alrededor
La poca altura de las construcciones permite contemplar a la izquierda de la fotografía el testero de la iglesia de las Angustias, con las viviendas adosadas que milagrosamente se han conservado, aunque rehabilitadas, y al fondo la iglesia de San Martín y su airosa torre románica. También se aprecia la primera de las casas decimonónicas levantada en la actual calle de la Solanilla.

Diremos por último que el atrio de la catedral, levantado en el siglo XVIII bajo la dirección de Alberto Churriguera, cuya esquina destaca en el primer plano de la fotografía, tampoco ha estado exento de la polémica, pues en la remodelación de la Plaza de Portugalete, cuyo subsuelo hoy está ocupado por un aparcamiento de vehículos, el Ayuntamiento propuso su derribo y sustituirlo por una escalinata, según un diseño del arquitecto Eliseo Gatón. ¡Todo esto ocurría en 2006! Afortunadamente el proyecto parece estar dormido. Esperemos que para siempre.


No se imaginaba Francis Frith durante su estancia en Valladolid que estaba fotografiando un lugar que se convertiría en paradigma de las transformaciones envueltas en la polémica.










* * * * *    

Museo Casa de Zorrilla: Programación junio 2015

$
0
0
CASA DE ZORRILLA
Calle Fray Luis de Granada 1, Valladolid

Viernes, 5 y 12 de junio de 2015
Sala Narciso Alonso Cortés, 18.00 h.
LA NARIZ SUPERLATIVA. Taller de poesía para niños. A cargo de Sole Fernández de la Mora. Juegos, rimas, escenificaciones, lecturas, disparates, haikus y greguerías de poetas universales y actuales. Desde 7 años. 25 plazas máximo.
Inscripciones en el horario habitual de la Casa de Zorrilla desde el 1 de junio hasta la realización de cada taller.
Precio: 2 euros.

Viernes, 5 de junio de 2015
Sala Narciso Alonso Cortés. 20.00 h.
TERESA DE JESÚS ENTRE LETRAS Y PINCELES. Conferencia-recital y audiovisual referido a la exposición del mismo título, que se encuentra en el Palacio Real. A cargo de Luisa Villalba, comisaria del grupo Guardar Cómo, y de la poeta Inmaculada Calvo Merino, presentadas ambas por Ángela Hernández.

Jueves, 11 de junio de 2015
Sala Narciso Alonso Cortés. 20.00 h.
CICLO DE CONFERENCIAS SOBRE VALLADOLID
LA CASA DE LOS CONDES DE BENAVENTE EN VALLADOLID, UN FRUSTRADO PALACIO AL SERVICIO DE CARLOS V.
Luis Vasallo Toranzo, profesor de Historia del Arte de la UVA. Presenta Carlos Retortillo. Promueve el grupo Fotos Antiguas de Valladolid.

Viernes, 12 de junio de 2015
Sala Narciso Alonso Cortés. 20.00 h.
II RECITAL POESÍA SIN FRONTERAS, Valladolid-Alcalá de Henares.
Enrique Sabaté, poeta y trovador,  y del poeta Hazel Messiatz. Ameniza la velada la soprano Diana Tejón. Promueve: Asociación Cultural Habla de Valladolid. Presentan: Asterio Sorribes y Pablo Macías, secretario y tesorero de dicha asociación respectivamente.

Martes, 16 de junio de 2015
Sala Narciso Alonso Cortés. 20.00 h.
BITÁCORA DE AUSENCIA. Presentación del poemario. A cargo de su autora Montserrat Villar, fundadora y presidenta de la Asociación Cultural PentaDrama de Salamanca. Auschwitz en la memoria o la poesía del horror. Presenta: Agustín B. Sequeros.

Jueves, 18 de junio de 2015
Jardín Romántico. 21.00 h.
PARA UNA PRIMAVERA BREVE. Antonio Candau. Poesía y textos. Amistad e infancia que el parteaguas de la memoria nunca separó. Intervienen: Ana María Sierra, profesora, y sus amigos de colegio Fernando Álvarez, Javier Blanco y Jaime Antonio Foces. Contará con la teatralización de los alumnos del IES Juan de Juni y el acompañamiento de la flauta de Elsa Alonso.
Entrada libre hasta completar aforo.

Viernes, 19 de junio de 2015
Jardín Romántico. 20.15 h.
SUSPIROS AL ATARDECER. Presentación del poemario de Deorinda Vallecillo Guerra. Presenta: Bernardino Vergara. La nostalgia de la infancia, capaz de mitificarlo todo. 
Entrada libre.

Martes, 23 de junio de 2015
Jardín Romántico. 23.00 h.
LA NOCHE DE DON JUAN. Velada temática para la noche más mágica del año y el personaje más mítico de la obra de Zorrilla, con la hoguera donde se quemarán los deseos.
Contenido:
• Bienvenida
• Música del XIX. Interpretada en directo por Óscar Lobete (piano) y Laura Sabatel (soprano)
• “Golosinas de papel”, por Dña. Nicolasa, el fantasma de la Casa.
• “Cuentos de un loco”. Dramatización.
• “Un golpe de suerte”. Juego con el público.
• “Un testigo sin igual”. Escenificación.
• “Don Juan, ¡Mi querido fantasma!" Teatro de humor.
• “Corriendo van por la vega”. Títeres.
• “Don Juan Tenorio en el Caribe”. Soliloquio.
• Encendido de la hoguera y quema de deseos por el público.
• Vals.
Con la interpretación de Katakrok Teatro, Cía. de Roberto Alonso y Poeta Bululú. Juegos y adaptación de las obras, Ángela Hernández.
Gratuito. Aforo limitado. Recogida de invitaciones en el horario habitual de la Casa de Zorrilla del 1 al 23 de junio. Máximo dos por persona.

Miércoles, 24 de junio de 2015
Jardín Romántico. 22.00 h.
SIGLO DE ORO…HOY. Teresa y Quijote de la mano de El Greco. Teatro. Asociación Cultural Grupo de Teatro “La Solana”, de Cogeces del Monte. Autora: Isidora Lázaro García. Directora: Manuela Gutiérrez López. Una obra coral que revive nuestro arte y nuestra historia.
Recogida de invitaciones en el horario habitual de la Casa, del 24 de mayo al 24 de junio de 2015.

Jueves, 25 de junio de 2015
Jardín Romántico. 20.30 h.
40 ANIVERSARIO DE LA UNIÓN ARTÍSTICA VALLISOLETANA. Justas Poéticas dedicadas a Santa Teresa. Homenaje al poeta Alfredo Silva de Almeida, primer presidente de la U. A. V. Introducción: Miguel Ángel Soria, presidente actual. Presenta Carmen Millán. Intervienen: Eumelia Sanz Vaca, Mercedes Quintana, Ana Mª Aragón Espeso y José Luis Martín Cea. Poeta invitado: Ángel María de Pablos.
Dramatización: CARTAS DE LA MONJA de Eduardo Marquina, por Pilar Conde y Pedro Martín. Ameniza el Grupo Slap Quartet.
Entrada libre hasta completar aforo.

Viernes, 26 de junio de 2015
Jardín Romántico. 22.00 h.
CINCO HORAS CON MARIO. Teatro Grupo Pinceladas.Intérprete: Manoli Martín del Peso. Dirige José María Sahagún. Una de las obras de Miguel Delibes con más carga psicológica.
Recogida de invitaciones en el horario habitual de la Casa, del 26 de mayo al 26 de junio.

Martes, 30 de junio de 2015
Jardín Romántico. 22.00 h.
UN LORCA A LAS CINCO DE LA TARDE. Teatro, proyecciones y marionetas. La vida y obra de Lorca a escena. Teatronaos Compañía. Un joven poeta que vivió inmerso en la Residencia de Estudiantes, la Segunda República y los disparos de la Guerra Civil. Intérpretes: Maite Sánchez, Sergio Caminero y Diego Sáez. Promueve “Amigos del Teatro”.
Recogida de invitaciones en el horario habitual del 1 al 30 de junio.

BIBLIOTECA DE LA CASA DE ZORRILLA. EXPOSICIONES EN EL ZAGUÁN
Horario habitual de la Casa de Zorrilla: De martes a sábado, de 10 a 14 y de 17 a 20 h.; Domingos y festivos, de 10 a 14 h.; Lunes cerrado.

EJEMPLARES EN EXTINCIÓN PROTEGIDOS:
“Las españolas pintadas por los españoles…” Madrid, 1872-1872. Una radiografía de la mujer española de la clase media del siglo XIX, al hilo del éxito del costumbrismo.
Del 3 de marzo a 29 de junio, en el horario habitual de la Casa.

MUESTRAS TEMÁTICAS:
Siempre en el recuerdo: ”De Teresa de Cepeda y Ahumada a Narciso Alonso Cortés, con hijuelas”. Homenaje a castellanos creadores con aniversario en 2015, en las hijuelas: Alfonsa de la Torre y Manuel Alonso Alcalde.


* * * * *

Ciclo de conferencias: BARTOLOMÉ DE LAS CASAS, UN HOMBRE DE ACCIÓN, junio 2015

$
0
0
MUSEO NACIONAL DE ESCULTURA
Calle Cadenas de San Gregorio, Valladolid

Jueves 4 de junio
Capilla del Museo, 20 h.
COLEGIO DE SAN GREGORIO, UN EDIFICIO PARA EL ESPÍRITU Y LA GLORIA
José Ignacio Hernández. Museo Nacional de Escultura
Entrada libre hasta completar aforo

Martes 9 de junio
Capilla del Museo, 20 h.
VALLADOLID 1550: EL PROCESO A LA CONQUISTA
Bernat Hernández. Universidad Autónoma de Barcelona
Entrada libre hasta completar aforo

Martes 16 de junio
Capilla del Museo, 20 h.
BARTOLOMÉ DE LAS CASAS. LA GÉNESIS DE LOS DERECHOS HUMANOS
Dámaso F. Javier Vicente. Universidad de Valladolid
Entrada libre hasta completar aforo


* * * * *

Exposición: CAMPOS CROMÁTICOS, del 4 de junio al 2 de agosto 2015

$
0
0

MUSEO DE LEÓN
Plaza de Santo Domingo 8, León

FRANCISCO SUÁREZ
Una de las páginas más sobresalientes y difundidas de nuestro patrimonio artístico es la miniatura medieval. Las que fueron realizadas en torno al año 1000, a menudo ilustran biblias y Beatos atesorados hoy por museos, bibliotecas e instituciones de todo el mundo.
Cuando las contemplamos enseguida nos cautiva su enigmática sencillez. Lo expresivo de las figuras y una marcada tendencia a la geometría y la abstracción consiguen que quedemos fascinados con su poderoso encanto visual. Y todo acompañado de un deslumbrante y antinaturalista uso del color.
Sin embargo, personalmente lo que más sigo admirando es la audaz manera en que está organizado el espacio con franjas cromáticas vivamente contrastadas; un elemento característico de los Beatos, quizás los más sugestivos de todos los códices altomedievales.
Para los que sentimos el arte de nuestro tiempo, esas franjas coloreadas remiten, además, a una larga tradición de pintura abstracta y geométrica que recorre el siglo XX y llega hasta nuestros días. La misma en la que se inscribe la obra que ahora presento en esta exposición.
El pasado y el presente del arte enlazados a través de la geometría y el color. Magio, Ende, Emeterio, Florencio, Sancho…, autores de esos maravillosos códices, ¡un brindis por vosotros!

HORARIO DE VISITAS
De martes a sábado, de 10 a 14 y de 16 a 19 h.(junio) y de 17 a 20 h. (julio y agosto).
Domingos y festivos, de 10 a 14 h.
Lunes cerrado.
Entrada gratutita.

* * * * *

Theatrum: LAS LÁGRIMAS DE SAN PEDRO, el estado anímico de arrepentimiento

$
0
0












LAS LÁGRIMAS DE SAN PEDRO
Pedro de Ávila (Valladolid, 1678-1742)
1719-1720
Madera policromada
Iglesia del Salvador, Valladolid
Escultura barroca. Escuela castellana















UNA EMOTIVA ICONOGRAFÍA

A pesar de que en el arte gótico ya aparecían de forma aislada referencias simbólicas al pasaje de la traición que en el proceso de la Pasión supuso la triple negación de Jesús por parte de Pedro en el atrio de la Casa de Caifás en Jerusalén, no sería hasta bien avanzado el siglo XVI cuando este episodio toma entidad propia en la iconografía cristiana alentado por el espíritu de la Contrarreforma, que con ello venía a dar respuesta a los ataques protestantes tanto a la figura de San Pedro, en su calidad de papa fundador de la Iglesia, como a la validez del sacramento de la penitencia, lo que venía a significar una reacción de defensa tanto de la Iglesia como institución como de la utilidad de los sacramentos ratificados en Trento.

El dramático momento de las lágrimas derramadas por Pedro, al ver cumplida la traición que le fuera anunciada, episodio que es recogido por el evangelista Lucas —"Saliendo de aquel lugar, lloró amargamente" (22,62)— comenzó a ser interpretado por los artistas para personificar el valor de la reconciliación, encontrando en el tema una manera de plasmar los diferentes estados de ánimo del alma humana para intentar conmover a través de la imagen de la confusión, la crisis interior y el fracaso de un hombre que negando a Cristo se traicionó a sí mismo. Sin embargo, lo que se viene a exaltar es el valor antropológico de la reconciliación a través de una reacción sincera y necesaria para el hombre: el arrepentimiento.

San Pedro arrepentido. Izda.: Guido Reni / Centro: dibujo de José Ribera / Dcha.: El Greco
Por eso el pasaje es mostrado con el apóstol en la más absoluta soledad, generalmente con las manos juntas en actitud suplicante, la mirada ausente, los ojos acuosos y la boca entreabierta, musitando su remordimiento con un aspecto envejecido, lo que produce una gran intensidad emotiva.

Sería El Greco el que con gran fortuna supo plasmar este momento en unos lienzos que, alentados por los postulados contrarreformistas, componían una escena de tan hondo sentimiento humano, repetido en otras pinturas dedicadas al arrepentimiento de María Magdalena, que se convertiría en uno de los temas más demandados a su obrador toledano, con múltiples versiones hoy repartidas por museos e instituciones religiosas. A partir de entonces el tema sería abordado por múltiples artistas, especialmente pintores, convirtiéndose en un tema recurrente y expresivo para Guido Reni, Ribera, Luca Giordano, Zurbarán, Murillo, Rembrandt, Goya...

El tema también fue propagado por estampas y grabados que eran utilizados en los talleres de pintura y escultura como fuente de inspiración. Conviene recordar que estas colecciones de estampas, junto a ediciones con ilustraciones impresas, formaban parte del mejor patrimonio que tenían los artistas en sus talleres, motivo por el que aparecen citadas,  junto a los útiles de trabajo, en el legado que dejaban en sus disposiciones testamentarias.

LA ESCULTURA DE LAS LÁGRIMAS DE SAN PEDRO            

Hemos de remontarnos al año 1719, cuando don Pedro de Rábago, párroco de la iglesia del Salvador de Valladolid, decide costear una imagen devocional de su santo onomástico para ser colocada al culto en aquella iglesia. Para su elaboración, elige al escultor Pedro de Ávila, que la habría culminado en 1720. La escultura fue colocada, junto a una pintura que representaba el Descendimiento, presidiendo la hornacina de un sencillo retablo en una capilla dedicada a San Pedro ad Víncula —San Pedro encadenado—, situada en el lado del Evangelio.

Se trata de una escultura, de tamaño ligeramente superior al natural, que representa a San Pedro sedente sobre unos peñascos y en actitud suplicante como muestra de arrepentimiento. El escultor, en un trabajo de acentuado naturalismo, se preocupa por dotar a la figura de un gran dinamismo, recurriendo para ello a colocar las piernas cruzadas frontalmente, el torso girado hacia la derecha, las manos unidas y levantadas a la altura del pecho con gesto implorante y la cabeza elevada y girada hacia la izquierda. El apóstol aparece revestido con una túnica de cuello abierto, ceñida a la cintura por un cíngulo y puños vueltos con botonaduras, así como un manto que apoyado sobre el hombro derecho se desliza por la espalda y se cruza al frente por encima de las rodillas, dejando asomar los pies descalzos en la parte inferior.

Sin duda el modelo se inspira en una composición pictórica divulgada a través de grabados, mostrando la composición del busto un extraordinario parecido con la pintura de Guido Reni que, realizada en 1628, hoy se conserva en el Hermitage Museum, que sigue un esquema que igualmente sería repetido por otros pintores. Acorde con los gustos de las primeras décadas del siglo XVIII, Pedro de Ávila se esmera en dotar de movimiento a los paños, que en algunas partes aparecen trabajados en finas láminas y formando pliegues muy agudos, un virtuoso recurso característico en el escultor vallisoletano.

Asimismo, la composición barroca de la talla y especialmente el trabajo de la cabeza manifiesta la pervivencia de los modelos de Gregorio Fernández casi cien años después del fallecimiento de este gran maestro, algo común a todos los escultores que tuvieron taller abierto en Valladolid a lo largo del siglo XVII y primeras décadas del XVIII. Esta figura de San Pedro recurre al arquetipo que utilizara Gregorio Fernández para representar al primer papa de la iglesia en esculturas destinadas a retablos, con arrugas en la frente, una pronunciada calvicie interrumpida por una profusión de rizos por encima de las orejas, una barba redondeada con minuciosos mechones dispuestos simétricamente, las cejas arqueadas, los globos oculares resaltados y la boca entreabierta, utilizando igualmente ojos de cristal para aumentar su realismo. El resultado es un San Pedro con aspecto de labriego castellano que bien puede equipararse con su oficio de pescador en el mar de Galilea.


A la figura del apóstol arrepentido le fue aplicada una delicada policromía que realza su dignidad, combinando el fondo azul salpicado por grandes medallones dorados de la túnica con los colores lisos del manto, en ambos casos con anchas orlas doradas recubiertas por sofisticados motivos vegetales, realizados a punta de pincel, que recorren los ribetes de los paños proporcionando luminosidad a la figura. También presenta una encarnación a pulimento, con pequeños matices resaltados, como las mejillas sonrosadas sobre las que discurren minúsculas lágrimas en relieve.

Por todos estos logros estéticos en una escultura de calidad tan excepcional, Las lágrimas de San Pedro puede considerarse como una de las obras más destacadas en la producción de Pedro de Ávila y como una de las mejores realizadas en la escuela de Valladolid en época tardobarroca.

La escultura deLas lágrimas de San Pedro, que no fue concebida con fines procesionales, comenzó a desfilar en la Semana Santa vallisoletana en 1964 con la Cofradía de Jesús Resucitado y Virgen de la Alegría, refundada en 1959 y con sede canónica en la iglesia del convento de Porta Coeli. A modo de anécdota, recordaremos que en sus primeros años desfiló acompañada de un Ecce Homo de Francisco Alonso de los Ríos que procedente del convento de las Lauras hoy se halla recogido en el Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid, aunque en la actualidad desfila de forma aislada.

EL ESCULTOR PEDRO DE ÁVILA


El catálogo de este escultor todavía es un trabajo por completar, pues no son muchas las obras documentadas conocidas, recurriéndose en la mayoría de los casos a meras atribuciones. Tampoco son muchos los datos biográficos que disponemos de Pedro de Ávila, nacido en Valladolid en 1678 e hijo del también escultor Juan de Ávila y de Francisca Ezquerra, que también tuvieron otro hijo llamado Manuel igualmente dedicado a la escultura. Después de iniciar su formación en el taller paterno, y completarla posiblemente en el círculo de los Rozas, comenzaba a trabajar realizando imaginería religiosa en su ciudad natal, donde en 1700 contrajo matrimonio con María Lorenza de la Peña, hija del escultor Juan Antonio de la Peña. Este vínculo familiar dio lugar a que trabajara como colaborador con su suegro haciendo esculturas para el Colegio de San Albano1.
 
San Pedro en cátedra. Gregorio Fernández, hacia 1630
Museo Nacional de Escultura.
A la muerte de su padre en 1702, heredaba una casa en la calle de Santiago, siendo cofrade de la Cofradía de la Pasión, de la que llegó a ser diputado. Se le atribuyen las esculturas del Cristo flagelado y del Ecce Homo de los retablos laterales de la iglesia de las Angustias, que habría realizado en 1710, así como las esculturas del retablo de Fuentes de Valdepero (Palencia) y el Cristo resucitado de la colegiata de Ampudia (Palencia), obras de 1714.

Ya en 1720 realiza las esculturas  de San Pedro, San Pablo para el retablo mayor de la iglesia de San Felipe Neri y María Magdalena, la Inmaculada y un Cristo crucificado (Cristo del Olvido) para otros retablos de misma iglesia, para la que ya había trabajado su padre, poniendo de manifiesto la corrección de su oficio y su personal estilo en el trabajo de los plegados, en el dinamismo de las figuras y en la esbeltez y elegancia de las imágenes femeninas, siendo buena muestra de ese momento de madurez la escultura de Las lágrimas de San Pedro de la iglesia del Salvador. A su gubia pertenecen también las imágenes que presiden los retablos de las capillas de San Pedro y de San José de la catedral de Valladolid.

Pedro de Ávila murió sin sucesión en 1742, año en que redactó su testamento2, en el que manifestaba su deseo de ser enterrado en la iglesia de San Miguel o en la Catedral.


Informe: J. M. Travieso.


NOTAS

1 MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José. Escultura barroca castellana. Fundación Lázaro Galdiano, Madrid, 1959, p. 324.

2 BRASAS EGIDO, José Carlos. Noticias documentales de artistas vallisoletanos de los siglos XVII y XVIII. Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología (BSAA) nº 50, Universidad de Valladolid, 1984, p. 471.


María Magdalena. Pedro de Ávila
Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid













* * * * *

Taller Literario: NUBES DE SUEÑOS, de Julia Carretero

$
0
0

NUBES DE SUEÑOS

Cuando era niña me gustaba tumbarme en el suelo. Me daba igual que fuera sobre la arena de la playa del río que atravesaba mi ciudad; en la hierba del parque (o sobre un banco si mi madre se enfadaba); en el patio de mi casa o en la acera de mi calle…

Siempre mirando al cielo, buscando en él sus nubes, que en mis fantasías eran dragones, unicornios, príncipes, piratas, brujas, hadas, ángeles, demonios… y subida en esas nubes iba tejiendo historias, visitando lugares que solo existían en mis cuentos…

—Niña, levanta, que te vas a poner perdida— Esa frase u otra similar, en boca de mi padre o de mi madre ponían el colorín colorado a mi historia.

Tanto me gustaban las nubes, que en las Ferias siempre pedía una nube de azúcar rosa, que paladeaba despacio, muy despacio…, convertía ese cúmulo, rollizo y esponjoso como una nube de algodón, en suaves cirros finos y plumosos que deslizaba sobre mis labios. No quería que se acabase…

La adolescencia me llevó a mirarlas erguida y en ellas veía todos los rostros del amor.

Con Él me subí en la nube de la pasión y en ella nos mecimos alejándonos de todo lo demás, después… dejé de vagar por mis nubes para mirarlas desde sus ojos…

El trabajo, los hijos…, me alejaron de ellas; no podía perder el tiempo mirando al cielo, aquí abajo estaba mi sustento, mi cárcel, dorada, elegida, pero no por ello menos cárcel. Solo las buscaba para “otear el tiempo” y sacar del armario las prendas apropiadas.

Con su independencia llegó la mía y  he vuelto a recuperarlas, sigo fantaseando con sus formas; me cobijo en su sombra cuando hace calor; las rechazo cuando busco que un rayo de sol me bañe; me emociono cuando se arrebolan al atardecer, como el rostro de una adolescente enamorada; de noche las busco cuando se recortan sobre la gran luna…

¡Ay, las nubes, mis nubes…!

—Mujer, ¿qué haces?, ¿estás otra vez en las nubes?— oigo decir a lo lejos a mi marido…

JULIA CARRETERO, diciembre 2014                    

Taller Literario Domus Pucelae. Texto nº 15
Ilustración: "La familia bien, gracias".

* * * * *

Cine: AGUIRRE, LA CÓLERA DE DIOS, 12 de junio 2015

$
0
0

MUSEO NACIONAL DE ESCULTURA
Calle Cadenas de San Gregorio, Valladolid

Ciclo BARTOLOMÉ DE LAS CASAS, UN HOMBRE DE ACCIÓN

Película alemana de 1972 de los géneros histórico y de aventura con guión y dirección de Werner Herzog, y con Klaus Kinski en el papel principal.

La historia narra el viaje del explorador español Lope de Aguirre y un grupo de conquistadores a través del Río Amazonas en busca de El Dorado, una región de la Amazonia que según las leyendas de la época albergaba enormes reservas de oro.

Partiendo de una historia minimalista y de diálogos rudimentarios, la película recrea una visión de la locura y la irracionalidad humanas que sirve de contrapunto a la riqueza exuberante pero implacable de la selva amazónica. Aunque está basada libremente en la figura histórica de Aguirre, la historia principal es ficticia, como reconocería años más tarde el propio Herzog. Algunos de los personajes y de las tramas podrían estar inspiradas en el relato de Gaspar de Carvajal sobre la expedición por el Amazonas, aunque este no participó en el viaje representado en la película.

«Aguirre, o la cólera de Dios» recibió el reconocimiento de la crítica y rápidamente fue catalogada como película de culto. Varios críticos de cine la han calificado como obra maestra y aparece en la lista de las cien mejores películas de todos los tiempos elaborada por la revista Time. Sus elementos narrativos y su estilo visual ejercieron una fuerte influencia en la cinta Apocalypse Now de Francis Ford Coppola.

Viernes 12 de junio
Salón de actos del palacio Villena, 20,30 h.
AGUIRRE, LA CÓLERA DE DIOS
Werner Herzog, 1972
Entrada libre hasta completar aforo


* * * * *

Concierto: BARROCO LATINOAMERICANO, DE LA ESPAÑA MODERNA AL NUEVO MUNDO, 14 de junio 2015

$
0
0

MUSEO NACIONAL DE ESCULTURA
Calle Cadenas de San Gregorio, Valladolid

Ciclo BARTOLOMÉ DE LAS CASAS, UN HOMBRE DE ACCIÓN


Domingo 14 de junio
Capilla del Museo, 12,30 h.
BARROCO LATINOAMERICANO, DE LA ESPAÑA MODERNA AL NUEVO MUNDO
Cuarteto La Villanela. Flautas de pico, clave, bajo y percusión
Entrada: 10 euros*.

*Entrada conjunta concierto y teatro de los días 18, 19, 20 y 21 de junio: 20 euros.

Venta de entradas: Asociación de Amigos del Museo (Tienda del Museo).

* * * * *

Teatro: LA CONTROVERSIA DE VALLADOLID, del 18 al 21 de junio 2015

$
0
0

MUSEO NACIONAL DE ESCULTURA
Calle Cadenas de San Gregorio, Valladolid

Ciclo BARTOLOMÉ DE LAS CASAS, UN HOMBRE DE ACCIÓN


Jueves 18, viernes 19, sábado 20 y domingo 21 de junio
Capilla del Museo, 21,30 h.
LA CONTROVERSIA DE VALLADOLID, de Jean-Claude Carrière.
Rayuela Producciones Teatrales (Valladolid)
Dirección: Nina Reglero
Precio de la entrada: 15 euros*


* Entrada conjunta teatro y concierto del día 14 de junio: 20 €.

Venta de entradas: Asociación de Amigos del Museo (Tienda del Museo).

* * * * * 

Exposición y Ciclo de Cine: DÍAS DE VINILO, hasta el 13 de septiembre 2015

$
0
0
PATIO HERRERIANO
Museo de Arte Contemporáneo Español
Valladolid

EXPOSICIÓN "DÍAS DE VINILO, UNA HISTORIA DEL DISEÑO GRÁFICO MUSICAL"

Esta exposición traza una genealogía de las relaciones entre arte contemporáneo y música pop, a través del diseño gráfico de más de 1500 portadas de discos desde los años 40/50 del pasado siglo hasta la actualidad, poniendo énfasis en aquellos momentos en que artistas de vanguardia de reconocido prestigio han colaborado activamente con músicos coetáneos.

ACTIVIDADES JUNIO 2015

Jueves 11 de junio
Salón de Actos del Museo, 20 h.
Conferencia
HISTORIA DE FRANCIA A TRAVÉS DE SUS CANCIONES
Ponente: Ana María Iglesias Botrán.
Acompañamiento de los músicos Jesús Garrote (piano) y Joaquín García (saxofón)

Domingo 14 de junio
Patio del Museo, 11,30 - 13 h.
Conciertos matinales en familia
COSMIC BIRDS Y TUXEDO (Acústico)
Entrada Museo y concierto 6 €. Invitación consumición cerveza Mahou

Jueves 18 de junio
Salón de Actos del Museo, 19 h.
INTRODUCCIÓN AL CICLO DE CINE "EL ROCK Y LAS SUBCULTURAS JUVENILES". José Luis Cano de Gardoqui
Coleccionismo discográfico
ALTA FIDELIDAD (HIGH FIDELITY). Director: Stephen Frears, 2000
Presentación del libro Bailar de Arquitectura. Javier Panera.
Entrada libre hasta completar aforo.

Jueves 25 de junio
Salón de Actos del Museo, 19 h.
El rock de los 50
SEMILLA DE MALDAD (THE BLACKBOARD JUNGLE). Director: Richard Brooks, 1955
Ponente: Francisco Domínguez Burrieza.
Entrada libre hasta completar aforo.

Domingo 28 de junio
Patio del Museo, 11,30 - 13 h.
Conciertos matinales en familia
CAÑONEROS (Versiones música de los 80)
Entrada Museo y concierto 6 €. Invitación consumición cerveza Mahou

* * * * *

VIAJE Y TEATRO: EL MALENTENDIDO, 21 de junio 2015

$
0
0
Salida a las 13 h. desde la plaza de San Pablocon dirección a Medina de Rioseco. Tiempo libre. A las 14,30 h. comida en un restaurante de la ciudad (Menú aprox. 15 €). A las 16,30 salida hacia Villagarcía de Campos para visitar la Colegiata y el Museo de San Luis. Al finalizar tiempo libre y regreso a Medina de Rioseco. A las 19 h. entrada al Teatro Principal (s. XIX) para asistir a la representación de "El Malentendido", puesta en escena por el Grupo de Teatro Domus Pucelae. A las 21,30 h. regreso a Valladolid. 

PRECIO SOCIO: 10 €.
PRECIO NO SOCIO: 12 €.

INCLUYE: Viaje en autocar, Seguro de Viaje y entrada al Teatro Principal (colaboración con Ayuda contra el Cáncer).

NO INCLUYE:
Comida en restaurante y entrada a la Colegiata de Villagarcía (Precio estimado menú* 15 € + 1 € entrada visita).

*Menú: Menestra de verduras / Ternera asada con patatas y champiñón / Postre casero / Pan, bebida y café.

REQUISITOS: Grupo mínimo 35 personas.

INFORMACIÓN Y RESERVA DE PLAZAS: Por correo en la dirección domuspucelae@gmail.com o llamando al teléfono 608 419228, a partir de las 0 horas del 14 de junio.


* * * * * 

Exposición: ZURBARÁN, UNA NUEVA MIRADA, del 9 de junio al 19 de septiembre 2015

$
0
0

MUSEO THYSSEN BORNEMISZA
Madrid

El Museo Thyssen-Bornemisza propone a sus visitantes un recorrido por la producción artística de Francisco de Zurbarán desde sus primeros encargos hasta las obras claves de su periodo de madurez; una nueva visión de uno de los pintores más importantes del Siglo de Oro español gracias a la presencia de lienzos inéditos o recuperados en los últimos años que no han sido nunca expuestos en España, una revisión actualizada de su obra que ha venido a enriquecer el conocimiento del artista y su trabajo.
Coetáneo de Velázquez, la visión realista y mística de su pintura y su peculiar manera de abordar los distintos temas le han convertido en un pintor fundamental que ha sido reconocido por las corrientes pictóricas modernas.
El itinerario incluye una sala dedicada a los bodegones del artista y de su hijo Juan, así como otro espacio asignado a los colaboradores de su obrador. Obras de tema mitológico y retratos completan la amplia producción de temática religiosa a lo largo de las siete salas de la exposición, comisariada conjuntamente por Odile Delenda, Historiadora del Arte y especialista en el pintor, y Mar Borobia, Jefe de Pintura Antigua del Museo Thyssen-Bornemisza.

HORARIO DE VISITAS
Martes a sábados: de 10 a 22 h.
Lunes y domingos: de 10 a 19 h.

TARIFAS
Exposición: 11 € / Reducida 7 €.
Entrada conjunta exposición y museo: 17 € / Reducida 9 €.

Más información: pulsar aquí

* * * * *

Theatrum: RETABLO DE SAN DIEGO, restos testimoniales del mecenazgo cortesano

$
0
0



RESTOS DEL RETABLO DE SAN DIEGO
Escultura: Pompeo Leoni (Pavía, Milán, h. 1533 - Madrid, 1608) y Gregorio Fernández (Sarria, Lugo, h. 1576 - Valladolid, 1636)
Pintura: Vicente Carducho (Florencia, 1576 - Madrid, 1638)
1606-1607
Madera policromada y pintura al óleo
Museo Nacional de Escultura, Valladolid
Procedente de la iglesia del desaparecido convento de San Diego de Valladolid
Escultura y pintura renacentista. Escuela cortesana




Recreación virtual del desaparecido convento de San Diego
Juan Carlos Urueña Paredes / "Rincones con fantasma"
Durante el siglo XVI, al no disponer de un Palacio Real, cuando los reyes visitaban Valladolid solían instalarse en palacios cedidos por algunos nobles unidos, tanto interesada como amistosamente, a la casa real. Es el caso del emperador Carlos, al que le era cedido el palacio que perteneciera a Francisco de los Cobos, Comendador Mayor de León, Secretario de Estado y político influyente en aquel tiempo. Tal personaje, que había adquirido el rango de noble por su matrimonio en 1522 con María de Mendoza, hija de los condes de Ribadavia, en 1524 encargaba al arquitecto real Luis de la Vega la construcción de un palacio en la conocida como Corredera de San Pablo, enfrente de la iglesia que daba nombre al lugar y próximo al palacio de los condes de Ribadavia, sus suegros, hoy conocido como Palacio de Pimentel. El espacioso edificio se articulaba en torno a un elegante patio central de diseño renacentista, en cierto modo concebido para albergar y homenajear a los reyes en sus visitas a la ciudad.

Reinando ya Felipe III, el Duque de Lerma comenzó a urdir el traslado de la Corte desde Madrid a Valladolid, firmando el 17 de septiembre de 1600 la compra de aquel palacio y casas colindantes al Marqués de Camarasa, nieto de Francisco de los Cobos. Tras una serie de reformas y ampliaciones, el edificio fue transformado en un nuevo palacio ocupado por el Duque de Lerma, que en 1601, reconvertido en Palacio Real, sería transferido a Felipe III, después de que este monarca oficializara ese año el traslado de la Corte junto al Pisuerga. 
Durante el quinquenio en que la corte estuvo asentada en Valladolid, en el Palacio Real nacerían el futuro Felipe IV y su hermana Ana de Austria, después reina de Francia y madre de Luis XIV.

Recreación virtual del retablo de San Diego. José Miguel Travieso
Previamente, las iniciativas del Duque de Lerma no se habían circunscrito a la construcción del Palacio Real y su extensión de recreo en el Palacio de la Ribera, pues con anterioridad había adquirido el patronato de la capilla mayor de la iglesia de San Pablo, con pretensiones de establecer en ella su enterramiento familiar, emulando el modelo regio de El Escorial, para lo que acometió la elevación de la altura de las bóvedas de la iglesia y duplicó el alto de la fachada. Paralelamente, unido al Palacio Real, en la parte opuesta a la fachada principal, el Duque de Lerma fundó en 1601 el convento de Franciscanos Descalzos de San Diego, eligiendo para su dotación a los mejores artistas del ambiente cortesano a principios del siglo XVII. Aquella iglesia, vinculada y comunicada con el recinto palaciego, sería escenario de las prácticas piadosas de la familia real y en ella se celebraría en 1690 el matrimonio del rey Carlos II con su segunda esposa Mariana del Palatinado-Neoburgo.

El arquitecto de San Diego había sido Francisco de Mora, Maestro Mayor de la corte, que no sólo trazó el espacio clasicista del templo que después sería rematado por Pedro Mazuecos y Diego de Praves, destacados maestros de la arquitectura vallisoletana de su tiempo, sino que también en 1603 realizó las trazas de los cinco retablos que se habrían de asentar en él, destacando dos peculiares retablos-relicario y sobre todo el retablo de la capilla mayor, cuya estructura arquitectónica fue encomendada al prestigioso ensamblador Juan de Muniátegui, por entonces activo en Valladolid, que también se ocupó del fantástico tabernáculo —sagrario con forma arquitectónica de planta central—, siguiendo la moda del momento.

San Diego de Alcalá. Vicente Carducho, 1611
Museo Nacional de Escultura, Valladolid
El retablo aparecía asentado sobre un banco de piedra, con tres cuerpos y tres espaciosas calles con encasillamientos de aire clasicista y coronado por un ático reservado al tradicional Calvario y grandes escudos con las armas ducales colocados a los lados. En la maquinaria se combinaba una pintura central de gran formato con la imagen gloriosa de San Diego de Alcalá, santo titular, realizada por Vicente Carducho en 1611, junto a un repertorio escultórico en madera policromada de seis santos franciscanos colocados en las calles y el Calvario del ático, obras monumentales del escultor Pompeo Leoni, en cuya ejecución recibió la colaboración de su hijo Miguel Ángel Leoni y del también escultor milanés Milán de Vimercado, llegado de Italia en 1593, junto al escultor Baltasar Mariano, para trabajar como oficiales de Pompeo Leoni en la realización de las esculturas de bronce del retablo del monasterio de El Escorial. Probablemente el conjunto de esculturas serían policromadas en el taller de Vicente Carducho, vinculado al ambiente cortesano.

Al conjunto se habrían de sumar cuatro pequeñas figuras de Virtudes colocadas en el tabernáculo y un relieve con la figura de Cristo Salvador en la puerta del sagrario, exquisitas obras de un joven Gregorio Fernández recién llegado a Valladolid desde Madrid que son las primeras obras conocidas de este gran maestro de origen gallego.

Derribado tiempo después el convento de San Diego y levantadas nuevas dependencias del Palacio Real sobre el espacio que ocupara, de aquel recinto quedan algunos testimonios tangibles muy elocuentes. Uno de ellos permanece in situ en la calle de San Diego y se trata de una de las columnas adosadas en lo que fuera la portada de la entrada al convento, resto mudo del convento franciscano fundado por el Duque de Lerma, a pesar de la disconformidad del convento de San Francisco de la Plaza Mayor. Otros restos son la colección escultórica y la pintura central del retablo mayor, que, junto a los retablos-relicario, se conservan en el Museo Nacional de Escultura, permitiendo comprender, aunque se haya perdido la estructura del ensamblaje original, cómo el arte era puesto al servicio del poder y cómo el aspecto austero del exterior contrastaba con la gran riqueza acumulada en su interior, poniendo de manifiesto que la dotación y decoración de San Diego fue una de las empresas más notables en los inicios del siglo XVII.


LA PINTURA DE SAN DIEGO DE ALCALÁ

La monumental pintura que presidía el retablo mayor, firmada por Vicente Carducho en 1611, es muestra de la vinculación de la corona española a la devoción a este santo franciscano. Fray Diego de San Nicolás, que había alcanzado fama de santidad en vida, vio aumentada la popularidad de sus prodigios tras su muerte en 1463, aunque sería un rocambolesco suceso, fruto del exacerbado culto a las reliquias por parte de Felipe II, el que vinculara su devoción a la corona española. A consecuencia de una grave enfermedad sufrida por el príncipe Carlos, Felipe II mandó colocar junto a su lecho el cuerpo momificado del venerado fraile alcalaíno. Como se produjera la curación del joven, el monarca solicitó su canonización al papa, que Sixto V hizo efectiva en 1588, siendo el primer franciscano español en alcanzar la santidad y el único santo canonizado por la Iglesia durante el siglo XVI.

Vicente Carducho, de acuerdo a los planteamientos del barroco, presenta su figura mayestática, en plena levitación y sujetando una cruz alusiva a la Pasión, mostrando un milagro producido en la huerta del convento del que existieron varios testigos, aunque la escena de levitación mística queda enmascarada por la glorificación del santo a través de un celaje abierto y luminoso y con la presencia de un grupo de querubines que, junto a los efectos lumínicos, convierten la escena en una artificiosa apoteosis de santidad1.

El florentino Vicente Carducho creció en el oficio de pintor al amparo de los modos plásticos de su hermano Bartolomé, con el que acudió como colaborador a El Escorial y después a satisfacer distintos encargos cuando la corte estuvo instalada en Valladolid, donde realizó esta pintura manierista de San Diego manteniendo el espíritu monumental escurialense. Según la documentación conservada, sabemos que fue encargado el 10 de marzo de 1611 por del Duque de Lerma, cuyo tesorero pagó al pintor 1.300 reales. Vicente Carducho, que había sido nombrado pintor del rey Felipe III tras la muerte de su hermano Bartolomé en 1608, realizó la pintura casi cinco años después de la consagración de la iglesia de San Diego y cuando toda la obra escultórica ya estaba terminada por Pompeo Leoni y sus ayudantes. En ella inicia cierta evolución hacia el naturalismo, poniendo en práctica los contrastados efectos lumínicos que caracterizarían a la pintura barroca y la grandilocuencia propia del ambiente cortesano.


CONJUNTO DE SEIS SANTOS FRANCISCANOS

El conjunto de cuatro santos franciscanos y dos santas de la misma Orden, elaborados en Valladolid por Pompeo Leoni y su taller, que actualmente se conservan en el Museo Nacional de Escultura, donde ingresaron a consecuencia del proceso desamortizador, ocupaban las calles laterales del retablo mayor de San Diego, donde se hallaban dispuestos a tres alturas. Entre ellas se identifican a Santa Clara y posiblemente a su hermana Santa Inés, junto a San Antonio de Padua, tal vez formando pareja con San Francisco, un santo con capa pluvial que pudiera representar a San Buenaventura en su dignidad de cardenal obispo de Albano y otro barbado que posiblemente represente a San Bernardino de Siena.
Todas son esculturas monumentales, de concepción cortesana, en las que se unifica el planteamiento clasicista con una elegancia de contenidos ademanes de aire manierista. 
En ellas se advierte la intervención del taller (Millán de Vimercado, Miguel Ángel Leoni, etc.) sobre diseños de Pompeo Leoni, que recurre al expresivo lenguaje de las manos. El aspecto sobrio de los hábitos queda realzado con finas labores de policromía a base de motivos vegetales sobre fondos rajados, una modalidad impuesta en la Contrarreforma, que seguramente fueron realizados por el taller de Vicente Carducho, activo en la corte.

EL CALVARIO

Es en el monumental Calvario, que coronaba el ático del retablo flanqueado por dos grandes escudos del Duque de Lerma, donde se aprecia con más severidad la mano del escultor milanés, que llegó a definir en él unos prototipos que serían modelo y fuente de inspiración para toda la incipiente pléyade de escultores barrocos de la escuela de Valladolid, comenzando por Gregorio Fernández, que en su primera etapa aparece claramente influenciado por los prototipos de Pompeo Leoni (recuérdese el Calvario de la primitiva iglesia de San Miguel, cuya Virgen y San Juan, actualmente conservados en la iglesia de San Andrés, presentan numerosas concomitancias de estilo con el grupo de San Diego y con el Calvariodel retablo de El Escorial).
El Crucifijo, con una escala que supera el natural, se encuadra en la serie realizada en madera policromada por el milanés en España, entre la que figura el Cristo de las Mercedes (1601-1606) de la iglesia de Santiago de Valladolid y el monumental Crucifijo (1611) de la Real Academia de San Fernando de Madrid, todos ellos caracterizados por presentar una anatomía hercúlea, potente y vigorosa, con una descripción rotunda y cadenciosa del cuerpo humano, en la que el dramatismo aparece atemperado a pesar de las abundantes llagas y con el perizoma anudado a la derecha y cayendo en diagonal hacia la izquierda.

También es común el trabajo de la cabeza, reclinada hacia la derecha y con larga y apelmazada melena cuyos mechones remontan la oreja izquierda, dejándola visible, mientras caen en vertical junto al hombro derecho, mezclándose con ellos los tallos de la corona de espinas tallada en el mismo bloque, sin utilizar ningún tipo de postizos.

Las figuras de la Virgen y San Juan son más declamatorias, igualmente con potentes anatomías que en su caso se envuelven en abultados ropajes que presentan pliegues muy estudiados, compartiendo el cruce del manto al frente y en diagonal para establecer un efectista juego de claroscuro que se complementa con el expresivo lenguaje de las manos y el reflejo del drama en los rostros, manteniendo en su conjunto la artificiosa elegancia manierista que realza la tensión de la escena y una policromía tendente al preciosismo que resulta muy efectista.   


DECORACIÓN ESCULTÓRICA DEL TABERNÁCULO

La colección escultórica del retablo de San Diego marcaría la trayectoria que siguieron en Valladolid los incipientes escultores barrocos, entre ellos Gregorio Fernández, que hacia 1605 fue el autor de las cuatro figuras de Virtudes que adornaban el tabernáculo y del relieve de la puerta del sagrario. Estas pequeñas esculturas representan la Esperanza, la Caridad, la Fortaleza y la Justicia, mientras que en el relieve aparece la figura del Salvador. Todas ellas ofrecen los resabios manieristas propios de la época, con una actitud contenida, refinada elegancia gestual y una policromía preciosista que Gregorio Fernández abandonaría años después para evolucionar hacia un planteamiento sumamente naturalista y realista. Esta colección de esculturas de pequeño formato tienen el indiscutible interés de tratarse de las primeras obras documentadas de Gregorio Fernández en Valladolid y de ser reflejo del gusto de la escultura cortesana a principios del siglo XVII.


LOS RETABLOS-RELICARIOS DE SAN DIEGO   

Emulando el célebre conjunto de suntuosos relicarios que Felipe II reuniera en la basílica de El Escorial, el mecenazgo del Duque de Lerma en Valladolid no se limitó a la remodelación de la iglesia de San Pablo, al patrocinio del convento de monjas cistercienses de Nuestra Señora de Belén, que hacia 1538 había fundado su tía doña María Sandoval (en los terrenos que hoy ocupa el Colegio de San José), y a la fundación del convento franciscano de San Diego, patrocinando un fantástico retablo mayor para su iglesia, sino que también se ocupó en reunir una importante colección de relicarios escultóricos que fueron distribuidos por las iglesias de San Pablo y de San Diego. Todos ellos fueron encargados a prestigiosos artistas del momento, buena parte de ellos napolitanos, como muestra del afán de notoriedad del Duque, ofreciendo como característica común el uso de oro reluciente para las vestiduras y plata envejecida para las carnaciones, de modo que simulan el aspecto metálico de las grandes obras de orfebrería de los modelos escurialenses.

Los relicarios se adaptan al tipo de restos venerados, con una larga serie de bustos sobre peanas con tecas en la base y el pecho y otros en forma de brazos cuando los huesos eran identificados como pertenecientes a esta parte anatómica, aunque no faltaron algunos de diseño tradicional en forma de urnas, cofres, viriles, etc.
En el caso de la iglesia de San Diego, el Duque de Lerma encargó la elaboración de dos armarios para contener los relicarios que adoptaron la forma de retablos colaterales siguiendo los modelos de El Escorial, con el interior ocupado por estantes para colocar los relicarios y las puertas batientes pintadas por ambas caras, de modo que en ellos se unifican los elementos arquitectónicos del mueble, los trabajos pictóricos de su ornamentación y las formas escultóricas de los relicarios, ofreciendo en las solemnes ocasiones en que eran mostrados abiertos toda la parafernalia propia de las celebraciones barrocas, donde no es difícil deducir el acompañamiento de cirios, incienso y cánticos.

Virtudes del tabernáculo y el Salvador de la puerta del sagrario
Gregorio Fernández, 1604-1607. Museo Nacional de Escultura
Por Luis Cervera2 sabemos que las trazas de los mismos fueron realizadas por Francisco de Mora, Maestro Mayor, y su arquitectura clasicista de madera llevada a cabo después por el ensamblador Juan de Muniátegui, mientras que de las escenas pictóricas se ocuparon Bartolomé y Vicente Carducho, que plasmaron un santoral elegido por el comitente.

Los armarios-relicario, que se conservan en el Museo Nacional de Escultura, adoptan la forma de retablo, flanqueados por dos columnas adosadas de orden corintio, rematados por un friso con decoración de rameados en relieve y coronados por un frontón triangular de gruesas molduras. El banco aparece recorrido por cinco compartimentos frontales pintados y otros laterales, mientras que el único cuerpo lo llenan las escenas pictóricas sobre lienzo de las puertas con episodios  que se repiten en el exterior y el interior.

Retablos-relicario de San Diego abiertos y cerrados
Pinturas de Bartolomé y Vicente Carducho, 1604-1606. MNE 
Uno de los retablos presenta en las puertas la Anunciación y se completa en el banco con las figuras de San Martín de Tours, Santo Domingo de Guzmán, San José, San Juan Evangelista, San Juan Bautista y San Cristóbal, con San Felipe y San Lorenzo en el lateral derecho. El otro ofrece como motivo central la Estigmatización de San Francisco, acompañándose en el banco de San Efrén, parejas de santos franciscanos no identificados, San Aurelio, dos mártires franciscanos y San Máximo, con San Antonio de Padua y San Bernardino de Siena en el lateral izquierdo. Todas estas pinturas, que fueron realizadas entre 1604 y 1606, han sido repuestas en su ubicación original después de un arduo proceso de recomposición3 tras haber permanecido durante muchos años desmontadas en los almacenes del Museo.

Detalle de los relicarios de San Diego
Museo Nacional de Escultura, Valladolid
Informe: J. M. Travieso.            

NOTAS

1 HERNÁNDEZ REDONDO, José Ignacio. San Diego de Alcalá. En: URREA FERNÁNDEZ, Jesús, Tesoros del Museo Nacional de Escultura, 2005, pp. 95-98.

2 CERVERA VERA, Luis. El conjunto palacial de la Villa de Lerma. Madrid, 1967, pp. 124 y ss.

3 ARIAS MARTÍNEZ, Manuel. Retablos relicarios del Convento de San Diego. Museo Nacional Colegio de San Gregorio: colección/collection. Madrid, 2009, pp. 182-185.  


* * * * *

Taller Literario: LA RUECA, de María José Avendaño

$
0
0

LA RUECA

Se acercaba la hora de todos los días, esa que siempre espero con emoción.

Me escondí, como siempre, tras la puerta desvencijada que da paso a la cocina. Esta hace años que no permanece abierta.

En este mismo sitio, desde hace tiempo, se reúnen las mujeres de la familia materna; mi abuela y sus hermanas, que se pasan los inviernos hilando, ovillando, zurciendo y… siempre la rueca está presente en la cocina.

Ellas siempre allí, alrededor del fuego, al amor de la lumbre, como dice mi abuela.

Así pasan las largas tardes. Esas que yo espero con un entusiasmo infantil. Entorno los ojos y una mueca picarona asoma en mi rostro.

Sé que pronto comenzará hablar de mí. Yo siempre soy el tema de conversación preferido de Casilda, mi abuela.

—Nunca he visto muchacho más inquieto, dice mi abuela— es un pequeño demonio (siempre pone gesto fingido), le he prohibido se acerque al gallinero. Raro es el día que se salva algún huevo. No tuvo otra idea que un día sentarse encima de  la puesta diaria echándola a perder... y él convencido de que podía empollar alguno, ¡qué chico!

—Es tan pequeño— replica Caridad, que la edad todo lo trae. Caridad es la hermana menor de mi abuela, soltera por voluntad —eso dice mi abuelo— y en tono solemne apostilla: claro que poco honor hace al nombre (siempre repite estas palabras cuando de ella se trata). “Seca como un palo, tan arisca y poco generosa en afectos”, así la define su cuñado. (Creo que mi abuelo Damián y la tía no se tragan).

De pronto se hace el silencio...

Se sienten pasos, como si arrastrasen los pies.

¡Es mi madre! Entra en la cocina. Se acerca al fuego sin expresión alguna, tan pálida como es. Su delgadez es muy notable, los brazos caídos, una mirada triste y vacía que fija ante la chimenea apagada.

Yo sé que mamá no puede ver a su madre, como tampoco me ve a mí. Eso dice mi abuelo que me lo explicó el día que yo en caí a la alberca un crudo día de invierno.

La muerte es lo que tiene, —dice mi abuelo— Yo creo que es de lo más extraña porque nos confina, nos arrincona y aparta...

A pesar de vivir en la misma casa, cada uno de sus habitantes vivimos nuestro espacio y tiempo y lo único que llega a unirnos son los pequeños rituales que acaban siendo costumbres, más o menos, como a mi abuela y sus hermanas las une la rueca...

Pero es que a mi madre no le gusta tejer... nunca la vi haciendo tal menester. Porque ella es de alma bohemia —eso dice su padre—, ella siempre busca un motivo para alejarse de la cocina en los inviernos.

Y esta es una gran tristeza para mí.

Porque, por esta razón, de todos nosotros ella es la muerta más triste y solitaria de esta casa.

Mª JOSÉ AVENDAÑO, diciembre 2014                    

Taller Literario Domus Pucelae. Texto nº 16
Ilustración: "La familia bien, gracias".


* * * * *
Viewing all 1425 articles
Browse latest View live


<script src="https://jsc.adskeeper.com/r/s/rssing.com.1596347.js" async> </script>