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VIAJE: EL ENCANTO DE PERSIA, del 6 al 16 de abril 2017

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PROGRAMA

Jueves, 6 de abril / Valladolid - Madrid - Teherán
Salida desde Vallsur, Camino Viejo de Simancas y desde la Plaza de Colón con dirección Madrid Barajas. Presentación en mostradores de línea aérea en vuelo Madrid-Teherán, con escala en Estambul u otra ciudad. Llegada a Teherán y alojamiento.

Viernes, 7 de abril / Teherán
Desayuno, visita a la ciudad, Museo Nacional (arqueológico e histórico, inaugurado en 1937), Palacio Golestán, obra maestra de la época de los Kayar y Patrimonio de la Humanidad desde 2013, Museo Reza Abbasi (de la época Safávida). Almuerzo y continuación de visitas; Palacio Jardín Sa’d Abad (conjunto palaciego de antiguas residencias del sha Reza), Mausoleo de Imamzadeh Saleh (uno de los santuarios más populares de la capital), Bazar de Tajrih. Cena y alojamiento.

Sábado, 8 de abril /  Teherán - Kerman - Bam
Desayuno. Traslado al aeropuerto para tomar el vuelo con destino a Kerman y continuación a Bam. Almuerzo. Visita a la ciudadela Arg-é Bam. En 2003 esta ciudad sufrió un terremoto dejando en ruinas la ciudad y la ciudadela. Cena y alojamiento.

Domingo 9 de abril / Bam - Kerman - Yazd
Desayuno y salida en dirección Kerman. Visita al Complejo Ganj Ali Jan (escuela, caravasar, casa de baños, Anbar Ab, mezquita, bazar), almuerzo, visita a la Mezquita de Viernes. Cena y alojamiento.

Lunes 10 de abril / Yazd - Pasagarda - Shiraz
Desayuno y visita a la ciudad, Complejo Monumental de Amir Chakhmagh (complejo construido en el SXV); Mezquita Jame (estilo arquitectónico perteneciente a los Teimuridas del S. XIV); Prisión de Alejandro (edificio actual del S XV); Torres del Silencio (cementerios zoroastrianos); Templo del fuego Zoroastro, (edificio de 1934); almuerzo. Pasagarda, (Monumento de Ciro El Grande); Traslado a Shiraz. Cena y alojamiento.

Martes 11 de abril / Shiraz
Desayuno y visita a la ciudad. Mezquita Vakil (construida en en 1773 durante el reinado de Karim Jan e Zand); Bazar Vakil (ubicado en el casco antiguo); Mezquita de Nasir al Molk (construida en 1870 por Nasir al Molk); Jardín de Narenjestán (construido entre 1879 y 1886 por la familia Ghavam); Mausoleo Shah Cheragh (uno de los lugares más sagrados de Irán); Tumbas de Hafez y Saadi (poetas insignes de literatura persa); Jardín de Eram (el actual del Siglo XVIII); Castillo Karim-Khaní (ciudadela situada en el centro de Shiraz). Almuerzo entre visitas. Cena y alojamiento.

Miércoles 12 de abril / Shiraz - Persépolis - Isfahán
Desayuno y salida con dirección a Isfahán, visitando Persépolis (visita a los restos de la antigua capital del Imperio Persa), Nahshe Rajab y Nagshe Rostam. Almuerzo y continuación en dirección a Isahán. Cena y alojamiento.

Jueves 13 de abril / Isfahán
Desayuno y visita a la ciudad. Gran plaza Nagshe Jahan (una de las plazas más grandes y espectaculares del mundo, construida a principios del siglo XVII, durante el reinado del emperador safavida Shah Abbas). Mezquita de Imam –Shah- (construida entre 1612 y 1638, muestra la plenitud de la policromía safávida); Mezquita de Sheikh Lotfollah (joya arquitectónica construida por el monarca Sha Abbas I entre 1602 y 1618); Palacio Aliqapu (obra maestra del período safávida); Gran Bazar (destacan todo tipo de artesanías); Palacio Chehel Sotún. Almuerzo durante la jornada. Cena y alojamiento.

Viernes 14 de abril / Isfahán
Desayuno y visita a la ciudad. Mezquita del Viernes -Jame- (ilustra de manera sobresaliente la evolución de la arquitectura de mezquitas desde el año 841 d. C.); Catedral armenia de Vank (la iglesia armenia más importante de todo el país ); Puente histórico de Kaju (considerado uno de los más bellos puentes del mundo, construido en 1650) y Puente Sioseh Pol (puente de los treinta y tres arcos, construido por orden de Sha Abbas I en 1602). Almuerzo durante la jornada. Cena y alojamiento.

Sábado 15 de abril / Isfahán - Kashan - Qom - Teherán
Desayuno y salida con dirección a Teherán. Visitas en ruta. Kashan, Jardín del Fin (lugar de recreo para los reyes safávidas, patrimonio de la UNESCO); Mezquita Agha Bozorg (construida hace 120 años, también con función de escuela coránica); Casa histórica de Boroyerdi (dedicada a un rico mercante religioso de Kashan). Qom, Mausoleo de “Masumeh (La superficie del recinto sagrado con sus galerías, tres patios y las tres mezquitas ocupa en total una superficie de 38.000 m2). Almuerzo en ruta. Cena y alojamiento.

Domingo 16 de abril / Teherán - Madrid - Valladolid
Desayuno y traslado al aeropuerto. Embarque con dirección a Madrid. Escala en Estambul u otra ciudad. Bus con dirección a Valladolid. Fin de los servicios.


PRECIO SOCIO EN HABITACIÓN DOBLE: 1890 €
PRECIO NO SOCIO EN HABITACIÓN DOBLE: 1940 €
SUPLEMENTO HABITACIÓN INDIVIDUAL: 280 €


REQUISITOS: Grupo mínimo 20 y máximo 30 personas.

INCLUYE:
n Autocar Valladolid/Madrid/Valladolid.
n Billetes aéreos en clase turista.
n Alojamiento en los hoteles indicados. Habitación doble/habitación sencilla con
incremento de suplemento.
n Todas las visitas y entradas según programa.
n Pensión completa.
n Guías de habla hispana.
n Transporte en autocar climatizado durante visitas y traslados.
n Guía Domus Pucelae.
n Dossier Domus Pucelae.
n Tasas de Aeropuerto incluidas.
n Visado.
n Seguro de Viaje.
n Reunión informativa en fecha a comunicar.

NO INCLUYE:
* Propinas y gastos personales o cualquier otro servicio no incluido en el itinerario.
* Los posibles incrementos, modificación precio carburante, incrementos del coste de
tasas aeropuerto, aumento valor impuestos, etc.
* Extras en hoteles, bebidas en comidas y propinas.
* Ningún servicio no especificado en apartado anterior.

NOTA:
El itinerario y visitas pueden sufrir alguna modificación sin perder el contenido en su conjunto.

INFORMACIÓN Y RESERVA DE PLAZAS: Por correo a domuspucelae@gmail.com o tfno. 608419228, a partir de las 0 horas del día 12 de diciembre de 2016, con plazo máximo de reserva, incluido el pago de primer plazo: 10 de enero 2017.

Datos imperativo para la reserva:
• nombre, dos apellidos (igual que en pasaporte).
• DNI.
• Número de socio.
• Nº de teléfono, fijo y móvil.
• Dirección de correo electrónico.
• Domicilio postal completo.
• Código postal.

Forma de pago:
* Fecha límite 1 er. plazo y reserva: 10 de enero de 2017 / 550 €.
* Fecha límite de 2º plazo: 15 de febrero de 2017 / 670 €.
* Fecha límite la totalidad: 15 de marzo de 2017 / 670 €.
* No socios +50 € a pagar con el último plazo del 15 de marzo.
* Suplemento habitación individual a pagar en último plazo del 15 de marzo.
* Penalización por baja y/o anulación de la reserva: gastos de gestión 300 €.

INGRESOS:
A nombre de "Vista Oriente", en la cuenta de Banco Sabadell que facilitará Domus Pucelae.
Concepto: Viaje Irán Domus Pucelae.









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Teatro: EL MALENTENDIDO, 10 de diciembre 2016

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GRUPO DE TEATRO DOMUS PUCELAE
Cuéllar (Segovia)


Sábado 10 de diciembre
Sala Cultural "Alfonsa de la Torre", 19 horas.
EL MALENTENDIDO, de Albert Camus.
Grupo de Teatro Domus Pucelae.
Entrada gratuita.

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Visita virtual: VIRGEN DE LA LECHE, belleza y refinamiento en el alma de la materia

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MEDALLÓN DE LA VIRGEN DE LA LECHE CON EL NIÑO Y SAN JUANITO
Francisco Salzillo (Murcia, 1707-1783)
1755-1760
Madera policromada
Museo de la Catedral, Murcia
Escultura rococó española. Escuela murciana














Un hecho que sorprende en la vida profesional del gran maestro Francisco Salzillo es la escasez de encargos recibidos desde la catedral murciana, a diferencia de la demanda masiva de obras para iglesias, conventos y cofradías de la ciudad del Segura. La causa bien pudo estar motivada por la dedicación de todos los esfuerzos y recursos económicos para levantar el ambicioso proyecto de la nueva fachada de la Catedral de Santa María (1736-1754), que se pretendía única e insuperable, una obra para la que ni Francisco, ni su hermano Antonio, más preparado para el arte de la labra, fueron requeridos para trabajar en ella, a pesar de que, cuando se inicia la obra en 1736, Francisco Salzillo ya llevaba diez años de andadura en Murcia, después de haberse hecho cargo del taller paterno.

No obstante, aunque Francisco Salzillo no fue requerido para el templo catedralicio, sede de la diócesis de Cartagena, sí lo fue por uno de sus canónigos más influyentes, don José Marín y Lamas1, que le encargó un precioso medallón que habría de presidir su oratorio privado y que fue elaborado por el maestro entre 1755 y 1760. Ajustándose a los gustos dieciochescos de mediados de siglo, Salzillo lo concibió con un formato elíptico —el diámetro mayor de 70 y el menor de 53 cm.— en el que se inscribe una delicada escena que representa a la Virgen de la Leche con San Juan Niño, tema que es realzado por una moldura oval dorada que se remata con motivos y rocallas de estilo rococó.

El medallón de la Virgen de la Leche fue donado a la catedral en 1775 por voluntad testamentaria de su propietario, siendo colocado en la capilla de San Andrés, pasando después al llamado Oratorio del Obispo y en nuestro tiempo al Museo Catedralicio, figurando entre sus piezas más atractivas.

En cuanto a la composición de su iconografía, aunque heredera en su finura de las bellas madonnasrafaelescas, puede encontrarse su inspiración directa en la delicada pintura de La Virgen con el Niño y San Juanitoque en 1522 realizara Correggio, actualmente en el Museo de Bellas Artes de Budapest (ver ilustración al final del artículo), para lo que el escultor debió contar en el taller con una estampa grabada o con un dibujo suministrado por el comitente, una práctica habitual en los talleres de pintura y escultura, ajustándose con fidelidad a otra pintura de idéntica composición que se guarda en la iglesia murciana de San Juan.     


Respecto a la temática, hemos de considerar que no es algo casual, pues conviene recordar el auge que en esos años estaba experimentando en el ambiente católico contrarreformista más devoto el culto a los divinos fluídos2—leche materna, lágrimas, sangre, etc.— repitiéndose las representaciones de lactancias místicas de algunos santos, entre ellos San Bernardo, como recurso para potenciar la figura de la Virgen como madre mediadora y transmisora de la sabiduría de Dios. En este sentido, también es significativo que una de las reliquias más veneradas de la catedral murciana fuese una gota de leche de la Virgen que fue regalada en 1714 por doña Mariana Engracia de Toledo y Portugal, marquesa de los Vélez, para ser depositada en su capilla familiar, así como el impacto que recibió el Cardenal Belluga por la Virgen que lloró en 1706 a causa de las derrotas sufridas por el ejército del futuro Felipe V, motivo de fervor popular por el que la imagen fue entronizada en un lugar preferente de la girola de la catedral.


El tema de la lactancia es el representado en este delicado medallón, con la figura adolescente de María reclinada y sujetando al Niño Jesús en su regazo, al que ofrece el pecho en un momento de absoluta intimidad. Sin embargo, a modo de instantánea, Jesús vuelve su cabeza y tiende su mano hacia la figura de su primo Juan, que, acompañado del pequeño cordero que le identifica, gesticula con las manos y levanta la cabeza estableciendo entre ellos una conversación o juego infantil, lleno de naturalismo, ante la mirada complaciente de la Madre.

Planteado como un altorrelieve, los volúmenes de las tres figuras casi llegan a estar trabajados en bulto redondo y despegados del tablero, con una de las piernas de San Juanito desbordando hábilmente el marco para acentuar el efecto tridimensional. Siguiendo una composición clásica de esquema piramidal y sobre la diagonal que establecen las cabezas de las tres figuras, Salzillo establece entre ellas una íntima relación a través del juego de miradas y del sutil lenguaje de las manos, no exento de gesticulación teatral.

La figura de María responde al arquetipo femenino habitual en el escultor, en este caso impregnado de un elegante movimiento de aire rococó en sus ademanes. Viste una simbólica túnica roja que llega hasta los pies, con una pequeña abertura a la altura del pecho y un amplio cuello que deja entrever una fina camisa blanca por debajo que también asoma en los puños. Un manto azul recubre el cuerpo formando delicados pliegues, con un remate de flecos dorados en la parte inferior y con un virtuoso trabajo de finísimas láminas en los bordes para simular un paño real. Se cubre con una toca de tonos ocres y esgrafiados dorados que realzan el exquisito trabajo de la cabeza, en la que, siguiendo los modelos de Correggio, queda visible parte del cabello, con una melena de raya al medio peinada hacia atrás y sujeta por una cinta roja, dejando visible parte de una trenza que forma un moño. El juvenil rostro es ovalado y terso, con frente despejada, párpados resaltados con ojos de cristal y boca pequeña ligeramente entreabierta para esbozar una sonrisa. Elegante es la disposición de las manos, fieles al modelo correggiano, la derecha mostrando el pecho y la izquierda sujetando al Niño con los dedos hundidos entre los pliegues de un paño de pureza blanco.

Muy atractivas son las figuras infantiles, en las que Salzillo se revelaría como un gran especialista, llegando a crear todo un universo de originales querubines entristecidos que acompañaban a la imagen de la Dolorosa y gráciles figuras exentas del Niño Jesús, muy apreciadas en el barroco español. En este medallón es especialmente elocuente el dinamismo del Divino Infante, que es presentado en total desnudez —para resaltar la fragilidad de la naturaleza humana de Cristo—, con la mano derecha reposando sobre el pecho de su Madre, la cabeza vuelta y el brazo izquierdo extendido hacia el pequeño Juan. De bella anatomía rolliza, sus miembros se despliegan en movimientos abiertos siguiendo las pautas del barroco, con una cabeza de frente muy alta sobre la que discurre un largo mechón y bucles sobre las orejas, realzando su naturalismo con ojos de cristal. Es arropado por la Virgen con un paño de pureza que forma delicados pliegues que se ajustan a su admirable anatomía, corroborando que una de las características de la escultura barroca fue la obsesión por el tratamiento de los plegados. Toda su figura irradia un movimiento que inevitablemente le convierte en el centro de la composición.

Otro tanto puede decirse de la figura de San Juanito, que, arrodillado a su lado, con una pierna desbordando el marco y la cabeza levantada, parece mostrar a Jesús algo entre sus manos, estableciéndose entre ambos un juego de fuerte carga teatral y naturalidad plena. Se cubre con la tradicional vestimenta elaborada en piel que deja uno de los hombros al descubierto, que como el pequeño cordero que le acompaña aluden, en su condición de Precursor, a sus futuras predicaciones en el desierto y al sacrificio de Jesús.

A diferencia de la pintura de Correggio, donde las figuras se recortan sobre un fondo neutro oscuro, Salzillo incorpora en el medallón de la Virgen de la Leche un luminoso fondo con un paisaje en relieve en el que aparece una ladera salpicada de pequeñas plantas y en lontananza un edificio, con aspecto de templo, entre un bosque de árboles, tras los cuales se vislumbra una montaña. En un segundo plano, a espaldas de la Virgen, se alza un tronco leñoso, talado y seco, y el tronco de una palmera, así como la ruina clásica de un templo pagano formada por un entablamento, la basa y un fragmento de una columna estriada, que adquieren el simbolismo de la victoria que supuso el nacimiento de Cristo sobre la Antigua Ley y el paganismo y la glorificación de la Virgen con la palma alegórica. 
En la parte superior, completando la escena, se incluye una caprichosa formación de nubes entre las que asoma la cabeza de un pequeño querubín, a modo de custodio, que define el carácter sagrado de los personajes representados.

Todo este trabajo del fondo está resuelto con elementos en pequeño relieve que contrastan con la volumetría de las figuras principales, prescindiendo de una degradación de volúmenes en los sucesivos planos y consiguiendo que las figuras protagonistas queden bañadas por efectistas juegos de claroscuro que su propio volumen produce, ratificando la idea de una escultura pintada o de una pintura en relieve. A ello también contribuyen los sutiles efectos de la policromía, donde a los colores lisos de las vestimentas —aquí Salzillo no recurre a los estofados que simulan suntuosas sedas murcianas habituales en otras de sus esculturas— se contrapone el trabajo de las carnaciones, que reciben el tratamiento de una pintura de caballete en las mejillas sonrosadas, en el curtido cuerpo de San Juanito frente a la palidez del Niño Jesús, etc.

Se trata, en definitiva, de una de las obras más amables y refinadas del gran maestro murciano, que con un planteamiento de raíz italiana e imbuido en la corriente rococó, incorpora en la ambientación elementos clasicistas3. Síntesis de las aportaciones de Francisco Salzillo a la escultura de su tiempo, la obra responde a los ideales de su etapa de madurez, cuando el movimiento de las figuras y el lenguaje de las manos son puestos al servicio de una fuerte espiritualidad y contenido místico.

Francisco Salzillo ya había realizado en 1738, con las mismas características y con la misma inspiración, otra escultura de la Virgen de la Leche para la iglesia de San Mateo de Lorca4, obra que desgraciadamente fue destruida.  


Informe y fotografías: J. M. Travieso.



NOTAS

1 El canónigo José Marín y Lamas, protector de los monjes jerónimos establecidos en La Nora, a pocos kilómetros de Murcia, también sería quien encargara a Salzillo la escultura de San Jerónimo penitente, obra cumbre del maestro que junto a la Virgen de la Leche se expone en el Museo de la Catedral de Murcia.

2 RAMALLO ASENSIO, Germán: Francisco Salzillo escultor, 1707-1783. Ars Hispanica, Madrid, 2007, p. 122.

3 PÁEZ BURRUEZO, Martín: El escultor Francisco Salzillo. Apuntes de su vida y de su obra. En Francisco Salzillo, imágenes de culto. Madrid, 1998, p. 30.

4 BELDA NAVARRO, Cristóbal: Francisco Salzillo y la escultura pintada. En Francisco Salzillo, imágenes de culto. Madrid, 1998, p. 55.

Correggio. Virgen de la Leche, 1522
Museo de Bellas Artes, Budapest























Francisco Salzillo. Medallón de la Virgen de la Leche, 1755-1760
Museo de la Catedral, Murcia














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Instalación: PARAÍSO, una interpretación contemporánea del Jardín de las Delicias de El Bosco

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En el Museo de la Imagen o Museo MOTI de Breda (Países Bajos) se expone, hasta el 31 de diciembre de 2016, una instalación con el vídeo creado por el Estudio Smack que constituye una nueva y animada interpretación de "El Jardín de las Delicias" de Hieronymus Bosch, obra emblemática del Museo del Prado.

En él se recrea el paisaje del panel central del tríptico, mediante una alucinante animación de 4K, que se puebla de criaturas que encarnan los excesos y deseos de la civilización occidental del siglo XXI: consumismo, egoísmo, escapismo, el señuelo del erotismo, la vanidad y la decadencia. Todos los personajes son metáforas de nuestra sociedad, donde solitarios forman parte del enjambre de un mundo onírico digital.

Son reflejos simbólicos de los egos y de la imaginación de la gente, de cómo se ven a sí mismos, a diferencia de la versión de El Bosco, donde todos los individuos presentan un similar aspecto. La obra mantiene el espíritu de fantasía y surrealismo que anima la pintura original, con los personajes integrados en un bucle animado que les permite pasear por el paisaje.

El vídeo-instalación "Paraíso" fue encargado por el Museo MOTI, que exhibe el dinámico mundo de la imagen y los desarrollos en el campo del cine, el diseño, la fotografía, la moda, la escultura, la arquitectura, la ciencia y los juegos de ordenador, para una exposición sobre los nuevos placeres realizada con motivo de la celebración del 500 aniversario de El Bosco. 

Se recomienda su visualización a pantalla completa (pulsando el símbolo indicado junto a la barra de desplazamiento).  

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Encuentro de periodistas: CICLO CRONISTAS DEL SIGLO XXI, 15 de diciembre 2016

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Concierto: MusaE / CAMERATA D'ARIANNA, 15 de diciembre 2016

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VIAJE: RUTA DEL CALIFATO EN CARNAVALES, del 24 al 28 de febrero 2017

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PROGRAMA

Viernes 24 de febrero / Valladolid - Valdepeñas - Córdoba
A las 8.30 horas salida desde la Plaza Colón. Breves paradas en ruta hasta llegar a Valdepeñas.  Almuerzo en Restaurante local. Al terminar haremos una visita guiada panorámica del pueblo. Continuación hacia Córdoba. Check in en el hotel. Alojamiento y cena en el hotel.

Sábado 25 de febrero / Córdoba - Medina Azahara - Córdoba
Desayuno. A primera hora, salida con guía local a visitar la Sinagoga de Córdoba (con entrada incluida), es un templo hebreo. Es la única sinagoga existente en Andalucía y una de las únicas tres que se conservan en España de esa época, junto a la Sinagoga del Tránsito y la de Santa María la Blanca que están en Toledo. El 24 de enero de 1885 fue declarada Bien de Interés Cultural en la categoría de monumento.  Nos trasladaremos con el guía a Medina Azahara. (entrada y bus lanzadera incluidos). Este yacimiento arqueológico está declarado bien de interés cultural en la categoría de monumento desde el año 1923. Regreso al hotel para almorzar en su restaurante. Por la tarde realizaremos una visita guiada al Museo de Julio Romero de Torres que reúne la mayor colección del pintor en un edificio del siglo XIX recientemente renovado.  Al finalizar esta visita haremos un recorrido guiado por el casco histórico de Córdoba, veremos el puente romano, callejas de la judería, barrio medieval de la Axerquía (plaza del Potro, Corredera, Templo romano) Regreso al hotel, cena y alojamiento.

Domingo 26 de febrero / Córdoba - Priego de Córdoba - Lucena - Montilla - Córdoba
Desayuno. Salida hacia Priego de Córdoba, donde nos encontraremos con el guía local para hacer una visita al Castillo y la iglesia de la Asunción. Daremos un paseo acompañados del guía por el centro histórico para ver las carnicerías reales del siglo XVI. Continuaremos la visita con las casas señoriales de la calle Río, donde visitaremos la casa natal de Don Niceto Alcalá-Zamora (entrada incluida) y terminaremos en la fuente del rey. Después de la visita, almuerzo en Restaurante Local. Por la tarde, nos trasladaremos a Lucena donde visitaremos con el guía el pueblo. Allí se levanta la iglesia gótica renacentista de San Mateo, el Castillo del Moral y la casa de los Condes de Santa Ana. Al terminar nos dirigiremos a Montilla donde destaca la iglesia convento de Santa Clara del siglo XVI y la casa-Museo del Inca Garcilaso de la Vega, que nos explicará nuestro guía. Terminaremos esta jornada probando un vino de Montilla. Regreso a Córdoba. Cena en el hotel   y alojamiento.

Lunes 27 de febrero / Córdoba
Desayuno. Visita de las iglesias fernandinas con el guía local (las más importantes, con entradas incluidas), son las iglesias que mandó levantar Fernando III, el Santo, tras la reconquista de la ciudad en 1236.La gran mayoría se alzaron sobre las antiguas mezquitas de barrio. Continuaremos la visita con la visita del Alcázar de los Reyes Cristianos (entrada incluida). Regreso al hotel y almuerzo en su restaurante. Por la tarde realizaremos la visita a la Mezquita-Catedral (con entradas incluidas) y al Paseo de la Judería acompañados por el guía. Regreso al hotel, cena y alojamiento.

Martes 28 de febrero / Córdoba - Linares - Valladolid
Desayuno. A la hora acordada salida desde Córdoba hacia Linares, visita panorámica de la ciudad con nuestro guía. Almuerzo en restaurante local. Continuación del viaje hacia Valladolid, prevista la llegada a última hora de la tarde-noche.

PRECIO SOCIO EN HABITACIÓN DOBLE: 490 €
PRECIO NO SOCIO EN HABITACIÓN DOBLE: 520 €
SUPLEMENTO HABITACIÓN INDIVIDUAL: 120 €

REQUISITOS: Grupo mínimo 30 y máximo 40 personas.

INCLUYE:
n  Autocar de lujo para todo el recorrido
n  4 Noches en hotel 4* Macia Alfaros.
n  Almuerzos en rutas en restaurantes locales o en el hotel y cenas en el hotel con agua/ vino incluidos.
n  Visitas con guías en:
Valdepeñas: visita panorámica
Priego de Córdoba: Entradas incluidas al Castillo Medieval, La iglesia de la Asunción y el Museo Alcalá Zamora.
Lucena: visita panorámica
Montilla: visita panorámica
Visita en Medina Azahara con servicio de Lanzadera incluido.
En Córdoba. Visita guiada por el casco histórico, iglesias fernandinas y Paseo de la Judería
Entradas a la Mezquita-Catedral, la Sinagoga, las iglesias Fernandinas, Alcázar de los Reyes Cristianos y Museo de Julio Romero de Torres.
Linares: Visita panorámica con guía local.
n  Dossier Domus Pucelae
n  Guía acompañante de Domus Pucelae.
n  Seguro de cancelación.

NO INCLUYE:
Gastos extras en hoteles y otros no especificados en el apartado anterior.

INFORMACIÓN Y RESERVA DE PLAZAS: Información y reserva de plazas en: domuspucelae@gmail.com o tfno. 608 419 228 a partir de las 0 horas del día 15 de diciembre 2016. Al realizar la reserva se debe hacer entrega de 100 € y el resto del importe del viaje, antes del 10 de febrero del 2017 en Viajes Tempo Tours, c/ Miguel Iscar 16, Tfno.983 213630 - 983 666663. Persona de contacto: Pablo Parrilla, en horario de lunes a viernes, de 10 a 13.30 y de 17 a 20 horas.

Formas de pago:
Efectivo, Tarjeta de Crédito, Tarjeta Pass Carrefour o mediante transferencia a la cuenta bancaria que les proporcionará Domus Pucelae o la agencia de viajes,  indicando en el concepto “Viaje a la Ruta del Califato Domus Pucelae” y el nombre de los viajeros.  Enviar copia de la transferencia por correo a: info@imaginaunviaje.com













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Belenes monumentales en Valladolid

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En estos días navideños se puede establecer una ruta urbana por Valladolid para visitar el conjunto de belenes monumentales que, convertidos en arraigada tradición, se ofrecen al visitante en instituciones e iglesias.

Todos ellos suponen el colofón a meses de trabajo para reproducir con fidelidad la naturaleza y recrear con ingenio y paciencia unos pasajes bíblicos que los maestros belenistas encuadran en paisajes inspirados tanto en territorios reales como en otros basados en relatos literarios o el cine, recibiendo siempre las escenografías un tratamiento minucioso que refleja el talento de artistas y artesanos que encuentran en estos montajes un medio de expresión plástica.

Reseñamos los más interesantes:


BELÉN NAPOLITANO
Museo Nacional de Escultura. Palacio Villena
Nueva instalación.
Horarios: laborables de 18 a 21 y festivos de 12 a 14 y de 18 a 21 horas.
Horario especial  del 20 al 23 y del 27 al 30 de diciembre: de 10 a 14 y de 16 a 21 h.
Entrada gratuita.

BELÉN MONUMENTAL
Sala Municipal de Exposiciones Las Francesas
Asociación Belenista Castellana (familias Rodríguez Salmerón y Osuna Álvarez)
Es el belén monumental que más visitas recibe en la ciudad y este año su estética está inspirada en "El Señor de los Anillos", la novela de Tolkien recreada en el cine por Peter Jackson. En los paisajes y enclaves urbanos se reproduce La Comarca, Minas Tirith, Rivendel, Bree, la taberna del Poney Pisador y las figuras de los Argonath, escenarios donde discurren las escenas evangélicas.
Visitas hasta el 8 de enero: de martes a domingo y festivos, de 12:00 a 14:00 y de 18:30 a 21:30 horas. Lunes cerrado.

BELÉN BÍBLICO MONUMENTAL
Sala Exposiciones del Palacio Pimentel
Asociación Belenista Castellana.
Del 16 de diciembre al 6 de enero
De lunes a domingo: de 11 a 14 y de 17 a 21 horas.
24 y 31 de diciembre de 11 a 14 horas.

BELÉN BÍBLICO MONUMENTAL
Sala de Pasos de la Cofradía de Ntra. Sra. de las Angustias
Proyecto y montaje: José María Villa Gil
Hasta el 6 de enero de 2017.
De lunes a domingo de 12 a 14 y de 18 a 21 h.

BELÉN MONUMENTAL
Iglesia del Monasterio de San Joaquín y Santa Ana
Con la colaboración de la "Asociación de Belenistas de Valladolid".

BELÉN MONUMENTAL
Colegio La Salle
Laborables de 18 a 21 y festivos de 12 a 14 y de 18 a 21 horas.
Entrada libre.

Otros belenes interesantes:
Catedral, iglesia de San Lorenzo, iglesia de San Benito, iglesia de la Vera Cruz e iglesia de San Francisco de Asís.


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Theatrum: SANTA ANA ENSEÑANDO A LEER A LA VIRGEN, la herencia salzillesca

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SANTA ANA ENSEÑANDO A LEER A LA VIRGEN
Juan Porcel (Murcia, h. 1720-?)
Hacia 1747
Madera policromada
Museo Nacional de Escultura, Valladolid
Escultura barroca española. Escuela murciana














Izda: Juan de Juni. Santa Ana enseñando a leer a la Virgen, h. 1540
Trascoro de la Catedral Nueva de Salamanca
Dcha: Juan Porcel. Santa Ana enseñando a leer a la Virgen, h. 1747
Museo Nacional de Escultura, Valladolid


En la sala del Museo Nacional de Escultura en que se exponen obras tardobarrocas del siglo XVIII se encuentra este atractivo grupo de Santa Ana enseñando a leer a la Virgen Niña, por mucho tiempo considerado obra de Francisco Salzillo, aunque en 1995 Manuel Arias y Luis Luna ya apuntaban su adscripción a un seguidor de su estilo1. Actualmente viene siendo atribuido a Juan Porcel, un escultor murciano que comenzó su actividad en su ciudad natal como discípulo de Salzillo y acabó recalando en Madrid, en cuyas iglesias sus imágenes difundieron la inconfundible estética de su maestro.

A simple vista, este grupo dieciochesco remite inevitablemente a aquel otro que hacia 1540 labrara Juan de Juni en piedra arenisca policromada para ser colocado en una hornacina lateral del arcosolio del sepulcro que el arcediano Gutierre de Castro dispuso en el claustro de la Catedral Vieja de Salamanca, aunque el grupo sería trasladado en el siglo XVIII al trascoro de la Catedral Nueva, en el cierre de la obra construida entre 1710 y 1733 según las trazas de Joaquín Benito y Alberto Churriguera, lugar donde todavía permanece.

Ambos comparten similar tamaño -unos 80 cm. de altura— y ambos se deleitan mostrando una escena intimista en la que Santa Ana, representada como una mujer madura, abalanza su cuerpo al frente protegiendo en su regazo a la Virgen Niña, mientras señala con el dedo índice un pasaje de las Sagradas Escrituras en el que fija su atención la figura infantil. En ambos casos la santa aparece cubierta con una toca y en ambos conjuntos el manto presenta un gran dinamismo al adoptar la forma de menudos y abundantes pliegues en forma de curva y contracurva, suavemente redondeados en el modelo juniano, recordando el modelado en terracota, y agitados de forma caprichosa por una inexplicable brisa en el de Porcel.

A partir de ahí todo es diferente, comenzando por la indumentaria en colores lisos de la piedra policromada de Juni, que en la obra de Porcel se torna en ricas telas decoradas con grandes motivos florales —primaveras— que sugieren las afamadas manufacturas artesanales murcianas de los "señores de la seda", tan beneficiosas para la ciudad desde el siglo XVII.

Por otra parte, la iconografía supone el último grado de evolución de aquellas representaciones medievales que tuvieron una gran aceptación en tierras hispanas bajo la modalidad conocida como Santa Ana triple, así como en su posterior humanización, cargada de sentimentalismo en su condición maternal, cuando en el siglo XVI se intensificó la devoción a Santa Ana, que los artistas recrearon basándose en los evangelios apócrifos.

Aquella Santa Ana amparando o instruyendo a la pequeña María tuvo una gran aceptación devocional, alcanzando los temas infantiles en el Barroco su máxima popularidad, cuando los artistas fueron capaces de hacer guiños estéticos e iconográficos con maestría que ganaron el entusiasmo de los espectadores, como se patentiza en la pintura de Santa Ana enseñando a leer a la Virgen Niñaque hacia 1665 realizara Bartolomé Esteban Murillo, actualmente en el Museo del Prado, reflejo del gusto de los artistas sevillanos por este tema.

Similar emoción fue capaz de infundir Juan Porcel en esta magnífica talla, sustentada sobre una sencilla peana, donde aparece Santa Ana erguida y con la pierna izquierda flexionada y apoyada sobre un peñasco para permitir reposar sobre su rodilla el libro de las escrituras en el que señala con su mano derecha a la pequeña María, a la que protege colocando su mano izquierda sobre su espalda, un pasaje del profeta Isaías: "Ecce Virgo concipiet, pariet, filium, vocabitur nomen eius Emmanuel", que anuncia el papel de la Virgen en el nacimiento del Mesías. Con gran habilidad, las dos figuras quedan fusionadas en la composición, consiguiendo con la orientación de sus cabezas que el espectador centre su atención en el libro sagrado.

Santa Ana, con las facciones muy marcadas y penetrantes ojos de cristal, viste una camisa blanca de cuello fruncido que apenas asoma por debajo de una túnica de tonos verdes, bajo la que también destaca, a la altura de los puños, otra de tonos ocres. 
Cubre su cabeza parcialmente una toca azul, uno de cuyos cabos se desliza por la izquierda hasta cruzar el pecho y orientarse hacia la espalda en forma de pliegues que sugieren una textura liviana. Completa su indumentaria un manto de color azafrán que se apoya sobre el hombro izquierdo y cae por el dorso, formando abundantes y caprichosos pliegues, para replegarse al frente sobre su rodilla. Tanto la túnica como la toca y el manto presentan una ornamentación a base de grandes estampados florales realizados a punta de pincel, sobresaliendo grandes flores blancas que iluminan la figura, en la misma línea que las producciones salzillescas.

En la pequeña María, subida sobre el peñasco, se repite la multiplicidad de formas y el ritmo impetuoso, siguiendo idéntica disposición corporal, con la figura infantil con el brazo derecho sobre el libro, el izquierdo por debajo para sujetarle y la mirada concentrada en la inscripción que le señala su madre, creando de esta manera un momento entrañable. Es especialmente atractivo el gesto risueño de la niña, de nuevo con ojos de cristal, una frente muy pronunciada y una melena corta y rubia con afilados mechones sobre la frente. Viste una camisa blanca visible por debajo de una túnica marfileña y un manto caído que le rodea el cuerpo, en ambos casos repitiendo los estampados florales de intenso colorido.

El dinamismo del grupo, a pesar de representar una escena intimista, está conseguido por los grandes contrastes lumínicos que origina la indumentaria y la variedad de su rica y selectiva policromía, siguiendo de cerca la estela implantada por Francisco Salzillo en la escuela murciana, destacando ante todo el grado de amabilidad y ternura del conjunto.

JUAN PORCEL, UN ESCULTOR A LA SOMBRA DE SALZILLO
       
Eclipsado como tantos otros por la arrolladora personalidad de Francisco Salzillo, Juan Porcel es discretamente conocido por su obra dispersa, siendo escasos los datos biográficos que nos han llegado. Sabemos que nació en Murcia entre los años 1720 y 1727 y que inició su formación en el taller murciano de Francisco Salzillo, donde asumió el estilo que, alejado de los aspectos dramáticos, ahonda en un naturalismo de idealizada belleza que marca la transición del barroco al gusto rococó. Sin embargo, a diferencia de su maestro, no sólo realizaría a lo largo de su carrera profesional escultura de temática religiosa y procesional ajustándose con fidelidad a los modelos salzillescos, sino también escultura decorativa civil, combinando las obras producidas en madera con otras en piedra y mármol trabajadas con mayor libertad.

Adscrito a la escuela murciana de escultura, que perpetuó los modelos iconográficos y estilísticos de Salzillo, los primeros datos de Juan Porcel le sitúan colaborando en Murcia con Joaquín Laguna en la elaboración de una carroza conmemorativa de la coronación del rey Fernando VI "el Prudente". Entre sus primeras obras se encuentran dos trabajos realizados en 1747 para iglesias de Cartagena, como una Virgen del Refugio destinada a la iglesia de San José y los sayones de un grupo del Prendimiento—la figura de Cristo era obra de Francisco Salzillo— que la Cofradía California, fundada ese mismo año, guardaba en la iglesia de Santa María de Gracia. Ambas obras fueron destruidas durante la Guerra Civil.

Ese mismo año de 1747 talla el delicado grupo de Santa Ana enseñando a leer a la Virgen Niñaque actualmente se guarda en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid y en 1748 la imagen de Santa María de la Cabeza de la iglesia de San Juan Bautista de Murcia, encargada para la procesión del Corpus. En ese tiempo de nuevo realiza para la cofradía de los californios de Cartagena la imagen de Nuestra Señora del Primer Dolor, titular de la sede canónica de la cofradía y completamente tallada en madera, aunque en 1753 la obra de Porcel pasaría al oratorio particular de don Felipe de la Peña al ser sustituida por otra de candelero encomendada por la cofradía a Francisco Salzillo, obra que fue destruida durante la Guerra Civil y que finalmente sería sustituida por otra de Mariano Benlliure elaborada en 1946.

Obra documentada de Juan Porcel es la Virgen de la Ánimas, grupo escultórico de grandes dimensiones que permanece al culto en la Basílica de la Caridad de Cartagena. Con figuras ligeramente inferiores al natural, presenta una composición piramidal dispuesta a tres alturas, con la figura de la Virgen con el Niño sedente sobre nubes en la parte superior y abajo una representación de las almas del purgatorio entre llamas, figurando como nexo de unión entre ambas alturas las figuras de un alma salvada por un ángel suspendido en el aire que con su dedo indica el origen de su acción benéfica. Como ocurre con la escultura del museo vallisoletano, en el grupo prevalece un movimiento de carácter teatral en el que destaca la rica policromía de la indumentaria de la Virgen y el ángel.

Algunos autores atribuyen a Juan Porcel las imágenes de San Joaquín con la Virgen Niña y San José con el Niño Jesús que flanquean el retablo de la iglesia de San Juan de Dios de Murcia, tradicionalmente presentadas como obras de Salzillo.

Dominando el trabajo en madera, Juan Porcel se estuvo preparando en el taller murciano de Jaime Bort en la práctica de la escultura en piedra, lo que le permitiría abrir nuevos horizontes. Hacia 1752 marcha a Madrid, animado por las obras decorativas del Palacio Real, donde pasó a formar parte del equipo dirigido por Felipe de Castro, ocupado en realizar las esculturas de reyes de la monarquía hispana destinadas a ser colocadas en las cornisas del palacio. Para esta serie realizó en 1753 las representaciones de Eurico y Alfonso I que, como las de otros escultores, actualmente se hallan diseminadas por los jardines de la Plaza de Oriente2.

De los trabajos decorativos destinados al Palacio Real también se conserva un relieve en mármol de Badajoz que representa la Batalla de Clavijo, realizado por Juan Porcel entre 1753 y 1761 como parte del proyecto decorativo de la magna obra, que contó con treinta y seis relieves o medallones encargados por Fernando VI a los escultores más destacados de la Corte para decorar las sobrepuertas de la Galería principal, siguiendo un programa iconográfico establecido por el erudito benedictino fray Martín Sarmiento que incluía temas religiosos ejemplarizantes, de ciencia exaltando el conocimiento, de instituciones políticas como símbolos del buen gobierno y victorias militares como alegorías del heroísmo. En 1760 Carlos III consideró estos relieves demasiado aparatosos y no fueron colocados, siendo depositados seis de ellos en 1862 en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y treinta y uno en el Museo del Prado, donde se conserva el perteneciente a Juan Porcel.   

Durante su estancia madrileña comienza a recibir encargos de escultura religiosa destinados a diferentes iglesias de la ciudad, lo que supuso la difusión en la Corte de la estética salzillesca murciana. Entre dichas obras se encontraba el Éxtasis de San Francisco, realizado para una capilla de la iglesia de San Fermín de los Navarros, que fue destruido durante la Guerra Civil. Ceán Bermúdez le atribuye una talla de San Franciscodel Real Convento de San Gil, derribado durante la invasión francesa, y algunos autores le consideran autor de la imagen de San Francisco de la iglesia de San Jerónimo el Real de Madrid.     


Informe y fotografías: J. M. Travieso.


NOTAS

1 ARIAS MARTÍNEZ, Manuel y LUNA, Luis: Museo Nacional de Escultura. Ministerio de Cultura, Madrid, 1995, p. 82.

2 MELENDRERAS GIMENO, José Luis: Dos estatuas de Juan Porcel para el Palacio Real de Madrid. Reales Sitios, XXII/85, Madrid, 1985, pp. 11-16.

Murillo. Santa Ana enseñando a leer a la Virgen, h. 1655
Museo del Prado, Madrid (Foto Museo del Prado)























Juan Porcel. Virgen de las Ánimas
Basílica de la Caridad, Cartagena























Atribuido a Juan Porcel. San Joaquín con la Virgen Niña
Iglesia de San Juan de Dios, Murcia























Juan Porcel. Alfonso I y Eurico, 1753. Plaza de Oriente, Madrid

















Juan Porcel. Batalla de Clavijo, mármol, 1753-1761. 
Museo del Prado, Madrid (Foto Museo del Prado)















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Bordado de musas con hilos de oro: LAS PAJAS DEL PESEBRE, de Lope de Vega

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Las pajas del pesebre
niño de Belén
hoy son flores y rosas,
mañana serán hiel.
Lloráis entre pajas,
del frío que tenéis,
hermoso niño mío,
y del calor también.
Dormid, Cordero santo;
mi vida, no lloréis;
que si os escucha el lobo,
vendrá por vos, mi bien.
Dormid entre pajas
que, aunque frías las veis,
hoy son flores y rosas,
mañana serán hiel.
Las que para abrigaros
tan blandas hoy se ven,
serán mañana espinas
en corona cruel.
Mas no quiero deciros,
aunque vos lo sabéis,
palabras de pesar
en días de placer;
que aunque tan grandes deudas
en pajas las cobréis,
hoy son flores y rosas,
mañana serán hiel.
Dejad en tierno llanto,
divino Emmanuel;
que perlas entre pajas
se pierden sin por qué.
No piense vuestra Madre
que ya Jerusalén
previente sus dolores
y llora con José;
que aunque pajas no sean
corona para rey,
hoy son flores y rosas,
mañana serán hiel.

LOPE DE VEGA Y CARPIO

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Museo Casa de Cervantes: COLECCIONES CERVANTINAS, 21 de diciembre 2016

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MUSEO CASA DE CERVANTES


Miércoles 21 de diciembre
Biblioteca del Museo, 12 h.
Presentación de COLECCIONES CERVANTINAS
Entrada libre hasta completar aforo.

Con motivo del IV centenario de la muerte de Miguel de Cervantes, la Subdirección General de Museos Estatales presenta “Colecciones Cervantinas”.

La iniciativa se compone de un catálogo en línea y una publicación electrónica.
El catálogo en línea ha sido desarrollado sobre la estructura informatizada de la Red Digital de Colecciones de Museos de España, CER.es. y ha sido posible gracias a la colaboración de 29 museos que han aportado un total de 147 obras a este catálogo, que pretende ser un repaso por la vida y la obra de Cervantes a través de las colecciones de los museos participantes.
El proyecto se complementa con una publicación electrónica en la que se han incluido 17 artículos que tratan a Cervantes desde diferentes perspectivas.

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Presentación de la publicación de Domus Pucelae: VIAJES ARTÍSTICOS POR CASTILLA Y LEÓN. DIBUJOS DE LA COLECCIÓN CORDERERA EN EL MUSEO LÁZARO GALDIANO, 22 de diciembre 2016

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Exposición: MAESTROS DE LA PINTURA EN LA COLECCIÓN LLADRÓ, del 15 de diciembre 2016 al 5 de febrero 2017

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SALA MUNICIPAL DE EXPOSICIONES DE LA PASIÓN
Valladolid

A mediados de los años 80 los hermanos Juan, José y Vicente Lladró, fundadores en Valencia de la célebre empresa de porcelana artística tres décadas antes, comenzaron a adquirir pinturas de los siglos XIV al XX a coleccionistas extranjeros. Así se gestó la importante Colección Lladró, que se expone en su propio Museo desde que fuera inaugurado en 1988 en el municipio valenciano de Tavernes Blanques.

En ella están presentes los principales estilos y corrientes de la pintura europea, con una gran variedad de técnicas, formatos y soportes que corresponden a destacados pintores de cada época. En la muestra se presentan 35 obras de la colección que han viajado a Valladolid para permanecer al alcance del público durante casi dos meses, según Carmen Tarín, directora del Museo Lladró y comisaria de la muestra, mostrando un itinerario que parte de la pintura italo-gótica del siglo XV para llegar a los temas costumbristas regionales de la escuela valenciana de la primera mitad del siglo XX.

El siglo XV está representado por la pintura de Joan Rexach y el XVI por nombres tan significativos en el Renacimiento español como Berruguete, Vicente Macip, Juan de Juanes y El Greco. Al siglo XVII, época del Barroco, corresponden los lienzos de Francisco Ribalta, José de Ribera, Zurbarán, Rubens, José Antolínez, Claudio Coello y Antonio Palomino, entre otros.

Una oportunidad para contemplar una muestra de esta importante colección que Valladolid tiene el privilegio a acoger temporalmente.   





HORARIO DE VISITAS
De martes a domingo, incluyendo festivos, de 12 a 14 y de 18.30 a 21.30 horas.
Lunes cerrado.
Entrada gratuita.








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Música en diciembre: NO LA DEVEMOS DORMIR, de Bartomeu Cárceres / Cancionero de Uppsala

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Villancico a cuatro voces de Bartomeu Cárceres, perteneciente al Cancionero de Uppsala o del Duque de Calabria, del siglo XVI, interpretado por la soprano Montserrat Figueras con el acompañamiento de la Capilla Real de Cataluña y Hespérion XX, bajo la dirección de Jordi Savall. Grabación realizada en el concierto del MIDEM de 1991 celebrado en Cannes (Francia). 

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Theatrum: COLECCIÓN DEL DIVINO INFANTE, buena dosis de ternura y humanidad

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IMÁGENES EXENTAS DEL NIÑO JESÚS
Varios autores anónimos
Siglos XVII al XIX
Madera policromada, postizos y orfebrería
Museo del Real Monasterio de San Joaquín y Santa Ana, Valladolid
Escultura barroca española y napolitana; escultura devocional decimonónica








Imágenes napolitanas del Niño Jesús, siglo XVIII
Uno de los museos más desconocidos de Valladolid, incluso por los propios vallisoletanos, es el del Real Monasterio de San Joaquín y Santa Ana, a pesar de su céntrica localización y de ofrecer al visitante las tres únicas pinturas de Goya existentes en Castilla y León, obras emblemáticas de su oferta museística. Sin embargo, si hay algo que le hace diferente, es la originalidad de muchas de las obras que ofrece, siendo la copiosa colección de esculturas del Divino Infante una de las más relevantes.

En otras ocasiones nos hemos referido, de forma genérica, a la iconografía del Niño Jesús como un subgénero con sus propias peculiaridades dentro del arte católico, poniendo un especial énfasis en determinadas obras escultóricas elaboradas por renombrados autores españoles y aludiendo a los desaparecidos rituales litúrgicos y lúdicos practicados con ellas en las clausuras femeninas. En esta ocasión queremos fijar nuestra atención en una serie de niños casi "expósitos" que nos esperan anhelantes en sus vitrinas para contarnos con su silencio una vieja historia de afectos y devociones.

Hubo otro tiempo en que durante las procesiones del Corpus, pero sobre todo en las celebraciones ligadas al Adviento y la Navidad, se producían intramuros de las clausuras femeninas unos rituales con su propia tradición y codificación, cuyo protagonismo absoluto recaía en las imágenes exentas del Niño Jesús. Es lo que Letizia Arbeteta1 ha definido acertadamente como la "Navidad oculta".

Antes hemos de recordar que la iconografía del Niño Jesús aislado se gestó en el siglo XIV, aunque alcanzaría un considerable desarrollo en el XV, cuando comienzan a ser elaboradas como figuras exentas tanto en territorios centroeuropeos como en Italia. A finales del siglo XV, y especialmente en la primera mitad del siglo XVI, se hicieron muy populares unas pequeñas esculturas elaboradas en talleres de la ciudad flamenca de Malinas, asentamiento de una corte renacentista donde el emperador Carlos fue criado junto a su tía Margarita de Austria, circunstancia que por un lado favoreció la presencia de personajes de la administración real, lo que estimuló el asentamiento de talleres artísticos de gran refinamiento, y, por otro, el posterior envío de estas piezas a España2.

Niño Jesús Durmiente, s. XVIII
Las estatuillas del Niño Jesús de Malinas eran realizadas en talleres especializados —en madera y marfil—, cuya talla y policromía pasaban un preceptivo control del correspondiente gremio. Desde la ciudad flamenca se distribuían a otros territorios, entre ellos a España, donde llegaban a las legendarias ferias de Medina del Campo, Barcelona, Valencia y Sevilla (puerto conectado con Amberes), desde donde salieron algunas piezas para territorios hispanoamericanos3.

Aquellas pequeñas figuras infantiles de Malinas, de cuerpo estereotipado y rasgos orientales, donde el Niño Jesús era presentado como Salvator Mundi, bendiciendo y sujetando un globo terráqueo, nada tenían que ver con las experiencias italianas del Quattrocento, donde a partir de las recreaciones en bronce de Andrea del Verrocchio de algunos amorcillos romanos para ser colocados en fuentes, estos modelos se adaptarían a la iconografía cristiana, siendo Desiderio de Setignano —formado en el círculo de Donatello— el pionero el elaborar imágenes del Niño Jesús en madera y mármol con los atributos de la Pasión, recogiendo el testigo Francesco di Simone Ferrucci, igualmente autor de infantes en mármol.

Niño Jesús del Pesebre, s. XVII
La interpretación renacentista respondía a una nueva religiosidad que, abandonadas las antiguas pautas de piedad por influencia de las corrientes humanistas, se centró en exaltar la realidad humana de Cristo para ofrecer una nueva visión del mundo considerando que, para valorar convenientemente su sacrificio, era necesario ante todo tener en cuenta su humanidad. En ello coincidirían pensadores tan dispares como Erasmo de Rotterdam, Martín Lutero y Teresa de Jesús. Ello explica que en el siglo XVI comenzaran a proliferar imágenes del Divino Infante en total desnudez como recurso para resaltar su fragilidad humana, generalmente con un tratamiento de calculada ternura que se canalizaría a través de diversos arquetipos muy aptos para la devoción individual en oratorios privados o en la intimidad de las clausuras.

Niño Jesús "Manolito", siglo XIX

Durante el siglo XVII las esculturas exentas del Niño Jesús llegarían a convertirse en un auténtico fenómeno iconográfico de marcado acento español y su área de influencia como respuesta a los ideales de la Contrarreforma, hecho al que no fueron ajenas las recomendaciones de Teresa de Jesús en sus fundaciones. De modo que se extendió la afición por este tipo de representaciones, que paulatinamente se fueron ampliando y diversificando con nuevas modalidades, técnicas y materiales, llegando a incorporar postizos para realzar su realismo y los más variados elementos de atrezo y ornato, entre ellos elaboradas piezas de orfebrería y costosos encajes y bordados.


A pesar de que como subgénero escultórico hasta tiempos recientes ha sido desdeñado por los historiadores, no hay que olvidar que imágenes del Niño Jesús salieron de las gubias de los más grandes maestros del barroco español, que definieron su propia tipología. Entre otros podemos citar a Gregorio Fernández en Castilla y a Juan Martínez Montañés, Juan de Mesa, Alonso Cano, Pedro de Mena, José Risueño y la Roldana en Andalucía, teniendo que recurrir algunos de ellos a la producción seriada en peltre para atender la enorme demanda, que en gran parte era atendida por todo un ejército de escultores anónimos que emulaban las creaciones de los grandes maestros.

Las innumerables esculturas barrocas del Niño Jesús le suelen presentar desnudo, aunque en diferentes actitudes que después serán comentadas, siendo excepcionales los casos en que aparece tallada la indumentaria, como ocurre en el Niño Jesús de Gregorio Fernández del convento de Santa Teresa de Valladolid o en los sedentes conservados en el Museo Diocesano de Zamora, en el Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid o en el Monasterio de Santa Clara de Carrión de los Condes, por citar algunos de ellos.

Las piezas más frecuentes presentaban un desnudo infantil básico, sobre una rica peana, sobre el que se operaba un juego de transformación que permitía adaptar la imagen al calendario litúrgico o caracterizarle con determinados atributos con los que adquiría distintos significados, siempre a través de trabajos artesanales realizados por las monjas o benefactores, lo que dio lugar a la formación de abundantes ajuares en cada comunidad.
Dicho juego de transformación alcanzaba su máxima expresividad y riqueza a lo largo del siglo XVIII, cuando las imágenes infantiles recibieron la influencia de la moda cortesana de aire rococó, incorporando pelucas, ricas y exóticas telas en su indumentaria e innumerables aderezos de ricos metales y materiales preciosos, reflejando el mismo gusto por la transformación que en los ambientes cortesanos del momento. Un importante centro productivo de imágenes exentas del Niño Jesús de estilo tardobarroco se configuró en Nápoles —contemporáneo a la producción de los peculiares belenes napolitanos—, desde el que llegaron numerosas piezas a conventos y palacetes españoles.

Niños Rey de Reyes y Salvator Mundi, siglo XVII
Este fervor por las imágenes del Divino Infante se continuaría durante el siglo XIX, ocupando un lugar destacado en la producción los abundantes talleres especializados en imaginería religiosa aparecidos en el entorno de Olot (Gerona), origen de la distribución por toda España de unos arquetipos de imagen vestidera — cap i pota— basados en la estructura de un maniquí articulado en la que sólo cabezas, pies y manos aparecen talladas, siempre con un aspecto almibarado y aptos para recibir infinitos acabados de vestuario y aderezos. Estas esculturas de pequeño formato y de barata producción se prodigaron por conventos, oratorios privados y casas burguesas, incorporando para su protección, junto a las tradicionales vitrinas, la modalidad de fanales o campanas de cristal.
  

Niño Jesús, talleres napolitanos, siglo XVIII
La tipología del Divino Infante responde a tres arquetipos diferentes —recostado, sedente y erguido— para cuya elaboración se recurre a materiales muy variados, desde los más consistentes, como mármol, alabastro, terracota, estuco, metales preciosos, peltre, plomo y marfil, a los más endebles realizados en papelón, pasta de maíz y cera, aunque en el arte hispano predominan los tallados en madera y acabado policromado, adaptándose todos ellos en cada época a los cánones estéticos y estilísticos imperantes en cada territorio. Sobre la base de una escultura en plena desnudez, será la serie de postizos añadidos —vestuario real, encajes, bordados, pelucas, coronas, potencias, objetos, joyas, amuletos, animales, guirnaldas, etc.— los que definan la caracterización de cada figura hasta adquirir un aspecto que llega a ser desbordante, siempre bajo la premisa de la naturaleza humana de Jesús.

Niño Jesús Rey de Reyes, s. XVIII
En una síntesis necesaria, citaremos entre las modalidades más extendidas la del Niño del Pesebre, la más humanizada, que le presenta recostado —en ocasiones durmiente o enfajado— sobre una humilde cuna o sobre lujosos lechos de corte aristocrático, extendiendo su apariencia a niños sentados, generalmente con un semblante risueño, que las religiosas mimaban como si de un bebé real se tratara. Esta tipología tiene su extensión en niños presentados como un escolar aprendiendo a leer e incluso como Divino Maestro.

Muy frecuente es el niño Salvator Mundi, erguido, en actitud de bendecir y sujetando un simbólico globo terráqueo, generalmente transformado en Rey de Reyes con los atributos de un rey o emperador, como corona, rica túnica bordada y manto, a partir del siglo XVIII sujetando en ocasiones un cetro o presentado de forma sedente sobre un rico trono y con los pies descansando sobre un cojín, generalmente con una expresividad extraordinaria. 
San Juanito, s. XVIII

Ajustándose a esta modalidad aparecen también las figuras de San Juanito, que recibe idéntico tratamiento, con el vestuario debidamente adaptado y en ocasiones formando grupo con el Niño Jesús, según una iconografía popular compartida por la pintura. Otra derivación es el Niño Eucarístico, especialmente concebido para las celebraciones del Corpus, que se suele acompañar de un cáliz, un manto y un estandarte, un aspecto que alude al misterio de la Resurrección.

Una tipología muy bien definida es la del Niño Pasionario, que con el rostro entristecido y un gesto lloroso y melancólico —mirada a lo alto y lágrimas de resina o cristal sobre sus mejillas, porta los atributos de la Pasión —corona de espinas, cruz, esponja, lanza, clavos, columna, escalera, etc.— para evidenciar su condición humana, una iconografía que puede resultar un tanto despiadada por vincular a Jesús con la tortura de la cruz desde la niñez, algo que encuentra su explicación en el objetivo de conmover e inducir a la meditación. 
Niño Jesús Peregrino y Niño Jesús Pasionario, s. XVIII
Como variante de esta tipología también aparece el Niño Durmiente, generalmente recostado sobre una cruz y sumido en un profundo sueño, aunque en ocasiones reposa sobre una calavera o un corazón para recordar la fugacidad de la vida terrenal o su generosa entrega redentora para alcanzar el sueño de la vida eterna. 

Todas estas modalidades se entremezclan con una gran variedad de adaptaciones que las figuras infantiles recibían en el interior de las clausuras, donde la indumentaria y los accesorios elaborados por las monjas les conferían diferentes caracterizaciones, dando lugar a un extenso catálogo en el que el Niño Jesús puede aparecer como Buen Pastor, pastorcillo, peregrino, abogado, hortelano, cocinero, fraile, sacerdote, obispo, papa, etc. 
Detalle de Niño Jesús Pasionario, s. XVIII
A partir del siglo XVIII estas imágenes acentuaron el uso de postizos, incorporando pelucas reales junto a los ojos de cristal, destacando los ejemplares llegados desde los prestigiosos talleres napolitanos. Los valiosos ajuares de estas imágenes reportan grandes valores etnográficos y antropológicos, reflejando, como ningún otro tipo de imágenes, la sincera relación de la religiosidad de cada época con el arte.

Este tipo de imágenes del Divino Infante adquiría su auténtica significación en el interior de las clausuras femeninas, donde muchas eran aportadas a la comunidad durante el ingreso de las religiosas, junto a cajas de costura, como dote simbólico a su nuevo "Esposo", dependiendo de las posibilidades económicas de las respectivas familias la calidad del escultor encargado de la talla y la riqueza de sus accesorios. Otras ingresaban en los conventos como donaciones de algunos benefactores, de modo que su presencia se implantó en todas las dependencias del convento: cocina, costura, lavandería, coro y en las propias celdas, teniendo asignadas algunas imágenes el servicio de una camarera que se encargaba de su aderezo y conservación durante todo el año.

Detalle de Niño Peregrino y "Manolito", siglos XVIII y XIX
En los espacios restringidos de las clausuras, en torno a las imágenes del Niño Jesús, se fueron configurando toda una serie de rituales piadosos, determinados por cada comunidad, que abarcaban desde el Adviento a la fiesta de la Purificación de la Virgen o Candelaria (2 de febrero), con dos fases especialmente activas: durante el tiempo de Adviento, periodo de la Expectación, y durante la Natividad y Epifanía, periodo de Celebracióno Pascua.

Entre las actividades del Adviento se encontraba como primera tradición la "Canastilla mística", incitación a las religiosas a elaborar con sacrificio una prenda u ornato para una imagen del Niño Jesús. En torno al 16 de diciembre seguían las "Jornaditas", con procesiones de las figuras engalanadas de la Virgen y San José por las celdas, evocando el rechazo en la búsqueda de posada. 
Niño Jesús Salvator Mundi, siglos XVI y XVII
El 18 de diciembre se celebraba la "Expectación del Parto" o día de la O, una de las fiestas marianas más antiguas de España, donde se entonaban los primeros villancicos. Finalmente la tradición del "Niño de las celdas", en que la superiora o abadesa depositaba una imagen del Niño Jesús, llevada en procesión diaria, en cada una de las celdas, siendo recogida sucesivamente por cada una de las monjas, que realizaban un retiro, terminando la ceremonia el 23 de diciembre con el retiro de la priora.

Las celebraciones continuaban en la Navidad, cuando el 24 de diciembre estaba colocado el belén y los Niños lucían sus canastillas, siendo el momento de los cánticos y de algún plato especial de la cocina. El día de Navidad se sacaban los mejores paños y objetos de orfebrería para la misa y una imagen del Niño Jesús presidía el refectorio, pasando después por todas las celdas para recibir de cada monja un verso que relataba los principales acontecimientos del año. En algunos conventos se celebraba el día 28 los Santos Inocentes y el día 30 la Sagrada Familia, practicándose el "Juego del Niño Perdido", en alusión a la pérdida de Jesús en el Templo, consistente en esconder una imagen del Niño Jesús que la afortunada en encontrarla podía conservar durante un tiempo en su celda.

Niño Jesús Sacerdote y Niño Jesús Obispo, s. XVII
El ciclo terminaba el 1 de enero con la celebración del Nombre de Jesús. Para ello se entronizaba una imagen del Niño Jesús y se le rendía culto con el apelativo de "Manolito", nombre cariñoso derivado de Emmanuel. Tras la fiestas de los Reyes Magos y de la Purificación de María, conocida como la Candelaria, las imágenes del Niño Jesús, que recibían cariñosos apodos de las monjas, volvían a ocupar los arcones junto a sus ajuares. De todos estos ritos algunas comunidades todavía siguen practicando algunos, aunque en realidad todo esto ya es historia, pasando a convertirse las mejores imágenes en piezas codiciadas de museos.

De todas las modalidades citadas de la peculiar iconografía del Divino Infante, en el Museo del Real Monasterio de San Joaquín y Santa Ana de Valladolid se presentan numerosos ejemplares ilustrativos de diferentes modalidades, épocas y materiales de los siglos XVII al XIX, con el acicate de conservar las arcas con los ajuares confeccionados a lo largo del tiempo por las monjas cistercienses que lo habitan, siendo especialmente llamativa la colección de zapatitos bordados. 
Niño Jesús como Buen Pastor, marfil indo-lusitano, s. XVII

     En la colección —más de una treintena de figuras expuestas— aparecen expresivas representaciones de las modalidades del Niño del Pesebre, Salvator Mundi, Rey de Reyes, Manolito y Niño Pasionario, figurando entre estos últimos bellos ejemplares napolitanos del siglo XVIII en perfecto estado de conservación.
No faltan caracterizaciones del Niño Jesús como sacerdote, obispo o peregrino, así como espléndidas imágenes de San Juanito y un Niño Jesús como Buen Pastor rodeado de animales, marfil indo-lusitano del siglo XVII lleno de exotismo. Algunos de ellos aparecen preservados en sus vitrinas y fanales originales. 

En este silencioso rincón de Valladolid todavía es posible recomponer mentalmente los desaparecidos rituales navideños en el interior de la clausura y apreciar el alcance artístico y devocional que las peculiares representaciones del Niño Jesús tienen en el panorama del arte español, en este caso ilustrado con buenos ejemplos de los vestidos, joyas, amuletos y un sinfín de variados objetos que las religiosas del monasterio les fueron incorporando con pasión y ternura.  

Ajuares del Niño Jesús bordados por las monjas

Informe y fotografías: J. M. Travieso.




NOTAS

1 ARBETETA, Letizia: La Navidad oculta. Los Niños Jesús de las clausuras toledanas. Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, Toledo, 1999.

2 MANRIQUE FIGUEROA, César: Tres casos de difusión y presencia de esculturas flamencas fuera de Europa continental. Atrio, Revista de Historia del Arte 13 y 14 (2007/2008), pp. 71-82.

3 GORIS, J.A.: Étude sur les colonies marchantes meridionales (portugais, espagnols, italiens) à Anvers de 1488 a 1567. Librairie Universitaire, Lovaina, 1925, pp. 283-284.

Zapatitos del Niño Jesús bordados
















Aspectos de las salas dedicadas a las imágenes del  Niño Jesús





























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Domus Pucelae: PRESENTACIÓN DE LA PUBLICACIÓN "VIAJES ARTÍSTICOS POR CASTILLA Y LEÓN. DIBUJOS DE LA COLECCIÓN CARDERERA EN EL MUSEO LÁZARO GALDIANO"

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El pasado 22 de diciembre, en la Sala Lope de Rueda de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Valladolid, tuvo lugar la presentación del libro "Viajes Artísticos por Castilla y León. Dibujos de la Colección Carderera en el Museo Lázaro Galdiano", cuya edición ha sido realizada conjuntamente por la Fundación Lázaro Galdiano de Madrid y la Asociación Cultural Domus Pucelae de Valladolid, contando con la colaboración de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y la Facultad de Filosofía y Letras de Valladolid, que cedió el apropiado recinto académico para el desarrollo del acto.

En el mismo intervinieron Santiago García Vegas y Fernando Regueras Grande, como representantes de Domus Pucelae, junto a Juan Antonio Yeves Andrés, bibliotecario de la Fundación Lázaro Galdiano, Itziar Arana Cobos y Rocío Calvo Martín, especialistas en la obra de Carderera que son autoras de los textos de la edición.

Santiago García mostró su satisfacción por el apoyo de todos los socios a esta empresa y por haber conseguido hacer realidad un proyecto cuyos trabajos se han gestado durante cuatro largos años, aunque la espera y el esfuerzo a todas luces han merecido la pena. Como Presidente de Domus Pucelae resaltó que, como en ocasiones anteriores, la financiación de la edición no ha contado con ningún tipo de subvenciones o ayudas públicas, lo que aumenta el valor de un grupo de vallisoletanos interesados por el patrimonio artístico castellano-leonés.

Fernando Regueras, desde un punto de vista académico, se centró en la personalidad del oscense Valentín Carderera (1796-1880), verdadero protagonista del libro, que desde su polifacética condición de arqueólogo, estudioso, pintor, coleccionista, bibliófilo y escritor nos dejó este incomparable legado de dibujos y acuarelas con monumentos de Castilla y León, algunos de ellos desaparecidos, realizados durante sus viajes como comisionado del Gobierno para inventariar los monasterios desamortizados.
Intervención de Juan Antonio Yeves Andrés

Juan Antonio Yeves, editor y coordinador de los trabajos, destacó la importancia del legado de Valentín Carderera e informó de las circunstancias por las que libros, documentos personales, estampas y dibujos de su colección recalaron en manos del también coleccionista José Lázaro Galdiano, un legado que en la Fundación actual consideraban necesario darlo a conocer en profundidad, siendo inesperado y proverbial el coincidente interés de Domus Pucelae por llevar a cabo este trabajo divulgativo en lo referente a los monumentos de Castilla y León en el siglo XIX.

Finalmente, Itziar Arana y Rocío Calvo, autoras del estudio de las peripecias personales en los periplos de Valentín Carderera, así como del catálogo de sus obras, expusieron la complicada tarea de ordenar y recomponer, a modo de puzle, las notas personales, dibujos y pinturas realizadas durante sus viajes por nuestras tierras. Como conocedoras a fondo de la labor desempeñada por Valentín Carderera, ambas coincidieron en destacarle como el mayor conocedor y erudito del arte hispano de su tiempo, ejerciendo como verdadera fuente de información para otros estudiosos y viajantes, poniendo énfasis en su obsesión por salvaguardar el patrimonio artístico español cuando fue encargado de hacer una selección de obras para ingresar en el Museo de la Trinidad de Madrid.  

Intervención de Itzíar Arana Cobos
El resultado de este esfuerzo por estudiar tan importante legado plástico es un verdadero tesoro. Como también lo es el personaje y las circunstancias en el tiempo que le tocó vivir, que bien pueden servir de inspiración para el guión de una película, pues ambas investigadoras, a través de las notas personales de Valentín Carderera, van aplicando sugestivas pinceladas que esbozan una época insegura para la estimación y la valoración artística, con indolentes responsables del patrimonio contrapuestos al apasionamiento por el arte del oscense, evidenciando en muchos casos la incomprensión de la codicia frente a la sensibilidad de este peculiar personaje que supeditó su vida personal a su labor en pro del legado monumental y el arte.






La publicación, que consta de 520 páginas y 249 ilustraciones a todo color, ha sido impresa con esmero en la imprenta vallisoletana Cargraf Artes Gráficas. Tras la entrega de un ejemplar a cada socio de Domus Pucelae, una parte limitada de la edición ha sido puesta a la venta hasta el 6 de enero de 2017 al precio de lanzamiento de 35€. 










Reseña sobre el libro publicada por el diario El Norte de Castilla el 24 de diciembre 2016




























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Concierto: GUITARRA CLÁSICA, 28 de diciembre 2016

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Reportaje: Viaje de Domus Pucelae por el México colonial en octubre y noviembre 2016

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Día 22 de octubre de 2016
Salimos a las 8,30 horas desde la Plaza de Colón en autocar con destino a Madrid. Llegamos al aeropuerto de Barajas, realizamos los trámites de facturación y embarcamos en vuelo regular directo con destino a Ciudad de México, con salida a las 13.30 horas Llegamos al aeropuerto de México a las 18,25 horas (hora local) y estaba esperándonos el guía que nos acompañaría durante toda nuestra estancia en tierras mejicanas. Salimos hacia el hotel y después de la cena, reparto de habitaciones y posterior descanso.

Día 3 de octubre de 2016
Después de la llamada, desayunamos en el hotel y salimos  para hacer la visita de la zona arqueológica de Teotihuacán “ Lugar de los Dioses”, situada a 53 km de Ciudad de Méjico, donde estuvo asentada la cultura teotihuaneca. Visitamos la zona arqueológica y almorzamos en un  restaurante próximo. 
Posteriormente regresamos a la capital del país y visitamos el Museo Nacional de Arte, el cual tiene la función de conservar, exhibir , estudiar y difundir obras de arte producidas en México entre la segunda mitad del siglo XVI y la primera mitad del siglo XX. Regresamos andando al hotel para tomar contacto con las calles del casco histórico de la ciudad, cenamos y nos retiramos a descansar.

Día 24 octubre de 2016
La llamada fue a las 7,00 horas, desayunamos y salimos del hotel, para hacer la visita de la ciudad. Visitamos el Zócalo, la Catedral, el Palacio Nacional (con los frescos de Diego Rivera), el Palacio de Bellas Artes y el Paseo de la Reforma, finalizando en el restaurante donde almorzamos. Por la tarde visitamos la Basílica de Guadalupe, el santuario más importante de México, y la nueva basílica, donde se encuentra la imagen original de la Patrona de México. El templo fue construido en 1976 por el arquitecto Pedro Ramírez. Desde el gran atrio pudimos admirar el primer templo construido en el siglo XVI sobre el cerro de Tepeyac y la vieja basílica que data del siglo XVIII. En ese lugar todos los 12 de diciembre se dan cita cientos de miles de mexicanos que llegan en procesión para adorar a la Virgen. Regresamos y tuvimos tiempo libre para seguir conociendo la ciudad. Cenamos sobre las 20,30 horas y finalizada la misma nos retiramos a descansar.

Día 25 octubre de 2016
Como el día anterior, la llamada fue a las 7,00 horas. Después de desayunar salimos del hotel para efectuar la visita al Museo de Antropología, considerado uno de los tres más importantes del mundo. Posteriormente, nos dirigimos a Xochimilco para dar un paseo en Trajinera a través de los canales, comimos a bordo y nos acompañó durante el recorrido un mariachi que contratamos para ello. A las 16,30 horas salimos para realizar la visita de los Museos de Frida Kahlo y Diego Rivera. Regresamos al hotel para descansar hasta la cena y a las 21,30 horas nos dirigimos hacia la plaza Garibaldi (famosa por la cantidad de mariachis que paran en la misma para que previo pago entonen canciones de la tierra), entramos en una cantina en la que pudimos degustar de un buen tequila y disfrutar de un espectáculo con mariachis. Regresamos a nuestro alojamiento dando por finalizada la velada a las 23,00 horas.

Día 26 octubre de 2016 
En este día la llamada se adelantó a las 6,30 horas, desayunamos y salimos en dirección a Puebla, ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad. Nuestra primera parada la hicimos para visitar Tlaxcala, lugar donde vimos los “Portales”, conocidos como “Portal Real y Portal de Parían”, los Palacios del Gobierno, de la Cultura y de Justicia “Ex capilla Real de los Indios”. Almorzamos en un restaurante de la zona. Por la tarde visitamos la zona arqueológica de Cacaxtla conocida mundialmente por la calidad de sus pinturas murales, que forma parte de un conjunto arqueológico excepcional, al que se agregan Xochitecatl y San Miguel del Milagro. Pudimos contemplar unos de los descubrimientos más recientes realizados en tierras tlaxcaltecas: el conjunto palaciego y ritual de Cacaxtla. A media tarde continuamos ruta y llegamos a Puebla sobre las 19,45 horas. Se asignaron las habitaciones y nos dirigimos a cenar, finalizando la jornada sobre las 22,30 horas.

Día 27 octubre de 2016 
La llamada fue a las 7,00 horas y después de desayunar salimos del hotel para realizar la visita de Puebla. En nuestro caminar por la ciudad recorrimos el Zócalo, la Catedral, la Capilla del Rosario y la Biblioteca Palafoxiana. Almorzamos en un restaurante de la localidad y a continuación salimos hacia Cuernavaca, donde   visitamos la Catedral del siglo XVI que sirvió para evangelizar a los nativos. Con inquietud salimos en dirección a Taxco, pues teníamos que llegar a dicha localidad antes del cierre del funicular, que tendríamos que coger para llegar a nuestro hotel. Sin incidencias llegamos y después de cenar dimos una vuelta alrededor del hotel para disfrutar de las vistas panorámicas del lugar.

Día 28 de octubre de 2016 
Llamada a las 7,00 horas. Desayunamos y salimos del hotel para realizar la visita de Taxco y su joya barroca la capilla de Santa Prisca. Posteriormente estuvimos disfrutando de tiempo libre para efectuar algunas compras. Almorzamos en un restaurante de la ciudad y continuación salimos hacia Pátzcuaro, que sería nuestro siguiente destino, donde llegamos a las 20 horas. Tomamos posesión de nuestras habitaciones, cenamos y nos retiramos a descansar.

Día 29 de octubre de 2016 
Después de la llamada a las 7 horas, desayunamos y salimos hacia Morelia. Llegamos sobre las 10,00 horas a la capital del Estado de Michoacán. Esta ciudad ha sido reconocida como Patrimonio Mundial de la Humanidad. Pasamos el día visitando todas las bellezas naturales y culturales de esta ciudad, recorriendo la Plaza de Armas, el Palacio del Gobierno, el Jardín y el Conservatorio de las Rosas, el Palacio Clavijero, el Mercado de dulces, el Acueducto, la Fuente de las Tarascas, el Callejón del Romance y la Calzada. Durante el recorrido hicimos un alto para almorzar en un restaurante de la localidad y continuamos con la visita a la casa de Morelos y al conjunto arquitectónico, conformado por el Templo de San Francisco y el Ex Convento de San Buenaventura, hoy Casa de las Artesanías de Michoacán. Al atardecer, regresamos a Pátzcuaro y dimos un paseo por la zona. Sobre las 20,30 horas nos dirigimos al hotel para la cena y posterior descanso.

Día 30 octubre de 2016 
La llamada fue como siempre a las 7,00 horas. Después de desayunar, salimos del hotel para hacer la visita de Pátzcuaro, pueblo mágico de México. Visitamos la iglesia de Nuestra Señora de la Salud, el templo y Colegio de la compañía de Jesús, el Sagrario, la Casa de los Once Patios y el Andador de Madrigal de las Altas Torres. Paseamos por sus típicas plazas, como la de Vasco de Quiroga y Gertrudis Bocanegra, entre escenas populares y gran variedad de artesanías. Después de almorzar, salimos en dirección a Guadalajara. Previamente, pasamos por Tlaquepaque, donde paramos y pudimos disfrutar del ambiente festivo que existía. Al cabo de dos horas, continuamos camino y llegamos al anochecer a Guadalajara, dirigiéndonos directamente al hotel, donde cenamos y, previa entrega de las habitaciones, nos retiramos a descansar.

Día 31 octubre de 2016 
A las 7,00 horas nos llamaron y después de desayunar salimos del hotel para hacer la visita a Guadalajara. Estuvimos en la Plaza de Tapatía, vimos el Palacio del Gobierno con los Murales de Orozco, el Teatro Degollado, la Catedral y el Hospicio Cabañas, entre los muchos edificios que la ciudad tiene. 
Sobre las 11,30 horas salimos hacia Tequila y llegamos directamente al restaurante la Cofradía, situado dentro de la finca que tiene esta destilería. Previamente estuvimos visitando el Museo y las instalaciones donde nos explicaron todo lo relativo a la extracción, recolección, fermentación, etc., del tequila. Finalmente comimos en el restaurante-bodega. Por la tarde, regresamos a Guadalajara, donde descansamos hasta la hora de la cena. Posteriormente salimos del hotel para ver un espectáculo de danzas y mariachis, del cual disfrutamos hasta altas horas de la madrugada. Regresamos al hotel y nos retiramos a nuestras habitaciones.

Día 1 noviembre de 2016
Este día la llamada fue a las 6,30 horas, a pesar de lo tarde que regresamos al hotel el día anterior. Desayunamos y salimos hacia Guanajuato, Patrimonio de la Humanidad. Fundada en 1559 y antigua ciudad hogar de la mina la Valenciana. La plata fue descubierta por primera vez en Guanajuato a mediados del siglo XVII. 
Visitamos el Templo de San Cayetano, que se encuentra al lado del yacimiento, almorzamos en un restaurante situado al lado del Teatro Juárez y por la tarde realizamos la visita de esta singular ciudad llena de túneles y sabor antiguo. Nos desplazamos hasta el Monumento de la Pípila, regresamos al centro histórico para ver el Teatro Juárez, los Jardines de la Unión, la Plaza del Baratillo, la Universidad, el Callejón del Beso, el Mercado Hidalgo y la Alhóndiga de Granaditas. A continuación, nos dirigimos al hotel para cenar y descansar.

Día 2 noviembre de 2016
Como el día anterior, la llamada fue a las 6,30 horas. Desayunamos y salimos en dirección a San Miguel de Allende. Visitamos su centro histórico, que está lleno de edificios bien conservados que datan de los siglos XVII y XVIII. Con sus estrechas calles empedradas, patios arbolados, finos detalles arquitectónicos y suntuosos interiores, San Miguel de Allende es sin duda la ciudad más bonita de México. En 2008 la UNESCO la nombró Patrimonio de la Humanidad. 
Después de almorzar en un restaurante de la localidad, nos desplazamos hasta Atotonilco, situado a 14 km a las afueras de la ciudad de San Miguel de Allende, para visitar el  Santuario de Jesús de Atotonilco. En la parte exterior del templo se pueden apreciar los grandes muros de diez metros de largo; las cúpulas alcanzan los veinte metros y la torre de reloj es de veinte metros de altura. Las paredes y techos del interior están casi totalmente cubiertos de obra mural, escultura, inscripciones y pinturas al óleo en un estilo barroco popular mexicano. Según nos comentaron en la explicación, este complejo es conocido como la "Capilla Sixtina de América" o la "Capilla Sixtina de México" y desde luego se puede afirmar que así es. Ya de regreso, pasamos por Dolores Hidalgo para visitar la Iglesia que fue la Cuna de la Independencia de México, pues el atrio de la misma fue testigo del Grito de Dolores, la convocatoria inicial para tomar las armas en contra del régimen virreinal y de la corona española, emitida por el Padre Miguel Hidalgo y Costilla la madrugada del 16 de septiembre de 1810. También visitamos el cementerio de esta localidad y vimos la maravillosa tumba del compositor José Alfredo Jiménez. A la llegada a Guanajuato, cenamos en el hotel y nos retiramos a nuestras habitaciones.

Día 3 noviembre de 2016
Para no variar, la llamada se realizó a las 6,30 horas. Desayunamos y salimos rumbo a Querétaro, donde al llegar hicimos la visita de la ciudad. Visitamos el Acueducto, el Panteón de los Querétaros Ilustres, el Templo y el Convento de la Santa Cruz, la Plaza de los Fundadores, la Estatua del Apóstol del Gobierno (Casa de la Corregidora), la Casa de Ecala, el Templo de San Francisco, la Plaza de la Corregidora y el Teatro de la República. Al finalizar, nos dirigimos al restaurante donde almorzamos. Ya por la tarde, realizamos la visita del Museo Regional. También estuvimos viendo en el cerro de las campanas, lugar donde fue fusilado Maximiliano de Habsburgo, en el que actualmente se encuentra una monumental  estatua de Benito Juárez  de 13 metros sobre un pedestal de 6 metros de altura. Llegamos al hotel para cenar y posterior descanso.

Día 4 noviembre de 2016
Después de la llamada, que se realizó a las 7,00 horas, desayunamos y nos dirigimos a Tula de Allende, la ciudad Tolteca más importante de México, que floreció entre el 900 y el 1200. Conocimos sus pirámides y los atlantes, visitamos el recinto, posteriormente salimos en dirección a Ciudad de México para realizar nuestra última comida en esas tierras, lo que hicimos en un restaurante ubicado en el aeropuerto. Más tarde realizamos los trámites de embarque y tomamos el vuelo que nos llevaría directo a Madrid, pasando la noche a bordo.

Día 5 noviembre de 2016
La llegada al Aeropuerto de Madrid Barajas fue a las 14,00 horas. Recogimos los equipajes y nos trasladamos en autocar a Valladolid, donde llegamos a las 17,30 horas, dando por finalizado este maravilloso viaje.



Texto y fotografías: Antonio Adrados González












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Theatrum: RETABLO DE LA ADORACIÓN DE LOS PASTORES, tratamiento exquisito de la madera

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RETABLO DE LA ADORACIÓN DE LOS PASTORES
Gabriel Joly (Varipont, Picardía, Francia, h. 1470-Teruel, 1538)
Hacia 1535
Madera al natural
Museo Nacional de Escultura, Valladolid
Procedente del monasterio de Santa María de la Mejorada de Olmedo (Valladolid)
Escultura renacentista española. Escuela aragonesa












Entre los fondos del Museo Nacional de Escultura se encuentra un exquisito retablo de pequeño formato que procede del monasterio jerónimo de Santa María de la Mejorada de Olmedo (Valladolid), desmantelado a causa de la Desamortización. Se trata de una notable obra escultórica que se presenta en el estado natural de la madera, sin aplicación de policromía, lo que permite apreciar el alto grado de refinamiento en los trabajos de talla conseguido por los grandes maestros del Renacimiento español.

Al desconocerse su autor, fue Federico Wattenberg quien reconoció en la obra las características y el estilo de algunos trabajos diseminados por tierras aragonesas, adjudicando su posible autoría al escultor Juan de Moreto, una atribución con la que se ha presentado en el Museo Nacional de Escultura durante muchos años. Sin embargo, en tiempos recientes, como ocurriera con el fantástico relieve de la Sagrada Familia con San Juanito, la obra ha sido atribuida a Gabriel Joly, escultor originario de la Picardía francesa que llegado a España desarrolló su habilidad y talento por tierras de Aragón1.

Gabriel Joly era un escultor prácticamente desconocido hasta no hace muchos años, apenas citado en los manuales como autor del gigantesco retablo mayor de la catedral de Teruel, que curiosamente también se muestra sin policromar. Por fortuna, la tecnología de nuestro tiempo y las campañas de restauración del patrimonio artístico emprendidas por las comunidades autónomas, han permitido poner en valor muchas obras casi desconocidas y con ello establecer el corpusde muchos escultores, algunos con el grado de excelencia de Gabriel Joly, que en virtud de los últimos estudios ha pasado a ocupar, junto a Damián Forment, la cumbre alcanzada por la escultura renacentista en el reino de Aragón.

Una buena muestra de su quehacer es este pequeño retablo de la Adoración de los Pastores, que como pieza devocional sirvió de oratorio privado al abad del monasterio de la Mejorada de Olmedo. Su presencia en esta villa castellana se debe a la estrecha relación entre dos monasterios observantes de la Regla de San Jerónimo: el de Santa María de la Mejorada de Olmedo, con origen en una capilla fundada en 1330 por la benefactora María Pérez, en la que en 1396 se estableció monásticamente una comunidad de jerónimos que a partir de 1409 recibió la protección y ayuda de Fernando de Antequera, desde 1412 convertido en el rey Fernando I de Aragón, y el importante monasterio de Santa Engracia de Zaragoza, fundado por Juan II de Aragón, padre de Fernando el Católico, que gozó de protección real hasta el reinado del emperador Carlos (volado en 1808 por las tropas francesas durante el Sitio de Zaragoza).

En la parte superior del ático del retablo aparece escrita con tinta la fecha de 1547, que se ha interpretado como el momento en que el retablo llegaba a Olmedo, posteriormente a la muerte de Gabriel Joly en 1538, cuando se hallaba trabajando en Teruel. Por tanto, pudo ser realizado entre 1530 y 1535, en base a las similitudes estilísticas con otras obras realizadas por el escultor en esos años.

Gabriel Joly, que es citado por primera vez en Zaragoza en 1515, cuando se le concede un título como maestro de armas y lucha, comenzaría trabajando en 1520 como colaborador de Gil de Morlanes el Joven en la Seo de Zaragoza y en la iglesia de la villa zaragozana de Tauste, aunque por desavenencias entre ambos pasaría a colaborar con el florentino Juan de Moreto, también establecido en la ciudad del Ebro. Es a partir de 1526 cuando empieza a contratar obras personalmente, como el Retablo de la Anunciación que le solicitara ese año don Juan de Luján, maestresala del arzobispo de Zaragoza, para su capilla familiar en la iglesia de San Miguel de Villafeliche (Zaragoza), del que se conserva una Virgen con el Niño, y el retablo del convento del Carmen de Zaragoza, contratado en 1531.

Desgraciadamente estas dos obras citadas fueron destruidas durante la contienda de 1936, como también lo fueron el retablo de la iglesia zaragozana de San Gil, que realizara en 1535, y otro retablo realizado en 1536 a petición de la cofradía de sastres. 
Por suerte, han pervivido dos grandes obras salidas de sus gubias: el Retablo de la iglesia de Nuestra Señora del Castillo de Aniñón (Zaragoza), cuya escena de la Adoración de los Pastores guarda numerosas similitudes con el pequeño retablo del Museo Nacional de Escultura, y el monumental Retablo mayor de la catedral de Teruel, ciudad a la que se trasladó en 1532, después de estar residiendo en Zaragoza durante doce años,  dos retablos que tienen en común la carencia de policromía.

Otras obras destacadas son la esculturas pertenecientes al Retablo de Santo Tomás de Canterbury, elaborado en 1525 para la iglesia de la Magdalena de Zaragoza, y el Retablo de Santiago de la Colegiata de Bolea (Huesca), delicada obra realizada en alabastro hacia 1532. Otras obras de este escultor se hallan repartidas por distintos museos completamente sacadas de contexto.

Gabriel Joly acusa en su primera etapa una clara influencia de las formas toscanas quattrocentistas, que poco a poco abandona por la influencia recibida del taller de Damián Forment en Zaragoza, hasta evolucionar hacia el manierismo romano influenciado en gran medida por los modelos de Miguel Ángel, que imita en numerosas piezas. Su personal estilo, de fuerte sustrato clasicista, se caracteriza por las formas dinámicas y expresivas, siempre con elementos muy elaborados y un sorprendente acabado técnico, tanto en los trabajos en madera como en los realizados en alabastro siguiendo la estela de Damián Forment.

El escultor siempre huye de recrearse en el dolor y en el drama para procurar una belleza formal muy idealizada y con aires melancólicos, generalmente con figuras esbeltas y estilizadas. Su obra presenta un minucioso trabajo de talla en la que la tersura de las carnaciones se contrapone a los abundantes pliegues de las vestiduras, en las que incluye numerosos detalles descriptivos, extendiendo la exquisitez plástica a los motivos ornamentales de la mazonería de los retablos.

EL RETABLO DE LA ADORACIÓN DE LOS PASTORES   
  
El pequeño retablo está compuesto por un único cuerpo, en el que aparece la escena de la Adoración de los Pastores, y un pronunciado ático trilobulado en el que se inserta la escena de la Crucifixión. Sobre éste se colocan a los lados dos amorcillos sujetando guirnaldas, un cráneo reposando en el centro y un remate con forma de peana parcialmente mutilado. La escena central está enmarcada por dos elegantes columnas corintias estriadas, con el tercio bajo decorado, que soportan un entablamento recorrido por un friso con grutescos en relieve entre los que se distinguen la cabeza de un querubín en el centro, roleos y animales mitológicos en los extremos, así como mascarones en los netos.

La escena de la Adoración de los Pastores se presenta clara y diáfana, con dos grupos de figuras que se disponen a los lados de un eje central que viene determinado por la figura del Niño Jesús, que aparece colocado sobre un cúmulo de paños en el suelo mientras es venerado por un pequeño angelito cuyas extremidades, al igual que en el Niño, se despegan del tablero. 
En la parte izquierda se coloca la Virgen, que postrada de rodillas y con gesto de sumisión dirige su mirada al infante. Detrás de ella se alza la figura enjuta de un pastor que sujeta un cayado y tras el que asoman las cabezas de la mula y el buey. En el lado contrario, compensando la posición de la Virgen, se coloca un pensativo San José que también postrado inclina su cabeza hacia el Niño. Por encima aparecen tres pastores con distintas actitudes, uno haciendo sonar una gaita, otro observando el acontecimiento apoyado en su cayado y un tercero que sujeta con dificultad el cordero que como ofrenda porta en su espalda.

Ocupando la mitad del espacio superior se sugiere la ciudad de Belén mediante un juego de arquitecturas que semejan templos con portadas monumentales y torres en los que se evidencian errores de perspectiva. Por encima de los edificios, a modo de vista en lontananza, aparece representado el Anuncio a los pastores, con dos de ellos colocados de perfil y sorprendidos por la aparición del arcángel San Gabriel portando una filactería, figurando al fondo un pequeño bosque y elevadas colinas de aspecto rocoso. En la parte derecha, otro ángel con una filactería sobrevuela la ciudad.

El fantástico altorrelieve ofrece una equilibrada composición en la que adquiere un especial protagonismo el grupo de figuras que colocadas en un primer plano establecen una representación naturalista de gran placidez y belleza formal. Tanto en los personajes sagrados como en los pastores el escultor cuida el tratamiento individualizado de las cabezas y la indumentaria, incorporando un sin fin de detalles minuciosos para definir las caracterizaciones, destacando los elegantes ademanes y la delicadeza de la Virgen, impregnada de un fuerte clasicismo, y el gesto ensimismado y meditativo del patriarca San José.

Con gran maestría el relieve se articula en sucesivos planos que reducen su volumetría, desde las figuras del primer plano, casi resueltas en bulto redondo, a las arquitecturas apenas insinuadas al fondo, consiguiendo con ello una sensación de profundidad. No obstante, es una obra concebida para ser apreciada a corta distancia, por lo que el escultor se esmera en los pequeños detalles que, como es habitual en su obra, están trabajados con gran virtuosismo.

Esto queda evidente en el tratamiento de los cabellos y barbas, en los ornamentos y los estudiados pliegues de las vestiduras, próximas a la técnica de paños mojados, en la descripción de objetos y animales (el tocado de San José, el gorro a la espalda de un pastor, la gaita que sopla otro de ellos, la espada a la cintura, las calzas caídas y el cordero simbólico que carga un tercero, los soportes y las tejas del tejado del edificio del fondo, etc.) y, sobre todo, en el virtuoso tratamiento de las estilizadas anatomías, en la que se llegan a apreciar músculos y venas, destacando, como seña de identidad del escultor, el fantástico trabajo de las manos, de dedos largos y huesudos, cuya gesticulación establece el pausado sentido narrativo de la escena.

Otro tanto puede decirse del Calvario que corona el retablo, que siguiendo un diseño más convencional muestra la huesuda y estilizada figura de Cristo crucificado, acompañado a los lados de la Virgen y San Juan viviendo un dramatismo muy contenido y destacados sobre un fondo paisajístico. En las figuras de nuevo se repiten las anatomías esbeltas, los plegados de gran finura y los característicos nimbos usados por el escultor, aunque lo más interesante es el tratamiento corporal del crucificado, con el cuerpo distorsionado y orientado a la Virgen con rasgos manieristas que contrastan con la serenidad que prevalece en la escena pastoril inferior. En el paño de pureza, ondeando al viento, se pueden encontrar similitudes con las estolas ondeantes que presentan las expresivas figuras de profetas que se conservan en el Detroit Institute of Arts Museum, igualmente atribuidas a Gabriel Joly.         

Gabriel Joly. Profetas. Detroit Institute of Arts Museum

Informe y fotografías: J. M. Travieso.




NOTAS

1 ARIAS MARTÍNEZ, Manuel: Retablo de la Adoración de los pastores. Museo Nacional Colegio de San Gregorio: colección / collection. Madrid, 2009, pp. 90-91.







Gabriel Joly. Adoración de los Pastores, h. 1530
Retablo de la iglesia de Ntra. Sra. del Castillo de Aniñón (Zaragoza)























Gabriel Joly. Retablo de Santiago, alabastro, h. 1532
Colegiata de Bolea (Huesca)


















Gabriel Joly. San Juan Bautista del Retablo de Santiago, alabastro
Colegiata de Bolea (Huesca)











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